domingo, 25 de mayo de 2008

Una anécdota y un querido recuerdo...



Por estas latitudes, recién esta semana analizamos en la Reunión de Servicio el DVD “Los Testigos de Jehová: Organizados para predicar las buenas nuevas”…en el hemisferio norte ya lo vieron antes. ¡Qué estimulante y animador es! Es maravilloso ver cómo la Organización de Jehová avanza y sentir, que cada uno, desde su rinconcito, está sumándose cada día a ese coro de alabanza mundial que se está dando.
Y a la vez, la lucha contra sentimientos de inutilidad se hace presente…¡hay tanto por hacer!...¡tantos deseos de dar y cada vez menos fuerzas!....sí, lo sé…Jehová es superior a nuestro corazón y valora lo que le damos con amor. Sigo palpando cada día su bendición sobre las monedas de poco valor que puedo dar en su servicio. Pero al ver cómo avanza el Carro celestial…a veces una se siente que se queda atrás y no lo puede alcanzar…es tiempo de actividad redoblada…como los israelitas ante los muros de Jericó en el último día…

Esto me hizo acordar una anécdota, de años atrás, en 1995, cuando se hicieron arreglos para que los discursos de instrucción tuvieran como fuente el libro “Proclamadores”, la emocionante historia de la organización moderna de Jehová. Como es un libro tan pesado, no lo podía sostener para leer y prepararme para las reuniones (no puedo sostener ni las revistas…leo un ratito…descanso…y así hasta terminar un artículo…). Es que no puedo estudiar sentada a una mesa…todo lo hago desde mi centro de operaciones: la cama.
Un día nos visitó un anciano muy querido, el “Nono” o el querido “Tío” Capriotti, como le llamamos de cariño. Le conté que me sentía mal porque no podía leer el libro y mantenerme al día con el programa…sentía que el carro celestial se iba lejos y no lo podía alcanzar (como ahora). Él amorosamente me escuchó y luego me preguntó: “¿Vos querés leer el libro?...bueno…lo vas a recibir en fascículos”…no dió más detalles y luego se fue.
A los pocos días regresó con algunos cuadernillos sueltos del libro Proclamadores…¡había desarmado uno para que pudiera leerlo!...le sacó las tapas y de a poco, en sus visitas, traía el pan espiritual que pensé no podría saborear. Son gestos que guardo en el corazón y a la vez, una confirmación más de que Jehová suple por nuestras carencias y nos cuida.

Bueno…creo que sólo recordar esto ya me hizo sentir mejor…esta es una carrera de aguante, una maratón, no una carrera de velocidad…así es que sólo le ruego a Jehová que nos ayude a seguir en la carrera y aguantar hasta el final.

Ya falta un día menos…

Un pensamiento...(y sentimiento)...




"¡Cuánto deseo ser para mis amigos genuinos, lo que persiste cuando lo material se desvanece! Después que el piano calla, su melodía sigue llamando a las puertas del corazón. Después que el arpa duerme, su mensaje sigue balbuceando ecos en nuestra mente. Si algún día tengo que partir inexorablemente, y despedirme hasta la resurrección de ese amado grupo que me comprende y me acepta como soy, espero que lo mejor de mí aún siga acompañándolos. Más allá de todo lo vulgar y lo grotesco que aturde al mundo con su insolencia, quisiera estar junto a ustedes como un perfume, o como una melodía vigorizante, que no pide permiso para entrar, ni tolera que la detengan."



Álef Guímel


"Definiciones" (fragmento),
del libro “Ramas y Nidos"




miércoles, 7 de mayo de 2008

Darse Tiempo...


Aquí estoy, perdón por la ausencia, aunque la mía no es precisamente una vida muy llena de actividades interesantes que digamos, todo este tiempo ha sido un ir y venir permanente de médicos, estudios, hospitales y sanatorios (y no termina, falta mucho todavía), y eso suma desgaste al que ya tenemos encima y me da pena estar tan decaída que no tenga fuerzas para hacer lo poco que sí podía: compartir mensajitos con algo de estimulo, que siempre resulta mutuo.
Me quedó en el tintero comentar algo que pasó el otro día, podría decirse que fue una experiencia negativa por lo mal que me hizo sentir en el momento, pero, pensandola bien, todo deja una enseñanza, todos los días se sigue aprendiendo a rescatar el oro de la escoria.
Fue a raíz de la consulta con un médico que, si bien lo que dijo no fueron muchas variantes respecto a mi situación (que no iba a mejorar ni cambiar mucho mi estado actual a pesar del tratamiento) …pero…no sé…la manera en que lo dijo, tan duro y frío, como si estuviera hablando con una cosa y no con un ser humano que trata de toda forma de seguir luchando…no sé…fue medio lapidario, y lo sentí como un atentado a la esperanza…justamente lo que a uno lo mantiene con ánimos: Jehová y la esperanza que da!
Después, conversando con mi esposo, me dijo que él también lo sintió así, creo que el dió en la tecla al decir que le faltó tacto y tratar con dignidad al Dr. En fin, son humanos y es mejor darle el beneficio de la duda, tal vez no tuvo un buen día y justo llegué yo en mal momento.
La cosa es que, esa situación la tenía atravesada en la garganta y no podía explicar bien lo que sentía, tenía que escribirlo para aclarar y expresarlo...y así surgió este…



Darse Tiempo…


Date tiempo para asimilar y aceptar lo que duele,

para entender que no está mal sentirse mal,

que la tristeza de hoy, aunque se muestre profunda y oscura,

con el tiempo dará paso a rayos de luz,

por más tenues que al principio éstos sean.

Date tiempo para aceptar tus pérdidas,

que es normal que duelan las fuerzas que se han ido,

los anhelos postergados y ausentes rostros amados.


Date tiempo para aceptar tus límites,

que aunque haya cosas que desborden de tu corazón

para acercárselas a otros con amor,

a veces el lograrlas más allá de tus manos está,

no dependen de ti. Tu Padre lo sabe

y a sus ojos tu sentir es de valor.


A veces también hay malas noticias,

que aunque temidas o intuidas,

no dejande sumar su peso a una carga que ya muy pesada era.

Date tiempo para asimilarlas.

Es normal que duela.

Y sobre todo, no olvides que no las llevas solo.


“Para todo hay un tiempo señalado,

aun un tiempo para todo asunto bajo los cielos. . .”

(Eclesiastés 3:1)

¡Cuánta sabiduría en esa sentencia milenaria!


Si hoy es un tiempo de llorar para ti, hazlo,

pero sin perder de vista que también habrá un tiempo de reír,

un tiempo de clamar gozosamentey hasta de dar saltos.


Date tiempo para asimilar tu pena

sin perder la esperanza de que en breve

será cosa del pasado.Quien mejor entiende tu corazón lo ha garantizado,

de Él las Escrituras dicen:
“Limpiará toda lágrima de sus ojos,

y la muerte no será más,ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor.

Las cosas anteriores han pasado”.

(Revelación 21:4)


¡El tiempo para verlo realizado es inminente ya!


Dáleth

03-05-08



Y mientras lo escribía, vinieron a la mente el dolor de otros hermanos y amigos. Sí, porque todos tenemos pérdidas, de un modo u otro, que hay que aceptar y aprender a sobrellevar…pero sin perder el ancla del alma en medio de la tormenta: LA ESPERANZA. (Hebreos 6:19)


Aférrate fuerte a tu ancla…en breve pasará toda tempestad.