lunes, 11 de enero de 2010

Adaptándose…y Cantando…



“Callada y quietita”…ésa frase me la dijeron los médicos todo el tiempo que estuve internada; yo me reía, porque es algo sumamente difícil de cumplir cuando los ánimos nos piden justamente lo contrario: conversar con todos y no dejar de hacer alguna cosita aunque sea.
Una mañana, justo que le pregunto a la enfermera si vivía muy lejos del sanatorio, abre la puerta el médico y me escucha y se queda parado mirándome con cara de reto y un “¿Qué te dije?” en el aire…
Me quedé mirándolo, con carita de niña sorprendida en plena travesura y le dije
-“Estuve calladita toda la mañana, ¡recién hablo!”...
y se echaron a reír con la enfermera, y luego siguió con el sermón de que tengo que estar callada y quietita, en casa también, que tengo que juntar fuerzas sólo para respirar. Ya voy a parecer planta nomás. Y sí…¡un cactus!

Pero, muy a pesar mío, parece que habrá hacer caso de manera más completa a esa recomendación, en especial en días de calor muy agobiante, como tuvimos esta semana, un día con 48 Cº de sensación térmica, al que siguió una tormenta terrible, con ráfagas de viento de hasta 76 km/ h, que derribó muchos árboles, cables y dejó a 120.000 habitantes sin luz, incluidos nosotros. Se hizo imperioso quedarse callada y quietita para poder juntar fuerzas para respirar sin mi aparato .

Muchas gracias por la preocupación e interés por saber cómo siguen las cosas por aquí y por tanto amor en sus mensajes, son realmente refrescantes en medio del agobio cotidiano.
Finalmente, a modo de evaluación del tratamiento, la Doctora admitió que no dio el resultado que se esperaba, era un intento por refrenar el progreso de la enfermedad, pero no mejoro, al contrario. Ahora ya ni puedo ir al consultorio para que me vea, solo nos estamos manejando por teléfono, dijo que no me muevan, que ella hará arreglos para venir a casa.
No era ése el informe que me hubiera gustado oír, sé que esto progresa, pero al menos había esperanza de refrenarlo un poco.
Y es un “progreso” que se siente cada día.
A veces se hace difícil asumir, acostumbrarse, a todos los nuevos ajustes y cambios que van imponiendo una lista larga de nuevas limitaciones que van surgiendo muy deprisa. Es una lucha permanente con los pensamientos para adaptarse a las nuevas circunstancias y no permitir que abrumen al punto de zarandear el gozo y la paz.
Como siempre menciono a los amigos: “Cuanto más fuerte la prueba, más fuerte tenemos que agarrarnos de Jehová” . Y Él siempre está presto para dar su espíritu que sostiene y estabiliza y nos da la ayuda oportuna, como el artículo de La Atalaya 15 de Marzo (por ahora en MP3): “Aceptemos los cambios y tendremos el favor de Dios”, me vino muy bien escucharlo, justo lo que necesitaba.

Si bien cada día se va haciendo más difícil de sobrellevar, pero, saber que podemos aguantar todo lo que Jehová permita, sólo con su ayuda y espíritu; tener los ojos fijos en las cosas que no se ven, y a la vez, saber que mientras aguantamos, sea lo que sea, hay tantos que recién están acercándose a Jehová y teniendo así, la posibilidad de vivir para siempre…tener todo eso presente ayuda a mantener la calma y esperar con ánimo.

Siempre me encantó la predicación rural, llegar a casitas muy alejadas en el campo. Así es que disfruto de manera muy especial cuando los hermanos cuentan sus experiencias sobre cómo les está yendo en los territorios aislados y siento como si los acompañara en la distancia y fuera con ellos por sus caminos.
Como por ejemplo, este mensaje que envió mi querida Iris: “Te cuento que las congregaciones en Panamá están creciendo... cada vez hay mas personas que se unen para adorar al único Dios Verdadero, es impresionante sobre todo ver como esta ocurriendo esto en las áreas donde están asentados los indígenas. Que maravilloso es ver como se está llevando a cabo la santa voluntad de Jehová y que bueno es ver que este sistema viejo ya entró en su fase terminal.”
¡Qué hermoso tiempo vivimos! Tener presente todas estas cosas ayuda a esperar calmado, verdad?

Estaba triste porque no iba a poder empezar a cantar los cánticos nuevos con la congregación, un hito en nuestra historia teocrática…¡y yo me lo perdería! Y luchar con esa sensación de quedarse rezagada detrás del carro de Jehová que avanza sin detenerse…¡Pero no fue así! Es verdad, ahora no puedo asistir a las reuniones, pero sí pude cantar bajito, y acompañar a la congregación mientras me pasaban la reunión por teléfono. No estaba en el Salón, pero mi voz pequeñita se unió a la de los hermanos...y a las suyas, donde sea que estén. Y canté esos tres primeros cánticos también…

Estos cánticos nuevos son muy conmovedores, con letras muy personales, es imposible cantar muchos de ellos sin que las lágrimas se escapen solas y estrujen el corazón. Como uno de los que cantamos ayer en el estudio de La Atalaya, que en parte dice:

A veces veo amanecer
tras largas horas sin dormir,
más calma logro mantener
al meditar con fe en ti.
(Cántico 57 – “La meditación de mi corazón”)

Pero uno de los que apenas conocí se quedó en el corazón (y escuché, canté y lloré todo el tiempo internada), es este, tan maravilloso…¿lo cantamos juntos?...qué hermoso que, sea que estén arropados mitigando el frío blanco que cubre el hemisferio norte, o bajo el sofocante calor que tiende su traje de sol y humedad en estas tierras sureñas…donde sea que estemos, podemos cantar juntos a Quien todos llamamos:

91 – Mi Amigo, Mi Padre, Mi Dios
(Hebreos 6:10)

1. La vida es dura y cruel,
valle de lágrimas y dolor;
mas yo he vivido feliz
sirviendo al Señor.

(ESTRIBILLO)
Mi Dios no es injusto
para olvidarse de mi obra fiel.
De mí no se separa,
nunca solo me sentiré.
Jehová es mi esperanza,
mi fortaleza, mi salvación.
Siempre ha sido él mi Amigo,
mi Padre y Dios.

2. Mi juventud ya pasó,
los días malos llegaron ya;
pero la fe que hay en mí
no se marchitará.

(ESTRIBILLO)
Mi Dios no es injusto
para olvidarse de mi obra fiel.
De mí no se separa,
nunca solo me sentiré.
Jehová es mi esperanza,
mi fortaleza, mi salvación.
Siempre ha sido él mi Amigo,
mi Padre y Dios.
(Véase también Sal. 71:17, 18.)

¡Ahhhh…qué hermoso cantar juntos!...¿Nos quedamos cantando?...Escojan otro y seguimos…¡tenemos que aprenderlos todos de nuevo!...

Pesan menos las cargas que oprimen
si se derrama el corazón
en versos que alaban al Creador…

"Ciertamente cantaré a Jehová durante toda mi vida;
ciertamente produciré melodía a mi Dios mientras yo sea."
(Salmo 104:33)

Un abrazo muy sentido, lleno de música y paz….los quiero mucho y recuerdo siempre…