Tú eres mi auxilio y el Proveedor de escape para mí.
(Salmo 40:17)
(Salmo 40:17)
Sí, cuando nos hallábamos sin salida aparente, Jehová nos dio auxilio y otra vez proveyó escape. Sí, abrió un Mar para nosotros, como lo hizo en la antigüedad para su pueblo esclavo.
Hemos pasado tiempos muy difíciles pero cuando sentía que la vida se iba, Jehová me rescató y estoy mejorando de tal manera que yo misma me sorprendo.
Aprovechando esa mejoría, fui a las reuniones la semana pasada que nos visitaron nuestro querido Superintendente de Circuito, Omar y su esposa Susana. Ellos y todos los hermanos estaban muy contentos de verme y ver cuanto mejoré en tan poco tiempo. Pude ir sin el respirador pues hasta respiro mejor y tengo más fuerzas para cantar los cánticos y hablar. Sí, como el salmista, “he llegado a ser justamente como milagro para muchas personas.” (Salmo 71:7)
Además, me deshinché mucho al estar sin corticoides y bajé de peso. Una hermana dijo: “Pareces la hija de la Nancy que visitamos”.
El jueves pasado terminé la serie de 20 inyecciones de hierro, estoy muy acobardada con las agujas y el dolor. Mientras la enfermera la colocaba, mentalmente cantaba unos versos del cántico 130 que me encanta:
“Como Job seré; no me rendiré
y las gracias por la vida siempre daré.”
Bueno, tal vez no sea una ocasión muy elegante que digamos para cantar un cántico…pero me consoló y hasta dolió menos.
Aún me faltan 3 ampollas de Eritroproyetina…ya falta menos.
Ya puedo comer aunque a algunos alimentos todavía les siento un sabor desagradable, como al pan, y aún no tengo verdadero apetito. Tenía el esófago cerrado por la irritación con los antibióticos que tuve que masticar para tragar y la gastritis medicamentosa se había acentuado. Por eso estuve más de un mes sin poder comer, solo líquidos.
El fin de semana pasado tuvimos nuestra Asamblea de Distrito y gracias a Jehová Waldo pudo dar su discurso. Damita me lo pasó por teléfono así es que pude oírlo, me emocioné mucho y desde mi cama lo aplaudí al terminar.
Él ya regresó al trabajo pero sigue muy dolorido, estuvo con mucha tos y eso le hizo doler más la operación, pobrecito. Una mañana al llegar de trabajar (le tocaba en la noche), venía arrastrando los pies y dijo:”Ya no sirvo”. Espero que sienta alivio y recupere pronto y ojalá yo también mejore para ayudar en casa y compartir las cargas.
Hubo cambios muy bruscos de temperatura y toda la familia caímos con enfermedades respiratorias; anginas y mucha tos. Aún no terminamos de salir de eso.
Un día tuvimos que salir de casa un momento y me di con la grata sorpresa de que veo mejor a la luz del día, ya no podía ver al salir al sol por el tema de las cataratas, pero hasta de eso he mejorado y por fin vi los colores como nuevos, miraba a todos lados, los árboles, los jardines, las casas, la gente, podía verlos mucho mejor y definidos. Sigo viendo como a través de una neblina pero ya es mucho más tenue y veo mejor. ¡Cuánto le agradecí a Jehová!
Waldo me regaló una pequeña Geoda en un llaverito y yo quiero transformarla en un colgante para verla todo el tiempo, es tan bella. Siempre vi a la Geoda como mencionaba un artículo de Despertad, algo que por fuera no llama la atención pero cuanta belleza interna tiene. Y con muchas personas pasa algo parecido. Tal vez sean tímidas y calladas pero al dedicar tiempo a conocerlas podemos descubrir la belleza que hay en su interior. Siempre debemos darnos tiempo para conocerlos.
Pero ahora la Geoda me hizo pensar en otra cosa también. En como, a pesar de que a veces nos toque estar en lo profundo de situaciones límites, podemos seguir generando belleza, sea al hablar y tratar con los demás, como al hacer cosas bellas para otros y para Jehová. No perder el sentido y gusto por lo bello que nos da Jehová, aunque estemos sumidos en lo profundo. Como hace la Geoda, esa piedra que guarda cristales relucientes en su interior. Y si una piedra puede alabar así a su Creador…¡con cuanta más razón nosotros que podemos hablar y cantar para alabarlo!
Me hizo acordar al relato donde Jesús responde a los fariseos que querían que los discípulos no lo aclamaran, él les dijo: “Si estos permanecieran callados, las piedras clamarían”. (Lucas 19:40).
Y sí, esta piedra y tantas piedras preciosas…y en realidad toda la creación, alaba a Jehová aún sin emitir palabras.
No sé cómo seguirá todo conmigo, lo vamos tomando con calma, no queremos ilusionarnos y al poco tiempo vuelva a recaer con todo. Mi salud es tan inestable y frágil…
Pero gracias a Jehová HOY estoy viva, y estoy mejor. Y eso lo agradezco de corazón y lo disfruto.
Es verdad, me falta mucho por recuperar y hay días mejores que otros. Pero en general estoy mejorcita y estoy agradecida.
Jehová me siguió escuchando aún:
Desde el polvo…
Envuelta estaba en oscuras nubes.
Las formas y colores desdibujados
los veían estos apagados ojos.
Pálido el rostro, frías las manos,
recostada en el dolor,
las fuerzas escapaban como agua
entre los dedos, respirar no podía ya.
Desde lo profundo,
con los ojos al cielo
seguí clamando.
A tu Nombre seguí invocando.
Los que amo te rogaban sollozando.
Amigos de lejanas tierras
acercaban en súplicas ante Ti
mi pequeño nombre.
Gracias Jehová por oírnos,
a nosotros tus humildes siervos.
Somos barro, no más,
pero nos miras con tus excelsos ojos
con amor de Padre,
amor de Amigo,
y del polvo nos levantas.
Permítenos nuestras vidas usar
para alabarte y
agradecerte eternamente,
Bendito Dios, Jehová.
Gracias por permitirme vivir…
Dáleth
18-10-10
Gracias queridos amigos porque en sus mensajes mencionan que oran por mi familia y por mí, a cada uno que me recuerda en sus oraciones, muchísimas gracias por su amor leal. Son muy importantes para mí y los quiero muchísimo…
Ya es Primavera por aquí…y al fin pude salir al llamado de los pájaros en el jardín…
“Porque tú has resultado ser de auxilio para mí,
y en la sombra de tus alas clamo gozosamente.”
(Salmo 63:7)