sábado, 22 de enero de 2011

Historias y emociones...





Es una noche un poco fresca para ser verano. Debe ser por la tormenta fuerte con viento y granizo que se desató en la madrugada que puso paños fríos sobre la frente de los febriles días pasados. Hacía falta un respiro del calor agobiante, húmedo y asfixiante.
Pero esta noche también ha refrescado el íntimo ser con encuentros y reencuentros queridos en el Salón del Reino.
Nos hemos quedado con muchos sentimientos entre los brazos…algunos expresados y otros ahogados por el momento.
Es que cuando comenzaba la reunión, había un pequeño ruido detrás nuestro, Damita me dijo emocionada:
-¡Es Sandra! ¡Trajeron a Sandra!

No entendí hasta que me di vuelta y vi a nuestra querida Sandrita, una hermana joven que hace un tiempo sufrió la ruptura de un aneurisma cerebral. Sobrevivió pero está como ausente. No abre los ojitos pero escucha. Y aunque tal vez no sepamos cuánto entiende de lo que ocurre a su alrededor, estoy segura que sí supo que estaba en el Salón junto a sus hermanos, al lugar que le corresponde, ese lugar que su ausencia nos dejó vació. Pero esta noche estuvo. La trajeron en una silla de ruedas, vino su mamá que no es testigo junto a otra hermana amiga que vino de visita. Fue una emoción muy grande que sacudió tantos sentimientos y recuerdos…a varios, Damita incluida, los ahogó el llanto.
Yo no había vuelto a verla desde que ella enfermó. Era tan alegre, jovial y ocurrente, tan activa y bondadosa, llevando y cuidando a Carmencita, una hermana mayor que está en silla de ruedas porque le amputaron ambas piernas por la diabetes.
Siempre temí este momento, de verla ahora así, porque tan sólo imaginarlo y ya no contenía las lágrimas. Pero no. Gracias a Jehová, verla fue un bálsamo, era traerla a su entorno natural donde siempre ha sido feliz: con los hermanos, en la reuniones, donde está el espíritu de Jehová. Fue un consuelo. Sé que en su silencio ansiaba este momento. Su familia amorosamente la cuida, pero ella es la única testigo en su casa y sé cuánto se ansían las cosas sagradas cuando la salud nos mantiene recluidos, lejos de los hermanos, de los cánticos e instrucciones...sí...debe ser por eso que al menos esta vez no me ganó el llanto.
No pude ir a abrazarla y decirle cuanto la amamos, la llevaron antes que terminara la reunión. Damita tenía una demostración y el anciano que se la asignó me preguntó si podía ser su ama de casa. Así es que, fue un gozo poder participar y acompañar a Damy.

Cuando bajamos de la plataforma, ya se habían llevado a Sandrita. Así es que sigo guardando abrazos, besos y palabras para el próximo encuentro, con la certeza de que, si seguimos fieles hasta el fin, siempre habrá un próximo encuentro...
La nota de ternura, sonrisas y color celeste la dio la llegada de Gonzalo, el bebé recién nacidito de Gaby y José Luis. Él es uno de los ancianos de nuestra congregación y ella, valientemente fue a las reuniones aún cuando ya había pasado la fecha en que se esperaba al bebé. Ya todos pensábamos que un día de estos nacería en el Salón. Nos llenó de ternura verlo. Aunque recién nació, ya nos debe conocer a todos, le hablábamos mientras estaba en su mundito cálido antes de hacerse presente en su cochecito, vestido de azul.

Y en medio de esta mezcla de sentimientos, de profunda emoción por Sandrita, de ternura por Gonzalito, de gozo por estar presente y participar...se sumó otra, que, aunque es muy simple y sencilla, para mi es muy valiosa.

Sucede que hace una semana se rompieron mis anteojos, fui al oculista y ahora me recetaron dos anteojos (uno para leer...¡y tejer!), algo que no era posible hasta hace unos meses.
Hoy me los entregaron.

Bueno, tal vez parezca un poco tonto que alguien se emocione por tener anteojos nuevos. Es que la alegría no es por los anteojos en sí, sino por la emoción de poder leer mi Biblia de nuevo. Hacía tanto que no podía leerla así...sólo la estoy leyendo en el CD en la PC con letra muy grande (como escribo esto en Word: en tamaño 16). Y aunque llevaba una a las reuniones, no la veía, tenía que acercarla a unos 10 cm para ver algo y terminaba con dolor de cabeza. Pensaba que ya no iba a poder leer de nuevo a menos que me operaran las cataratas (eso me dijo el Doc), algo que era muy difícil en mi caso.
Pero desde que dejé los corticoides y sigo el tratamiento homeopático ha mejorado ese tema también, siguen las cataratas pero molestan mucho menos y ahora ya puedo tener anteojos para leer, aún veo algo borroso pero ya distingo las letras con más claridad.

Como los lentes tienen mucha graduación ( - 9 D en total: tengo miopía, astigmatismo, cataratas y presbicia), le hacen un tratamiento especial para que sean más livianos y no tan gruesos. Así es que estoy “estrenando ojitos” y no parecen una gruesa lupa.

Lulita nos tuvo muy preocupados, enfermó muy mal, estuvo una noche internada en observación en una clínica veterinaria pero no mejoraba. Damita la llevó a otro médico junto a mi mami y Antonio, un querido hermano y amigo de la familia que gentilmente las llevó en su auto. Le hicieron radiografías a la gordita y resultó que se había fracturado la colita en dos partes, una al comienzo mismo, dice el doctor que debe haberse caído, como es tan pesada y se mete en cualquier rincón de curiosa, en algún lugar se cayó. Pobrecita, estuvo muy mal, sin comer ni moverse. Todos andábamos tristes y con los ojitos llenos de lluvia por nuestro amorcito gatuno.
Ya está mucho mejor y estamos muy agradecidos por ello.

Me acordé cuando era niña, tenía una gatita gris que era mi gran consuelo cuando sufría alguna crisis de asma o lloraba, ella se acercaba a mi rostro y me hacía un cariñito con su manito, se preocupaba al verme mal y hacía los mismos ruiditos como cuando llama a sus crías. ¡Parece que me había adoptado!

Paradójico ¿no? Que una gatita me ayudara a sobrellevar momentos difíciles de asma. No le tenía alergia. Le tenía amor. Debe ser por eso que curaba...

Cuando se durmió definitivamente, siempre pensaba por qué los gatitos no podían resucitar en el Paraíso o vivir para siempre.
El Nono, (el hno. Capriotti), me decía que cuando llegara Armagedón yo iba a pasar con la gata bajo el brazo. ¡Y más de una vez esa ingenua niñita imaginó esa escena!
Realmente los animalitos de compañía son otra dádiva buena del Padre tierno que quiere que seamos felices.
Bueno, no sé en qué momento la Neuronita despistada terminó hablando de recuerdos de infancia, de recuerdos gatunos más bien.

Como voy escribiendo de a poco, esto que les dejo comencé a escribirlo el jueves a la noche y estoy terminando en las primeras horas del sábado. Así es que me voy despidiendo porque sino a este paso terminaré el mes entrante.

Tengo que apagar la luz antes que se preocupen todos, porque...

 

La madrugada ya cuenta sus primeras horas.
Una lámpara acompaña este silencio
y derrama su luz sobre estas letras.
Es blanca y juega a ser la Luna,
no le digo nada para que no se ponga triste,
porque, aunque parada en una mesa,
ilumina todo: cama, palabras,
paredes y sueños,
y los cubre de belleza.

Ya es muy tarde, voy a apagarla.
Ella no lo sabe, pero cuando duerme,
se enciende la Luna aquí adentro,
y descanso aferrada a su grandeza...



Dáleth
22 -01-11

domingo, 9 de enero de 2011

Sólo agradecer...






Así como el barco que navega mar a dentro enfrenta fuertes vientos y tempestades pero luego disfruta de aguas en calma y suaves vientos a su favor, así vamos remando en este mundo inestable entre situaciones que cambian de un momento a otro. A veces para bien. Como nos sucedió una de estas noches.
Estábamos en la reunión, ya había comenzado el estudio del libro y de pronto hacen llamar a Damita para que hiciera un reemplazo del discurso número 2 que a último momento quedó libre. El hermano a cargo de la Escuela le dio algunas indicaciones y ella le preguntó si podía darlo conmigo, temían que tal vez no pudiera subir a la plataforma. Pero, gracias a Jehová, a pesar de la dificultad para caminar aún, pero pude subir y le serví de ama de casa a Damita.

Estábamos muy felices ¡hacía tanto tiempo que no podía participar así! Hasta hace tan solo unos 2 meses apenas si podía hablar y estaba tan débil que parecía que no saldría de esa situación. Y ahora poder ir a las reuniones, comentar y hasta ayudar a cubrir un reemplazo…estamos muy felices y agradecidos…sólo Jehová puede levantar del polvo mismo a los que lo aman.

Los hermanos estaban muy contentos y sorprendidos de ver tanta mejoría y que pudiera subir a la plataforma, ya voy sin la silla de ruedas, no puedo mantenerme parada en un solo lugar pero ya camino trechos más largos.

El jueves en la mañana fui al Homeópata, estaba contento al ver cuánto mejoré desde hace poco más de 2 meses que él fue a casa a verme porque yo no podía ir al consultorio.
Me miraba y lamentaba no haberme filmado cuando vino a casa en aquella ocasión y compararme ahora tan diferente por fuera. Me controló el peso: bajé 23 kg .
Dice que ahora tengo que concentrarme en hacer rehabilitación todo el día, que busque info y haga repetidas veces todos los movimientos que más me cuestan, como levantarme de una silla, subir algún peldaño y abrir y cerrar bien las manos (la artritis no me deja). Pero le digo que tan sólo hacerlo una vez y ya me duele el pecho y falta el aire, así es que todo lo tengo que hacer muy despacio
Me levanto de mi silla de tanto en tanto, trato de articular el paso, por ahora me sale como pingüino, un paso rígido, pero él piensa que con ejercicios y el tratamiento en unos tres meses ya podría caminar normalmente…uhmmm…no sé…creo que es demasiado optimista, pero vamos a trabajar en todo lo posible para que así sea.
Al menos, hace 3 meses era imposible pensar que estuviera como lo estoy hoy…así es que… con la ayuda de Jehová espero seguir mejorando de a poquito. Aunque estoy mucho mejor, pero el dolor en todo el cuerpo, el cansancio y debilidad muscular persisten.

Quiero aumentar mi actividad, ahora ya puedo hablar más sin fatigarme tanto pero como aún no puedo salir de casa en casa espero poder acompañar a Damita a algún estudio, nos moveríamos en taxi así voy dejando la silla de ruedas de a poco. También hablé con Waldo y otros ancianos para hacerme disponible por si surgiera alguna necesidad de ayudar con el estudio a algún inactivo o alguien que precise un poquito de ayuda y estudiar juntos. Y les pedí que me tomaran en cuenta si pudiera acompañar a alguien a sus estudios.

Así es que, Jehová mediante, espero poder hacer más en su servicio y así poder agradecerle por todo lo que Él ha hecho y hace por mi. Además, disfruto del ministerio, es una fuente inagotable de gozo.

Estoy empezando a tejer lo que algún día será una remera calada para ponerse sobre alguna solera o musculosa. Aquí les dejo una fotito tomada hoy, veo muy poco así es que tengo que acercarla mucho a los ojos, es en hilo macramé, en las fotos se ve el punto en más detalle. Espero mostrárselas algún día terminada.

Anoche al terminar la reunión, un hermano mayor de buen humor y bromista, conversaba en grupo, yo estaba a su lado, y no sé en qué momento de la conversación se puso a tomarme el pulso para ejemplificar algo que decía…y no lo encontraba…le dije que de ese brazo no tengo pulso. Miró a Damita como preguntando si era cierto y ella le dijo que sí. “Es la Enfermedad sin pulso, así le llaman”, le dije y se asustó.

En realidad, generalmente ya hay un pulso débil porque las venas secundarias han suplido la pérdida de la arteria y por eso no perdí el brazo, pero hay días que no se lo siente, como ayer.

Y aunque el hermano se asustó para mi es un recordatorio más de cuánto ha hecho Jehová por mi, de las veces que ha reclamado mi vida del Seol y que sólo estoy viva por su bondad inmerecida y por lo tanto, tengo mucho, mucho que agradecerle.

Poder estar en el Salón y ahora acercarme caminando a los hermanos, abrazarlos y conversar con ellos es algo que me hacía tanta falta y disfruto agradecida cada vez.

Esta tarde de domingo está lluviosa y gris, Waldo fue a dar un discurso en una congregación vecina, mis padres se preparan para las reuniones próximas. Damita hilvana las notas de una partitura en una bella melodía que rebasa de su piano; Lulita duerme cómoda en un sofá; y yo estoy en mi rincón escribiéndoles estas líneas que el sentimiento dicta y quiero:


Sólo agradecer…


Permíteme acercarme ante
el trono de luces rodeado
que al cerrar los ojos veo mejor.
Acercarme quiero al Majestuoso,
con callado paso y mirada el suelo,
no soy digna de intentar mirar
hacia donde viene la Luz.


Eres el Padre de las luces celestes
y yo, menos que polvo,
por inmerecida bondad aún respiro.
Quiero traerte el corazón,
agradecido y de tu paz colmado
por tu consuelo tierno y amor de Padre
que sostiene a los que a ti invocan
en el día de angustia y penumbra.


Tú has escuchado la silenciosa súplica,
Tú has librado y me traes a la vida…
y aquí estoy…
permíteme vivir para glorificarte,
(Salmo 50:15)


Dáleth
09-01-11


“Llámame en el día de angustia.
Yo te libraré, y tú me glorificarás.”

(Salmo 50:15)