domingo, 18 de diciembre de 2011

Ecos de latidos...


Parece que la única Neuronita sobreviviente está bloqueada y no logra hilvanar idea alguna para expresarse en esta hoja virtual.

Estoy escuchando por enésima vez la lectura del artículo de estudio de La Atalaya para este fin de semana, es uno de esos artículos para tenerlos a mano y releerlos cada vez que la angustia abrume y necesitemos apoyarnos y sentirnos rodeados por los brazos eternos de Jehová...¡cuánto consuelo y compresión juntos! (Confiemos en Jehová, "el Dios de todo consuelo",w11 15/10)

Por aquí ha pasado mucha agua debajo del puente, han pasado varias cositas que se hacen largas de contar y no quiero abrumar. Entre ellas, la lucha cotidiana con la salud: la hipertensión que mejora un día y empeora otro, y este sentirse “sin energía vital” que hace que hasta la más elemental tarea sea agotadora (comer, hablar, sentarse y caminar un poquito dentro de casa).

Hubo un incidente que normalmente no reviste mayores problemas: sacar una muela. ¡Pero fue un movimiento tremendo! El primer día que fuimos para la extracción, la doctora que me atendió dijo que tenía que llevar una autorización por escrito para que la sacara. Le dije que sé que soy un paciente de alto riesgo...y ella interrumpió y dijo:

- “No, usted no es de alto riesgo....¡usted es de re-contra alto riesgo!”
Lo dijo en tono muy serio y preocupada. Nos mandó a hablar con el médico auditor de la obra social para que él consiga una autorización de mi Neuróloga. Él se fue a hablar con la odontóloga. Luego salió e hizo una nota para que lleve a mi doctora para que autorice por escrito qué anestesia y qué antibióticos podía usar.

Sucede que en la Miastenia Gravis están contraindicados muchos medicamentos que pueden poner en peligro la vida al comprometer la respiración. Así es que Waldo tuvo que andar bastante para conseguir esa autorización, y cuando fuimos a la semana siguiente para sacar la dichosa muela (que, a la sazón, dolía mucho), tuvimos que ir con el respirador listo para cualquier emergencia. Es un lío. Imprimí un protocolo de manejo de pacientes con Miastenia Gravis en  Odontología y se lo dí a la doctora, quien lo leyó detenidamente antes de la cirugía.

Gracias a Jehová no hubo complicaciones y fue todo muy rápido. Cuando salí del consultorio no podía creer que ya había pasado todo. Fue un tiempo de mucha preocupación para la familia. Ya pasó.
Eso también contribuyó a que me cueste mucho siquiera escribir un mensaje en el Blog. Pero no me quejo, estoy una maravilla en comparación con el año pasado...espero que dure...

El viernes temprano en la mañana Damita me acompañó al Hospital a control con la Neuróloga (por el tema de las distrofias musculares). Estaba muy contenta de ver mi mejoría general, pero con claridad y cariño, me dijo que no puedo viajar, que es muy riesgoso para mí, ya parece que ni a Tafí del Valle podré subir.

Fue triste ver que finalmente no podré viajar con la familia a Cochabamba, Bolivia. Días atrás le dije a Waldo, con un nudo en la garganta: “Me perdí Chile 2009. No quiero perderme Bolivia 2012”, en alusión a viajar juntos. A Chile fue perderme la Asamblea Internacional y abrazar a muchos amigos queridos, y ahora el poder viajar con la familia a ver a los papis allá, y a toda esa maravilla de paisajes que tienen y la calidez y cortesía de su gente...una vez más hay que aceptar los límites impuestos por la imperfección, y aunque uno sabe que esos consejos son por el bien propio y por el de la familia...pero no deja de ser un trago amargo, difícil de digerir...

Buscando información sobre las expectativas realistas, encontré este párrafo muy animador. Si bien el artículo está dirigido a lo que podemos hacer en el ministerio, el consejo sin duda aplica a otras situaciones en la vida:

“Imaginemos un barco de vela que surca las aguas a toda velocidad impulsado por el viento. De pronto, se desata una violenta tormenta, y el capitán se ve obligado a bajar las velas. Aunque él no puede controlar la tormenta, sí puede conservar el control de la nave adaptándose a las exigencias del mal tiempo. De igual manera, hay ocasiones en las que nosotros no podemos controlar las “tormentas” a las que nos enfrentamos. Con todo, podemos conservar cierto grado de control sobre nuestra vida si nos adaptamos a las circunstancias y cambiamos la manera de usar nuestros recursos físicos, mentales y emocionales. Haciendo esto, podremos conservar la alegría y la satisfacción que sentimos al servir a Dios (Pro. 11:2).”
*** w08 15/7 pág. 31 Las expectativas realistas contribuyen a nuestra felicidad ***

Sí, sigue costando equilibrar lo que deseamos hacer con lo que realmente podemos hacer, en todo ámbito. Mejor verlo como un ejercicio para desarrollar y pulir la modestia.

Escribir cuando se está preocupado o triste, tiene un efecto similar a conversar con un buen amigo que escuche. Como suele ocurrir, a veces lo que necesitamos es simplemente hablar para descomprimir el corazón y acomodar las ideas en el proceso. Debe ser por eso que me hace bien escribirles...es como dejar:


Ecos de latidos...


Vine con el corazón cansado
a sentarme a tu lado
y hablarte de esas pequeñas cosas
que a veces le fruncen el ceño a la vida.

Claro, también están las otras
que parecen no tener salida...
de esas se encarga el Padre
que conoce cada íntimo detalle...
cada espina profunda
en cuerpo y mente incrustada,
aguijones invisibles que taladran el alma...

Pero Él todo lo sabe...
“a los quebrantados de corazón,
Él los está sanando
y sus partes doloridas está vendando.”
(Salmo 147:3)

Se hace ligera la carga cuando es compartida.
Ya lo dijo el Maestro: él nos refresca
al llevar con nosotros el yugo.
(Mateo 11:29,30)

Y estás tú...allí del otro lado...
escuchando los ecos de mi latido...
van hacia ti, de canción vestidos...
quedó aliviado el corazón
al contarte lo sentido.
Gracias por brindarme tu hombro,
es como si estuvieras aquí, conmigo..


Dáleth
18-12-11

lunes, 5 de diciembre de 2011

Día Primero



Otro día agobiante de intenso calor ya se fue a dormir. Una tormenta le puso paños fríos en su frente y ahora la noche está fresca e invita a descansar y a volcar en etéreo papel lo vivido estos días.

Ya pasaron los exámenes pendientes: siguen elevados los índices de inflamación interna, pero no haré el tratamiento con quimioterapia. Al menos clínicamente estoy mejor que el año pasado, tanto que los resultados del estudio respiratorio salió mejor que nunca así es que me bajaron los niveles de presión de aire del respirador, lo reprogramaron a las necesidades actuales y noto el cambio para bien.
Los problemas cardiovasculares siguen molestando y fatigando, ya son parte del cuadro cotidiano.

Pero a pesar de todo me di el gusto de bailar un poquito, jaja. Un querido matrimonio de edad avanzada de nuestra congregación nos invitaron a su casa a comer unas ricas empanadas que hizo la hermanita Herminia, y su esposo, Pedrito, nos hizo escuchar su vasta colección de música. Da gusto ver sus ganas de vivir y disfrute de la vida con sus 84 añitos y una cirugía en las cuerdas vocales que hace que su voz sea apenas perceptible. Él es uno de nuestros queridos siervos ministeriales.
Con Waldo bailamos un poquito de alegres pasodobles arreglados por Luis Cobos, y un poquito de salsa y merengue. Claro, sólo podía dar unos pasitos y sentarme, pero aunque no podía terminar canciones enteras, fue un momento muy lindo con los hermanos y amigos.
Al día siguiente nos llamaron por teléfono para saber si no me había hecho mal la travesura bailarina, pero gracias a Jehová ni siquiera la presión se subió esa noche.

Después de varios años estoy de a poquito pudiendo salir de casa y compartir momentos lindos con hermanos, además de las reuniones. No puedo andar mucho, pero el sólo estar sentadita con ellos es muy animador. Cuando las enfermedades crónicas se ponen tan agresivas como ha sido todo este tiempo anterior, poco a poco nos vamos quedando sin actividades sociales ni esparcimiento. Todo se limitaba a las luchas cotidianas para sobrevivir cada día, y juntar fuerzas tan sólo para respirar. Y obviamente, eso lo sufre también toda la familia.
Así es que estamos agradecidos por los lindos momentos compartidos fuera de casa, aunque tenga que llevar el respirador a donde voy si vamos a demorar.

También pudimos invitar a almorzar a un matrimonio de precursores especiales: Jorge y Lidia, fue muy animador contar con su visita, experiencias y estímulo. Son hermanos muy, muy amorosos y contagian su celo por el ministerio. Jorge tenía que dar el discurso en la tarde en nuestra reunión así es que vinieron desde temprano para acompañar a la familia en la predicación y pasar el día juntos.
 Waldo había trabajado la noche anterior, así es que  durmió dos horitas y se levantó a preparar un rico almuerzo. Es un compañero muy abnegado y generoso que hace todo con amor. Sólo lamento no tener las fuerzas para ayudarlo a él y a Damita en todo y poder ser una mejor anfitriona. Estoy de adorno nomás. Ya falta un día menos...

El mundo va convulsionando de crisis en crisis y las noticias reflejan la angustia de naciones sin conocer la salida. (Lucas 21:15). Sabemos lo que sigue. La fe y la esperanza nos permiten tener los ojos fijos en las cosas que no se ven....y mirando en ellas...traté de vislumbrar ese:


Día Primero


Ese día ansiado....
que espera nacer desde que el Edén fue cerrado...
ese día imaginado, que en la mente
del Altísimo ya tiene forma y fecha de ser...

Ese Día Primero después de Armagedón...
¡qué honda reverencia y piadoso temor
embargarán el corazón!
¡qué gratitud tan profunda buscará
formas de ensalzarte, Bendito Dios!

Ese Primer Día sin el aire opresivo
que hoy domina el andar del hombre,
cuando no queden más que ruinas
de todo lo que se alzaba
contra tu Divino Nombre...

¡Dios mío!...¡qué dicha inefable
ser guardados en tu inmerecida bondad
y estar vivos para adorarte por toda la eternidad!

El valor del Rescate en pleno vigor...
escombros que recoger
y un Paraíso por extender...
la creación toda librada de futilidad...
y los ojos de amor plenos,
alzados al cielo, en callada oración...

Quisiera cantarte, una melodía entonarte,
como Miriam al haber cruzado el mar.
Mezcla de sumisa gratitud
y júbilo exultante, van llenando el corazón
con sólo pensarte, cuando tu soberanía
por siempre sea vindicada...

Por favor...que pueda estar allí para cantarte...


Dáleth
4-12-11