martes, 8 de mayo de 2012

Alas sin vuelo


Ya no recuerdo cuándo fue la última vez que había dado una breve caminata por algunas calles cercanas a casa. Nunca había entrado en la farmacia del barrio, a pesar de estar tan cerca, y la cajera se alegró cuando Waldo me presentó...claro...todos los meses lleva bolsas cargadas de remedios para mi, pero no me conocían. Estaba feliz por los pequeños descubrimientos que iba haciendo mientras caminábamos de la mano en una de estas noches de otoño.

Al llegar a cierta esquina, el canto precioso de un pájaro llenaba el aire. No sabía de dónde venía. Mi esposo señaló a una verdulería con algunos clientes que conversaban animadamente. En la vereda del negocio, un frondoso árbol jugaba a tapar la luz que ilumina la calle, filtrándola entre sus hojas y haciendo sombras chinescas en las paredes. Colgada en una de ellas, estaba una jaula con su pequeño prisionero alado, que cantaba a pesar del dolor de sus alas tiesas.

Me enteré que durante el día, su dueño cuelga en el árbol varias jaulas, tal vez para darle a esas avecitas la ilusión de estar en su hábitat natural. O tal vez para intentar aquietar un poco su conciencia.
Me atravesó un sentimiento que terminó ahogando las palabras. Yo estaba feliz por dar esos pasos nuevos después de tanto tiempo. Y escuché ese canto. Me dolieron sus alas atadas. Ésa avecilla y sus compañeritos emplumados tal vez nunca batirán sus alas, surcando el cielo abierto.
Escuché justificar su encierro por el placer que da oír su canto en la casa. Habría que preguntarle al ave si opina igual. Para ella no es un placer tener sus alas malogradas. Su canto en la jaula no es canto. Es lamento.

Sé, como esos pájaros, lo que es estar atado a un lugar sin poder andar libremente por dónde uno quisiera. Sé lo que son las ansias de paisajes nuevos, de viento, de cielos azules...y eso que sólo tengo pies...y no alas como ellos...

Me quedé pensando en ellos. Pensando en todos. Hay muchos tipos de encierros y privaciones.


¡Ay, creación gimiente y dolorida!
Toda está cercada con gruesos
 barrotes de imperfección.
No te canses, no desfallezcas...
ya viene entrando tu Libertador...


Dáleth
08-05-12