domingo, 22 de septiembre de 2013

Mi nuevo rincón...

 
 

Como sabrán, debido a las enfermedades que me tienen amarrada estos últimos 20 años, paso la mayor parte del tiempo en mi habitación, me levanto un poco, me recuesto en mi silla de ruedas en el escritorio, cuando me fatigo mucho me pongo el respirador (en la foto: a la derecha), si puedo sigo, sino vuelvo a la cama...
 
Y así, despacito y lento voy haciendo las pequeñas cosas que aún puedo hacer y disfruto: leer, estudiar (en la PC pues no puedo sostener los libros y revistas), escribir, hacer tarjetas para regalar, tejer a crochet y hacer pequeñas artesanías, conducir los estudios que vienen a casa, predicar por mail a algunos contactos que me envían los hermanos...y claro, tomar mate mientras conversamos con mi amado Waldo.
 
Debido a ello, a que estoy recluida en mi rincón, Waldo quiso hacérmelo lo más acogedor posible y me regaló un escritorio para que estuviera más cómoda  para hacer mis cositas. Estoy muy agradecida por todos sus esfuerzos, siempre tratando que pueda estar lo mejor posible a pesar de tantas espinas...
 
Sí, este es mi centro de operaciones...desde aquí les escribo y les llegan las tarjetas y poemas...desde aquí comparto mis emociones y nuestros días sencillos...gracias por ser parte de ellos...
 
 

 



Asamblea de Dustrito 2013 y una historia emotiva

 
 
Es increíble  cómo se esfuman los días…no sé en qué momento ya pasó una semana desde que tuvimos nuestra Asamblea de Distrito, dejándonos tanta enseñanza y consuelo.
Los días previos habíamos tenido temperaturas agobiantes de verano siendo aún invierno, llegando a 42 C°. Toda la región está pasando una sequía muy grande que ha causado pérdidas en los cultivos, los diques tienen poca agua y hubo enormes incendios forestales.
 
Pero cuando llegó el día de la Asamblea…cambió el tiempo, bajó muchísimo la temperatura de un día para otro, cielo gris, viento y llovizna fue el paisaje del domingo pasado. Hacía meses que no llovía…¡y tenía que llover para la asamblea! Aunque se hizo en un estadio de fútbol al aire libre, fue impresionante el calor y amor de los hermanos que se mantuvieron en sus lugares, envueltos en mantas y con paraguas, pero firmes!.
La asistencia final fue de 6.678 y le dimos la bienvenida a 98 nuevos hermanos que simbolizaron su dedicación en bautismo: ¡Una congregación grande!
 
Gracias a Jehová pude asistir los tres días junto a mi familia. La felicidad de estar en la asamblea pudo más que el dolor y la fatiga y regresamos muy fortalecidos y agradecidos por tanta instrucción y nuevas provisiones.
Aunque estoy mejor que antes, pero luego de cada asamblea me lleva una semana o más recuperarme del esfuerzo, ahora mismo estoy muy fatigada pero no quiero que pase más tiempo sin poder compartir algunas fotos y experiencias.
 
Les dejo algunas fotos y luego sigue el mensaje con algunos detalles emotivos:
 
Candidatos al bautismo: 98
 
                                   
                                      Damita, Ezequiel y Natalia





 
Con Vanessa, una querida amiga del sur de la provincia
 
 Al fin nos encontramos, con Vanessa y su mami..





 
  Los papás de Ezequiel: Pedro y Verónica y su sobrinito Miqueas
 
 Con la familia Zambrana

 
 
“Su maletín estuvo presente”

En la entrada anterior les dejé una “Carta al último enemigo”. Allí menciono que un hermanito muy querido de nuestra congregación descansa hasta el Paraíso. El hermano Pedrito, de 87 años, era siervo ministerial y un muy celoso predicador a pesar de que su voz casi no podía escucharse debido a cirugías en sus cuerdas vocales, tenía una prótesis en la garganta, estaba muy delicado.

Él, junto a Herminia, su esposa, eran de los primeros en llegar a cada reunión y siempre estaba cerca de la puerta dando la bienvenida a los que llegaban. Tenía un espíritu muy positivo y optimista, pese a su fragilidad.
Ya tenían todo listo para asistir a la asamblea, a la semana siguiente.
El velatorio fue en el Salón del Reino y fueron hermanos de varias congregaciones. El discurso de funeral la dio Pedro, (el papá de Ezequiel), fue muy difícil para él pues no sólo era su tío, sino también quien le hizo el estudio.

Como son de familia numerosa, asistieron muchos parientes no testigos y se dio un buen testimonio y el consuelo de la esperanza segura que nos da Jehová.
Al acercarme a saludar a su esposa, me dijo:
-Ya tenía todo listo para ir a la asamblea. No voy a faltar.
Y Waldo le dijo:
- Cuando Pedrito despierte, lo primero que querrá saber es si fue a la asamblea.
- ¡Claro que voy a ir! Dijo ella, con sus ojitos llenos de lágrimas pero con resolución.
 
Sí, a pesar del dolor tan grande, ella estaba decidida a asistir y sus hijos, que no son testigos, la acompañaron. Fue muy conmovedor verlos en la asamblea.
Como sus hijos no están acostumbrados a las reuniones, no tenían maletín para poner las cosas. Entonces mi mami les sugirió que usen el de su papá.
Al día siguiente, ¡allí estaba uno de sus hijos con el maletín y las cosas de su papá!
Fue una postal muy emotiva. Aunque Pedrito ya no estaba…su maletín estuvo presente…
 

Cada asamblea es especial, cada una viene, no solo con la enorme instrucción de nuestro Padre, sino también con tantas historias detrás de cada rostro de nuestros amados hermanos que siguen perseverando a pesar de sus luchas cotidianas, conociendo cada uno su propia plaga y su propio dolor (2 Crónicas 6:29). Pero están allí.
 El solo verlos nos anima y fortalece a seguir también esforzándonos lo poco que queda para llegar a la meta…

Eso también es parte de nuestras asambleas…el reencuentro con hermanos y amigos que siguen llevando fruto a lo largo de los años, con algunos de los cuales tuvimos el privilegio de estudiar y que ahora llevan a sus estudios al bautismo. Como dijo el apóstol amado: No tengo mayor causa de [sentir] agradecimiento que estas cosas: que oiga yo que mis hijos siguen andando en la verdad. (3 Juan 4)
 
 
Me acerqué temblorosa a tus patios,
con escasas fuerzas para mantenerme en pie.
Me acurruqué para oírte...
tus palabras son bálsamo a mi corazón,
consuelo que cura mente y espíritu.
 
Gracias por enseñarnos,
por seguir marcándonos
el camino por dónde andar.
 
Gracias por el privilegio de estar en tus patios
y por poder alabarte con toda esta hermandad.
 
Por esta Asamblea...
¡Gracias Jehová!
 
 
 
Nancy
22-09-13
 
 
 
 

martes, 10 de septiembre de 2013

Carta al último enemigo

 
 

Como el último enemigo,
la muerte ha de ser reducida a nada. 
  (1 Corintios 15:26
)
 
 
Cuando era niña no pensaba en ti. Ni sabía que existías. Pero pronto te presentaste, con tus harapos tejidos de dolor, fue cuando tenía cinco años y te llevaste al abuelo al que más me apegué: José, mi abuelito paterno que aún hoy recuerdo como si lo estuviera viendo.
 
Luego, a mis once años comenzaste a merodear a menudo por casa, siempre dándole vueltas a mi mami que lucha desde entonces con una grave enfermedad de huesos, entre otras tantas que la abruman. En cada una de sus más de treinta cirugías, te veía agazapada, merodeando con tus afiladas garras, lista para llevarte a quien amo tanto.
 
Con el tiempo te cruzaste en mi camino: corrosivas enfermedades te llamaron y te quedaste cerca, a veces más amenazante e inminente. Otras más callada, pero siempre allí, aunque yo te ignore, siempre te encargas de que no falten apuros que nos recuerden tu presencia. Estos últimos veinte años, en particular, este barro imperfecto que soy se ha debilitado tanto que ha sido frecuente encontrarte de frente y sólo por inmerecida bondad de la Fuente de la Vida, aún estoy aquí, para alabarlo y darle gracias.
 
Cuando era niña no pensaba en ti. Ni siquiera sabía que existías. El beso de las Buenas Noches era sólo eso: un mimo al corazón para descansar tranquilo hasta el día siguiente, dando por sentado que los amados siempre estarían allí al despertar, segura de que así sería por siempre. 
 
Luego supe de la rebelión en Edén, de la imperfección que siempre camina de tu mano, con ese nombre tan aborrecible como tú misma: Muerte.
Sé que tu existencia es temporal y  que pronto tendrás un final eterno. Pero mientras tanto, has sido y eres causante de las angustias más hondas y profundas, tanto como lo es tu lugar de residencia: el Seol.
 
No me gusta hablar de ti. Ni siquiera quiero pensarte. Pero eres parte de esta dura realidad que a la humanidad toda persigue.

Hace nueve años te llevaste a Lira y dejaste huérfano a su colibrí: esa maravillosa inspiración que tantas cosas bellas y profundas le susurró al oído para deleite y consuelo de quién las leyó y para alabanza continua al Creador. Sigo encontrándola en sus cartas y libros que dejó. Pero sigue doliendo la ausencia...
 
Y hoy te llevaste a un hermano tan especial y querido. Y me dueles tanto...
Él estaba en esa franja etaria de la que habló Moisés en oración: “En sí mismos los días de nuestros años son setenta años; y si debido a poderío especial son ochenta años, sin embargo su insistencia está en penoso afán y cosas perjudiciales; porque tiene que pasar rápidamente, y volamos.” (Salmo 90:10)
 
En nuestra congregación hay unos quince hermanitos entre esas edades, incluidos mis padres. No faltó el ingenioso que, en broma y con cariño, los llame “el Grupo PAMI” (en alusión a las personas jubiladas del país). Con su corona de hermosura, adornan nuestra congregación y los amamos. Su vasta experiencia en la vida les permite hablar con autoridad y sabiduría ante las dificultades de los que venimos aprendiendo detrás de ellos. Su ejemplo de fidelidad y constancia nos motiva. Pues a pesar del penoso afán y cosas perjudiciales que acompañan a su avanzada edad...ellos están allí...firmes cual columnas griegas que se mantienen en pie pese a que sus mejores años y vigor juvenil hace tiempo que se esfumaron.
 
Antes no pensaba en ti. Pero ahora me duele verte rondando tan cerca de ese grupo amado...¡vete a tus dominios! ¡Quédate quieta hasta que llegue Quien nos liberte!
Sé que de nada valdrán mis reclamos, y sé que nadie está libre de tu voracidad. Y no sé por qué te escribo. Tal vez sea para recordarme a mi misma que pronto te irás para siempre y que nada podrás hacer para impedir que regresen los que ahora duermen, cautivos del silencio, prisioneros del Seol. 
Tal vez sea para recordarme que pronto, ellos “oirán la voz del Hijo de Dios. . . y todos los que están en las tumbas conmemorativas oirán su voz  y saldrán. (Juan 5: 20, 28, 29)
 
Estás haciendo estragos en las naciones sabiendo que tienes los días contados. Las guerras, las catástrofes naturales, el hambre y las enfermedades, siguen a tu lado (y contribuyen) en desenfrenado cabalgar por todo el planeta.
 
Has hecho, que mi mente niña, ahora dé sus besos de las Buenas Noches sin la certeza de que al otro día siga el cariñoso diálogo con los amados. Has hecho que mi mente niña, no sepa si el abrazo dado al despedir a los hermanos...será el último...o si habrá un paréntesis hasta el Paraíso...
 
Pero hay cosas que no puedes hacer: no podrás retener para siempre a tus cautivos, ni puedes romper el vínculo de los leales con el Dios de todo consuelo: ”Porque estoy convencido de que ni muerte, ni vida,... ni cosas aquí ahora, ni cosas por venir, [...] ni altura, ni profundidad... podrá separarnos del amor de Dios que está en Cristo Jesús nuestro Señor.” (Romanos 8:38, 39)
 
Porque “ninguno de nosotros, de hecho, vive con respecto a sí mismo únicamente, y ninguno muere con respecto a sí mismo únicamente; pues tanto si vivimos, vivimos para Jehová, como si morimos, morimos para Jehová. Por consiguiente, tanto si vivimos como si morimos, pertenecemos a Jehová.” (Romanos 14:7, 8)
 
No quiero conversar más contigo, tan solo nombrarte repele: Muerte. Es un monólogo no deseado. Sólo te escribo para recordarte y (recordarme),  la fidelidad sin fin de la Fuente de la Vida, aquél de Nombre Hermoso a quien mi corazón canta:
 
 
Aun si se van, Jehová no olvidará
a sus amigos nunca.
Pronto vendrá el día en que saldrán
de sus oscuras tumbas;
vida gozarán por la eternidad
como prometió Jehová:
 
“Llamaré tu nombre ansioso,
y tú me responderás.
La obra de mis manos
eres tú. ¡Despierta ya!”.
Nuestro Dios está anhelante
por volver a contemplar
a sus amados hijos,
quienes ya no morirán.
 
(Cántico 111:  Llamaré)
 
 
 
Nancy
10-09-13
 
 

 

domingo, 1 de septiembre de 2013

Septiembre e historias



Estoy abriéndole las puertas a Septiembre. Acaba de entrar por aquí, apenas hace unos minutos. Está acomodando su equipaje cargado de verdes y flores. Aunque a decir verdad, ya hace varios días que viene pintando los árboles, haciéndoles trajes nuevos de retoños y colgando guirnaldas de flores por doquier.
Me gusta la Primavera. La espero y ansío. Ojalá yo también pudiera reverdecer y cobrar nuevos bríos para transitar lo poco que queda de este sinuoso camino antes del Paraíso. ¡Ah! Sí…entonces sí llegará mi primavera…y será eterna…
 
Mientras tanto, Septiembre sigue trayendo su perfume de azahares, entibiando las noches y llenando pájaros los nidos.
Y hablando de nidos, en Septiembre también es el aniversario de bodas de Damita y Ezequiel, su primer aniversario, el día 8. Nuestra única hija ya tiene su propio nido y es feliz junto a su amado compañero de vuelo.
Y hay muchas actividades teocráticas para este mes: la próxima semana tendremos la visita de nuevo Superintendente de Circuito y su esposa. Así es que me anoté para hacer el precursorado auxiliar de 30 horas este mes. El próximo viernes, Jehová mediante, estudiaremos con Patricia y el hermano viajante. Micaela y Romina están haciendo el auxiliar de continuo. Son una bendición muy grande.
También estamos en la campaña de invitación para nuestra Asamblea de Distrito… y así, cuando menos nos demos cuenta se habrá esfumado Septiembre entre pétalos de rosas y canciones de alabanza al Señor del Tiempo.
 
Mucho por hacer y pocas fuerzas. Pero cuánto consuela pensar en que mi bolsita de flor de harina cuenta al acercársela a Jehová.  Me encantó el estudio de La Atalaya al decir: “Si un israelita era muy pobre y no podía ofrecer en sacrificio una oveja o un cabrito, Jehová aceptaba dos tórtolas o dos pichones. Pero ¿y si era tan pobre que ni siquiera tenía para eso? En tal caso, le permitía ofrecer un poco de harina [...] no podía ser cualquier harina, sino “flor de harina”, de la más selecta, como la que se servía a los invitados de honor (Gén. 18:6). ¿Por qué es esto importante? (Lea Levítico 5:7, 11.)  
[...] Él nos exige que la harina sea de alta calidad. Es como si dijera a los israelitas más pobres: “Comprendo que ustedes no pueden ofrecer tanto como otros, pero también sé que me están dando lo mejor que pueden darme”. Verdaderamente, Jehová demuestra lo razonable  que es al tener en cuenta las limitaciones y circunstancias de sus siervos (Sal. 103:14)."

(W13 15/6 pág.15, párr.15 y 16).

¡¡Qué amoroso!! Así es que yo también estoy feliz y agradecida al traerle mi bolsita de flor de harina.
 
Días atrás estuve muy triste y preocupada. Ustedes saben cuánto amo a los animalitos, y en particular a nuestra Lulita (y ahora a Pelusita y Blanquita también). Le había observado una mancha a Luli al lado de su naricita, luego se hizo más grande. La llevamos al veterinario y nos dijeron que era un carcinoma, un tumor canceroso de piel. La tuvieron en observación haciéndole unas inyecciones de penicilina y antiinflamatorios cada dos días. Si cedía la lesión y cicatrizaba había esperanza de que no fuera cáncer sino una irritación por el sol (a ella le gusta mucho tomar sol). Y si no cedía, había que operarla. Ya se imaginarán cuánto lloré esos días…estaba muy angustiada…en el fondo sigo siendo la niñita de ayer que anhela que los animalitos no mueran, que también sean eternos…
 
Fue un alivio inmenso ver que mejoraba. Ya no hacen falta más inyecciones pero el médico nos advirtió que no tomara sol, desde las 11hs hasta las 17 hs ya que el siguiente paso es el cáncer. Así es que ahora andamos detrás de las tres niñas gatunas de que en ese horario no tomen sol, pues son blancas y son pieles más sensibles, igual que en los humanos.
 
Momentos:
 
En nuestra congregación tenemos un buen grupo de hermanitos de edad avanzada y la mayoría tiene problemas de salud, algunos muy delicados, como Olguita, que vive a unas tres cuadras de casa, sus riñones dejaron de funcionar y le hacen diálisis tres veces por semana.
Me conmovió el gesto de mi mamá ayer por la mañana. Apenas desayunó y leyó el texto del día (del 31 de Agosto), se levantó, se arregló y me dijo:
 - “Me voy a leerle el texto del día a Olguita antes que se la lleven a diálisis”.

Es que ella está solita en la verdad en su casa, no tiene con quien compartir el ánimo y esperanza que nos da Jehová. De por sí ese fue un gesto muy amoroso para cualquier persona, pero más aún al pensar que mamá misma apenas camina vacilante con sus 81 años, está muy débil, delicada y con fuertes dolores y esas tres cuadras hasta Olguita se le hacen kilómetros.
Cuando bajó Damita y me preguntó por “la Yaya”, (así le dice a mamá), le conté, y se emocionó. Con lágrimas en los ojitos dijo: 
-“¡Qué buena amiga es la Yaya!”.
- “Sí, le respondí. Es muy leal”
 
No es sólo una anécdota. Es una lección de vida. De abnegación. De amor leal.
 

Las primeras horas de Septiembre ya se acomodaron para descansar en su madrugada inicial. Creo que yo haré lo mismo. Afuera aún hay mucho ruido de autos y se escucha el bullicio de alguna fiesta cercana. Es que es sábado y comienzo de domingo. Yo estoy en mi rincón (en “mi nuevo” rincón, ya pondré fotos). Mientras...

Septiembre
 
Una lamparita con luz tenue
ilumina el teclado mientras todos duermen.
Es un momento de quietud y calma.
Un momento para escuchar el alma.
Acaba de irse Agosto y se llevó los vientos
que desparramaban la hojarasca.
Ya se fue. Hizo un revuelo de hojas
y sentimientos, de fríos y de grises;
guardó todo en su equipaje etéreo.
Apagó la estufa que está a mi lado.
Guardó la manta con que me abrigo
mientras aquí sentada, te escribo.
Y se fue.
 
Me quedé despierta para abrir la puerta:
llegó Septiembre, hace minutos escasos.
Lo hice pasar y no deja de mostrarme
los verdes tesoros que trae consigo:
hojas nuevas y retoños,
y bellos capullos en su paleta de colores.
 
Ya pintó de amarillo, rosado y blanco
los lapachos, de gama de lilas
los árboles orquídeas...
y de colores vivos y otros pasteles
los rincones de mi alma cansada...
que también reverdece...
 

Nancy
1-9-13