martes, 10 de septiembre de 2013

Carta al último enemigo

 
 

Como el último enemigo,
la muerte ha de ser reducida a nada. 
  (1 Corintios 15:26
)
 
 
Cuando era niña no pensaba en ti. Ni sabía que existías. Pero pronto te presentaste, con tus harapos tejidos de dolor, fue cuando tenía cinco años y te llevaste al abuelo al que más me apegué: José, mi abuelito paterno que aún hoy recuerdo como si lo estuviera viendo.
 
Luego, a mis once años comenzaste a merodear a menudo por casa, siempre dándole vueltas a mi mami que lucha desde entonces con una grave enfermedad de huesos, entre otras tantas que la abruman. En cada una de sus más de treinta cirugías, te veía agazapada, merodeando con tus afiladas garras, lista para llevarte a quien amo tanto.
 
Con el tiempo te cruzaste en mi camino: corrosivas enfermedades te llamaron y te quedaste cerca, a veces más amenazante e inminente. Otras más callada, pero siempre allí, aunque yo te ignore, siempre te encargas de que no falten apuros que nos recuerden tu presencia. Estos últimos veinte años, en particular, este barro imperfecto que soy se ha debilitado tanto que ha sido frecuente encontrarte de frente y sólo por inmerecida bondad de la Fuente de la Vida, aún estoy aquí, para alabarlo y darle gracias.
 
Cuando era niña no pensaba en ti. Ni siquiera sabía que existías. El beso de las Buenas Noches era sólo eso: un mimo al corazón para descansar tranquilo hasta el día siguiente, dando por sentado que los amados siempre estarían allí al despertar, segura de que así sería por siempre. 
 
Luego supe de la rebelión en Edén, de la imperfección que siempre camina de tu mano, con ese nombre tan aborrecible como tú misma: Muerte.
Sé que tu existencia es temporal y  que pronto tendrás un final eterno. Pero mientras tanto, has sido y eres causante de las angustias más hondas y profundas, tanto como lo es tu lugar de residencia: el Seol.
 
No me gusta hablar de ti. Ni siquiera quiero pensarte. Pero eres parte de esta dura realidad que a la humanidad toda persigue.

Hace nueve años te llevaste a Lira y dejaste huérfano a su colibrí: esa maravillosa inspiración que tantas cosas bellas y profundas le susurró al oído para deleite y consuelo de quién las leyó y para alabanza continua al Creador. Sigo encontrándola en sus cartas y libros que dejó. Pero sigue doliendo la ausencia...
 
Y hoy te llevaste a un hermano tan especial y querido. Y me dueles tanto...
Él estaba en esa franja etaria de la que habló Moisés en oración: “En sí mismos los días de nuestros años son setenta años; y si debido a poderío especial son ochenta años, sin embargo su insistencia está en penoso afán y cosas perjudiciales; porque tiene que pasar rápidamente, y volamos.” (Salmo 90:10)
 
En nuestra congregación hay unos quince hermanitos entre esas edades, incluidos mis padres. No faltó el ingenioso que, en broma y con cariño, los llame “el Grupo PAMI” (en alusión a las personas jubiladas del país). Con su corona de hermosura, adornan nuestra congregación y los amamos. Su vasta experiencia en la vida les permite hablar con autoridad y sabiduría ante las dificultades de los que venimos aprendiendo detrás de ellos. Su ejemplo de fidelidad y constancia nos motiva. Pues a pesar del penoso afán y cosas perjudiciales que acompañan a su avanzada edad...ellos están allí...firmes cual columnas griegas que se mantienen en pie pese a que sus mejores años y vigor juvenil hace tiempo que se esfumaron.
 
Antes no pensaba en ti. Pero ahora me duele verte rondando tan cerca de ese grupo amado...¡vete a tus dominios! ¡Quédate quieta hasta que llegue Quien nos liberte!
Sé que de nada valdrán mis reclamos, y sé que nadie está libre de tu voracidad. Y no sé por qué te escribo. Tal vez sea para recordarme a mi misma que pronto te irás para siempre y que nada podrás hacer para impedir que regresen los que ahora duermen, cautivos del silencio, prisioneros del Seol. 
Tal vez sea para recordarme que pronto, ellos “oirán la voz del Hijo de Dios. . . y todos los que están en las tumbas conmemorativas oirán su voz  y saldrán. (Juan 5: 20, 28, 29)
 
Estás haciendo estragos en las naciones sabiendo que tienes los días contados. Las guerras, las catástrofes naturales, el hambre y las enfermedades, siguen a tu lado (y contribuyen) en desenfrenado cabalgar por todo el planeta.
 
Has hecho, que mi mente niña, ahora dé sus besos de las Buenas Noches sin la certeza de que al otro día siga el cariñoso diálogo con los amados. Has hecho que mi mente niña, no sepa si el abrazo dado al despedir a los hermanos...será el último...o si habrá un paréntesis hasta el Paraíso...
 
Pero hay cosas que no puedes hacer: no podrás retener para siempre a tus cautivos, ni puedes romper el vínculo de los leales con el Dios de todo consuelo: ”Porque estoy convencido de que ni muerte, ni vida,... ni cosas aquí ahora, ni cosas por venir, [...] ni altura, ni profundidad... podrá separarnos del amor de Dios que está en Cristo Jesús nuestro Señor.” (Romanos 8:38, 39)
 
Porque “ninguno de nosotros, de hecho, vive con respecto a sí mismo únicamente, y ninguno muere con respecto a sí mismo únicamente; pues tanto si vivimos, vivimos para Jehová, como si morimos, morimos para Jehová. Por consiguiente, tanto si vivimos como si morimos, pertenecemos a Jehová.” (Romanos 14:7, 8)
 
No quiero conversar más contigo, tan solo nombrarte repele: Muerte. Es un monólogo no deseado. Sólo te escribo para recordarte y (recordarme),  la fidelidad sin fin de la Fuente de la Vida, aquél de Nombre Hermoso a quien mi corazón canta:
 
 
Aun si se van, Jehová no olvidará
a sus amigos nunca.
Pronto vendrá el día en que saldrán
de sus oscuras tumbas;
vida gozarán por la eternidad
como prometió Jehová:
 
“Llamaré tu nombre ansioso,
y tú me responderás.
La obra de mis manos
eres tú. ¡Despierta ya!”.
Nuestro Dios está anhelante
por volver a contemplar
a sus amados hijos,
quienes ya no morirán.
 
(Cántico 111:  Llamaré)
 
 
 
Nancy
10-09-13
 
 

 

11 comentarios:

  1. Nancy, hace más de cinco años que mi hija es prisionera del seol y aún no he colocado una lápida con su nombre en su tumba, no se porqué he dejado pasar tanto tiempo, no es por falta de dinero, tal vez es la negación, es tan doloroso aceptar su ausencia, deseo con todo mi corazón abrazarla muy fuerte otra vez :( era mi negrita ...ya falta un día menos. Saludos desde México.

    ResponderEliminar
  2. Querida Nancy;
    Que hermosa reflexión, realmente para nosotros la muerte es un enemigo que acecha día tras día y no es tan lindo como en la película de Brad pit. El mundo quiere dejarnos sin esperanza como dicen "todo tiene solución menos la muerte"para los que conocemos a Jehová "todo tiene solución incluida la muerte. Como dice Romanos 5:5.....la esperanza( del fin de la muerte)no conduce a desilución.Gracias por describir a la vida en bellas palabras....un beso y cariños a tu linda familia

    ResponderEliminar
  3. Edward Solano de Texas.
    "Carta al último enemigo" es una pieza magistral de literatura (como todo lo que nuestra hermana Nancy escribe. Hábilmente elude la posibilidad de que la muerte se acerque a sus seres queridos o a ella misma. Brillantemente despide a la muerte con estas palabras "...¡vete a tus dominios! ¡Quédate quieta hasta que llegue Quien nos liberte!" Todos esperamos con ansias al que nos libertará muy pronto!

    ResponderEliminar
  4. Mi querida amiga, siempre me sorprende las coincidencias en muchas cosas que tenemos nosotras y con nuestras amigas...hace un par de dias me topé de frente con esa misma enemiga...un hna a la que conozco desde que conocí la verdad, y con la que nos unió un gran cariño, ella sentia a mis hijos como nietos, se ah dormido en la muerte,sabía qué tenía y se fue despidiendo de todos los hnos,yo por mi problema no pude ir a su lado, qué pena me quedó, amiga...!!solo me consuela saber que si así me lo permite Jah, la volveré a ver,sé q falta poco...Te mando un beso grande,dales mis cariños a tus papis,los amo!!!
    Tu amiga que no te olvida nunca
    Silvia E.

    ResponderEliminar
  5. Querida hermana Nancy, hasta que llegue el momento de la llamada... Nada puede explicarnos el dolor, su ilimitado alcance ni sus profundidades enigmáticas. Nadie nos puede descubrir el vacío que deja en el mismo centro de nuestro ser, un vacío que nada lo llena.
    Gracias porque dentro del dolor que sientes escribes dando consuelo.
    Desde España un largo y sentido abrazo

    ResponderEliminar
  6. Oh! mi querida Nancy. cuánto anhelo poderte abrazar. Son tantas emociones juntas...Yo también he perdido a muchas personas amadas por el camino y... ¿quién no?.
    Estoy contigo amiga, aunque me apena que escribas desde el sufrimiento que te ha causado (que nos causa) "la muerte" y sabemos quien maneja los hilos de ese espectro pero, ni lo vamos a nombrar.
    Felizmente por otro lado, me anima enormemente tu constancia tu dedicación tu fuerza, y sobre todo el gran amor que recibes y das gracias a Nuestro dador de vida Jehová Dios.
    Ya falta menos!! por eso, sigue cariño, eres una fuente de ternura y amor inagotable, tú necesitas expresar lo que siente tú corazón alabando a nuestro Dios y a nosotros se nos llena el corazón de amor de gratitud y también de esperanza. La esperanza de saber que ya queda muy poco.
    Te necesitamos, no cabe duda de que Jehová te bendice y bendice a los que te conocemos con tu amistad
    ¡¡Que bonito escribes mi amiga del alma y, cuánto te quiero!!

    T´estimo molt
    Dolça Gavina

    ResponderEliminar
  7. Saludos hermanita. Tus palabras acertadas, comedidas pero firmes muestran que grande fe tienes. ¡¡¡Gracias por darnos palabras a quienes no tenemos como expresar los sentimientos encontrados que anidan en nuestro corazón!!!

    ResponderEliminar
  8. Ese es uno de mis cánticos favoritos, dió palabras a mis sentimientos respecto a la resurrección y me hizo apreciarla más

    ResponderEliminar
  9. Mi querida amiga Nancy, cuánto me han gustado sus palabras!!
    Siempre me gustó cómo expresa sus sentimientos, pero en esta ocasión se pasó!! Les dió palabras a mis pensamientos inquietantes. La muerte ha seguido muy de cerca a mi hermanita hace apenas unos meses. Pero el ver cómo Jehová jamás la abandonó a ella ni a nosotros, hace que mi amor por él aumente de día en día.

    Hace más de un año y medio perdí a mi amada abuela paterna y eso me dejó totalmente destruída.
    Cuánto anhelo que llegue el día en que vuelva a verla y abrazarla. Pero esta vez será todo diferente. No tendré que contarle cómo está el día pues lo verá con sus propios ojitos curados (perdió la vista cuando yo tenía cinco años a causa del glaucoma). Será muy emocionante ese día!!!
    Aun no superé su partida pues la amaba y aún la amo con toda mi alma.

    Usted menciona a nuestra querida Lira.... Aunque no he llegado a conocerla, pero sus libros están entre mis favoritos, en especial "Cartas a un prisionero del Seol". Vi cómo esa madre encontró una forma de aliviar su dolor escribiéndole a su hijo. Cuando leí ese libro no me cabía la idea de encontrar consuelo haciendo eso... Pero cuando me sucedió a mí, cambié mi parecer.
    Tenía razón Lira!!!! Desde que mi abu se fue, le escribo cartas y poemas para ella....

    Pronto... Muy pero muy pronto volveremos a ver a nuestros seres queridos que perdimos con dolor.

    Y con respecto a lo que usted nos cuenta que le llaman "el Grupo Pami", en mi congregación también sucede lo mismo. Somos muy poquitos jóvenes, pero hay muchos hermanitos mayores y con achaques propios de su vejez.
    Cuán feliz me hace el verlos en las reuniones y en la predicación a pesar de que no hacen mucho. Su felicidad y el amor que sienten por Jehová es contagioso.
    Jehová no se olvidará del amor y el esfuerzo que ponen en su servicio y los recompensará con la vida eterna.

    Muchisimas gracias por compartir conmigo sus hermosos escritos que me llenan de consuelo.
    La quiero muchisimo!!
    Mi familia les mandan muchos besos y abrazos.

    Con mucho cariño y amor, su amiga Vane Soria.

    ResponderEliminar
  10. amada hermana aunque los dias que vivimos las enfermedades y otras nos de vilitan por fuera nuestro interior se hace cada vez mas fuerte nuestro Dios nos fortalece cada vez amo y aprecio mas la bondad inmerecida de nuestro padre muchas veces solo me quedo con menos mi mente no se consentra como antes cada vez veo menos y me cuesta mucho prepararme las reuniones pero ay es toy siempre heres un ejemplo para mi 3 de mis hijos se an idoy me an destrosado el corazon pero el poder mas alla de la verdad a ese me aferro te quiero desde tenerife besitos

    ResponderEliminar
  11. Hay hermanita me identifico en tus hermosas palabras, solo quieda esperar con fortaleza el día de volver a ver a nustros seres queridos gracias popr tu motivación! saluditos desde Costa Rica un fuerte abrazo!!

    ResponderEliminar

Nombre - Localización