sábado, 30 de noviembre de 2013

Mudanza: Una nueva etapa


 
 
Está comenzando el último día de Noviembre y me encuentra aquí, en busca de las palabras precisas para condesar las vivencias de estos días, cargados de una amplia gama de emociones.
 
Es que Damita y Ezequiel se mudaron el sábado pasado y han sido días muy ajetreados, un ir y venir ya desde muchos días previos, cuidando la casita y el vasto jardín.

Aún no puedo asimilar que podamos tener esa casa, estábamos en busca de un terreno y de pronto, se presentó una oportunidad de adquirirla: un compañero de trabajo de Waldo se jubiló y quería irse a vivir a los valles, rodeados de montañas, pero primero quería vender su casa, llena de afectos y recuerdos especiales para él, y nos dio algunas facilidades para poder tenerla, aunque con muchos sacrificios. Así es que, sin pensarlo, con la inmensa ayuda de Jehová…ahora tenemos una casita propia.
La que teníamos anteriormente tuvimos que venderla para regresar a vivir con mis papis pues mi salud había empeorado mucho, Damita era chiquita y no podíamos estar solas cuando Waldo se iba a trabajar.

Jehová mediante, con el tiempo esperamos poder acondicionar nuestro nuevo hogar de tal modo que Damita y Ezequiel y nosotros podamos tener departamentos independientes, a la vez que estamos cerca por la salud delicada de las dos. Pero también me preocupa la salud y edad avanzada de mis padres.
Por lo pronto, los hijos ya se mudaron...y los extrañamos mucho.
¡Y ni qué hablar de cómo extrañamos a “las chiquitas”: Pelusa y Blanquita, las gatitas de los hijos…Pelusita era muy apegada a mi, apenas le abrían la ventana de su casa, se cruzaba corriendo la terraza y pasaba volando a mi cama…la extraño a horrores. En esas noches de largo insomnio, cuando ya era muy tarde, me decía a misma:

- “¡Uy, tengo que ir a dormir porque ya va a venir la Pelusita a despertarme!”

Y ahora no viene…así es que yo voy a visitarla y mimarla ahora.
 
 Bueno, en realidad, tenemos mucho trabajo en el jardín. No sé si es una casita con plantas…¡¡ó son plantas con una casita!!, jaja.
El terreno es de 8 x 31 metros, de los cuales, 16 los ocupa el jardín. Al señor que nos la vendió le encantan las plantas y puso de todo…es un deleite a los ojos. Hay una gran variedad de flores: rosas, gladiolos, azucenas, margaritas plumosas, pajarillos, enamoradas del sol, alegrías del hogar, achiras, rosa china doble, etc, etc. ¡Y un cactus!
También hay algunas plantas comestibles: cebolla, perejil, apio, tomates, pimiento, menta. Hay otras medicinales: Payco, áloes vera, ruda, entre otras.
Y hay árboles frutales: un duraznero, una planta de naranja criolla, otra de naranja tanjarina (dulce), dos higueras: una de higos negros y la otra de higos blancos, una parra cargada de racimitos de uva, y una enorme palta al fondo.
Así es que ya podemos disfrutar de un anticipo del cumplimiento de Miqueas 4:4: “Y realmente se sentarán, cada uno debajo de su vid y debajo de su higuera.”
Además, hay unas 50 macetas que estamos regalando para simplificar un poco la tarea.
 
Esto está resultando un buen ejercicio para mi, hay que regar el jardín todos los días y mantenerlo, así es que Waldo y yo andamos en eso, además de muchos trámites que se van presentando. Estamos a unas 16 cuadras de la casa de mis papis, donde quedamos Waldo y yo por ahora. Aunque es cerca, pero no hay un ómnibus directo que nos lleve y vamos en dos ómnibus o bien en taxi. Ha sido muchísimo movimiento para mí. Pero estoy muy contenta. Me encanta tomar unos ricos mates en familia rodeada de tanto verde y flores. Es una gran bendición, esperamos poder cumplir con todo.

 Ahora ya no estoy tanto tiempo recluida en mi rincón. Claro, no puedo andar mucho, pero hago algo y descanso, apoyando en algo mis piernas hinchadas y doloridas. Como no me mantengo mucho tiempo parada, voy corriendo una silla para regar sentada. Ya llevaré mi silla de ruedas para regar tranquila.
Antes que los hijos se mudaran, íbamos casi todos los días a regar las plantas. Waldo tomó estas fotos en esas ocasiones:
 




 
 Waldo mostrando los pequeños racimos de uvas:


 
Así es que otra vez soplan vientos de cambio por aquí. Estamos felices de que los hijos estén bien allá, pero los extrañamos mucho. También habrá que cambiar de congregación, pero no pensando en dejar a los amigos, sino pensando en los amigos nuevos por descubrir.
Es una nueva etapa en nuestras vidas.
 
Todo cambio trae sus propios desafíos y ajustes. Siempre pedimos que Jehová guíe nuestros pasos y nos dé las fuerzas y sabiduría para sobrellevar los escollos del camino y que nos mantengamos enfocados en lo más importante: nuestro amor y servicio a Él, sea donde sea que estemos y vayamos.
Que nos dé la salida a las inquietudes cotidianas y también, que nos dé la actitud correcta ante la vida y sus cambios.
Respecto a esto, me encantó algo que leí en la Despertad de febrero del año que viene:

‘Nuestra suerte en la vida depende en un 10% de lo que nos pasa
y en un 90% de nuestra reacción’.
(g14 /2 pág 15)
 
Es un sabio enfoque.
 
Es hora de dejar descansar a los pensamientos y procurar encontrar el sueño escondido detrás de este insomnio tenaz. Ya les hice conocer un poquito mi nuevo espacio, lleno pájaros y flores, lleno de afectos y nuevos retos…como lo es la vida misma…este amado privilegio de vivir…

martes, 19 de noviembre de 2013

“Los Acuña”

 
A lo largo de los años transitados en este camino angosto, pero feliz, conocimos a muchas personas de corazón puro que buscaban  respuestas y consuelo. Buscaban a Jehová a tientas.
Entre esas personas estuvieron Azucena, Graciela y Marcela, tres miembros de una misma familia. Ya han pasado unas tres décadas desde esos días de estudio y siguen perseverando frente a distintos tipos de aflicciones.

Les escribí una carta, y se la dejo  aquí con el deseo de acercar ánimo y encomio a otras familias de siervos fieles de Jehová que perseveran día a día, como:
 

 
 
“Los Acuña”
 
 
Querida Familia:
 
 
La de hoy fue una reunión especial en lo que tiene que ver con los afectos. Me emocioné al ver presentes a 15 miembros de su familia. Es una bendición tener a los abuelos, hijos, nietos y bisnietos juntos en la reunión.
Y es un privilegio haberlos visto crecer en la verdad…¡y multiplicarse!...
 
Hoy me senté atrás (normalmente suelo sentarme más adelante, para verle el rostro al orador), y no pude evitar empezar a contarlos…y recordar esos años en que los conocí y tuve el privilegio de estudiar con algunas de ustedes. Ése tiempo en que “los Acuña” eran sólo papá, mamá, tres hijos y dos dulces nietitas pequeñitas, a quienes cargué en brazos mientras estudiábamos con su mami.
 
También me dieron el honor de servir de testigo del matrimonio civil de dos de ustedes, de verlos formar sus familias…la llegada de cada uno de sus hijos, de compartir sus alegrías y sufrir lo que les duele…
 
Ver a los hijos de los hijos crecer y formar sus propias familias…y ahora pensar en “Los Acuña” envuelve también pensar en los Acuña (hijo), en los Garófalo, los Medina, los  Moreno, los Parfeniuk…y lo más hermoso de todo, es que siguen todos andando y creciendo en la verdad…es una gran bendición la que tienen, algo que muchos quisieran tener.

Miren a su alrededor y verán a tantos hermanos que luchan solos en la verdad y que cuando regresan a casa de las reuniones no pueden compartir con nadie el estímulo recibido, ya sea porque sus familiares no adoran a Jehová, o porque literalmente viven en una soledad no deseada.

Cuiden ese tesoro particular que tienen, que nada ni nadie, ni siquiera sus propias inquietudes, les prive del gozo de seguir sirviendo unidos al Altísimo que quiere verlos pasar juntos al Paraíso que tanto anhelamos y ver realizada nuestra esperanza eterna.
 
Gracias por permitirme ser parte de su familia, ustedes también lo son de la mía. Y mejor aún, todos pertenecemos a la familia y hermandad mundial que adora al Creador de cuánto existe. Todos “pertenecemos a Jehová.” (Romanos 14:8)
 
No me di cuenta a tiempo, recién al llegar a casa, pensando en ustedes, pensé qué bueno hubiera sido tomarnos una foto juntos, aprovechando que la mayoría de la familia estaba presente (*)….pero les tomé una foto con el corazón y la tengo bien enmarcada, con flores y brillos dorados…
 
“Que nuestro Señor Jesucristo mismo y Dios nuestro Padre, que nos amó y dio consuelo eterno y buena esperanza por medio de bondad inmerecida, consuelen sus corazones y los hagan firmes en todo buen hecho y buena palabra.”  (2 Tesalonicenses 2:16, 17)
 

Con amor y gratitud

         Nancy
         07-11-13
 
 
(*) Están dispersos en otras congregaciones y ciudades; Marcela y su familia viven en Mendoza, a unos 1.150 km de aquí
 
 

Mientras repasaba esta carta para dejarla aquí, recordé estas palabras del apóstol Juan al expresar sentimientos con los que nos identificamos:

No tengo mayor causa de [sentir] agradecimiento que estas cosas:
 que oiga yo que mis hijos siguen andando en la verdad.
 (3 Juan 4)
 
 
 
 

sábado, 9 de noviembre de 2013

Clima de Contrastes


 
Viernes por la tarde de un día de Primavera. Bueno, eso es lo que señala el calendario. Pero el termómetro marca temperaturas de pleno verano, algo que es habitual por estas tierras: pareciera que sólo tenemos dos estaciones: Invierno y Verano, no hay términos medios. Y si por casualidad hay temperaturas templadas, no sabemos qué ponernos, es que no estamos acostumbrados.
 
La vida en estos días previos al Paraíso también se parece un poco al clima tucumano, con marcados contrastes de vivencias y emociones. Así es que en pocos días podemos pasar de vivir momentos de profunda tristeza, a otros de profundo regocijo.
 
Dolor:
 
El dolor vino al tener que despedir hasta el Paraíso a otra querida hermanita de nuestra congregación: Elenita, víctima de la herencia adámica disfrazada de vejez y Diabetes en su caso.
Ha sido fortalecedor ver a Ramoncito, su esposo, ahora viudo, presente en las siguientes reuniones, a pesar de sus 85 años.
Al verlo luego en el Salón, extendí los brazos, lo abracé fuerte, le dije que nos alegraba mucho verlo allí y que lo amamos.
– “Yo también los amo m´hija,” respondió dulcemente.
 
Siempre andaban los dos. Ahora va solito…pero será breve la ausencia…ya falta un día menos…
 
 
Aniversario:
 
En este clima afectivo lleno de contrastes, la alegría y calidez vino de la mano de nuestro 26° aniversario de Bodas, el pasado 31 de octubre. Este año no pude preparar nada especial, ni tejidos ni nada. Una suma de trámites, preocupaciones, enfermedades (de los dos) y visitas a médicos nos dejó sin tiempo ni fuerzas para nada.
Ése día ardía Tucumán (como hoy), así es que fue muy refrescante ver llegar a Waldo con un litro de ricos helados para compartir en familia. Ésa fue toda nuestra modesta celebración.
 
 Seguir andando juntos, de la mano, por el camino de la vida, ver a nuestra hija en su propio nido junto a Ezequiel, a nuestros padres, aunque envejecidos y sin fuerzas, pero fieles…son cosas que hacen que cada día tengamos muchas razones para agradecer y disfrutarlas, no dando por sentado nada…son cosas que nos permiten tener  un banquete constantemente. (Proverbios 15:15)
 
 
Parte Médico:
 
Mi lucha con la Erisipela en la pierna sigue. Si llego a estar sentada un rato sin tener la pierna en alto, ya no se pone muy roja…¡se pone morada!...es que el daño en las arterias empeora el cuadro. Aún así trato de caminar de a ratitos dentro de la casa para mejorar un poco la circulación.
Sigo cada vez más decaída y débil, con más dificultad para respirar.
Ya se me está deformando la frente por las marcas de la máscara del respirador…en serio…ya está medio hundida esa zona y se siente al tacto la diferencia…en fin…
 
Motivos de Gozo:
 
Algo que fue muy refrescante y animador, aunque no estuvo exento de sacrificios, fue el que Waldo pudiera asistir a la ciudad de Salta (a 314 km al norte) para asistir a la Escuela para Ancianos de Congregación. Recién regresó del viaje y ya pasó al trabajo hasta mañana. Pero vino tan fortalecido y agradecido por la enseñanza (y por los instructores), que no le alcanzan las palabras para describir lo hermoso que fue.
En un breve mensaje que me envió estando allá, escribió:
“Estoy muy feliz por este privilegio a esta altura de mi vida.
Oraré a Jehová para hacerme recordar toda la información que no te podés perder ni un minuto.”
 
Estaba con problemas de salud y se sentía mal, y se fue muy preocupado por la salud de nosotras con Damy. Hizo grandes esfuerzos por asistir. Pero las bendiciones de estar allí compensaron con creces todos los sacrificios.
Como escribió Lira en su poema “La Adversidad”: Las altas bendiciones se consiguen con lucha.
 
Trajo la foto que les tomaron a toda la clase y es muy motivador ver a dos hermanos de edad  allí presentes cada día (de 8 a 17 hs), uno de 87 años y otro de 93 años ¡Qué ejemplos!
 
Otro momento de profundo y callado gozo se dio durante la reunión del jueves al ver a quince miembros de una familia presentes. Tuve el privilegio de estudiar con tres de ellos hace unos treinta años, cuando la familia la componían siete miembros…pero esa es otra historia que espero compartirles luego, cuando se los presente al dejarles una carta que les escribí a “Los Acuña”.
 

Sí, la vida en este sistema está llena de contrastes, en todo sentido, aún en el clima de las emociones que trae consigo cada día.
Es una obra de arte donde, lamentablemente, hay zonas con toda una gama de grises y negros, propios de la imperfección heredada.
Pero también abundan los tonos pasteles que transmiten paz y serenidad, como los que hallamos en las distintas facetas de nuestra adoración al Padre de las luces celestes.
Y no faltan pinceladas de vibrante color dispersos en los plumajes y pétalos de la creación…así también como en los momentos compartidos con los amados, amigos y hermanos que aguardamos juntos la inminente realización de las promesas…