Está comenzando el último día de Noviembre y me encuentra aquí, en busca de las palabras precisas para condesar las vivencias de estos días, cargados de una amplia gama de emociones.
Es que Damita y Ezequiel se mudaron el sábado pasado y han sido días muy ajetreados, un ir y venir ya desde muchos días previos, cuidando la casita y el vasto jardín.
Aún no puedo asimilar que podamos tener esa casa, estábamos en busca de un terreno y de pronto, se presentó una oportunidad de adquirirla: un compañero de trabajo de Waldo se jubiló y quería irse a vivir a los valles, rodeados de montañas, pero primero quería vender su casa, llena de afectos y recuerdos especiales para él, y nos dio algunas facilidades para poder tenerla, aunque con muchos sacrificios. Así es que, sin pensarlo, con la inmensa ayuda de Jehová…ahora tenemos una casita propia.
La que teníamos anteriormente tuvimos que venderla para regresar a vivir con mis papis pues mi salud había empeorado mucho, Damita era chiquita y no podíamos estar solas cuando Waldo se iba a trabajar.
Jehová mediante, con el tiempo esperamos poder acondicionar nuestro nuevo hogar de tal modo que Damita y Ezequiel y nosotros podamos tener departamentos independientes, a la vez que estamos cerca por la salud delicada de las dos. Pero también me preocupa la salud y edad avanzada de mis padres.
Por lo pronto, los hijos ya se mudaron...y los extrañamos mucho.
¡Y ni qué hablar de cómo extrañamos a “las chiquitas”: Pelusa y Blanquita, las gatitas de los hijos…Pelusita era muy apegada a mi, apenas le abrían la ventana de su casa, se cruzaba corriendo la terraza y pasaba volando a mi cama…la extraño a horrores. En esas noches de largo insomnio, cuando ya era muy tarde, me decía a misma:
- “¡Uy, tengo que ir a dormir porque ya va a venir la Pelusita a despertarme!”
Y ahora no viene…así es que yo voy a visitarla y mimarla ahora.
Bueno, en realidad, tenemos mucho trabajo en el jardín. No sé si es una casita con plantas…¡¡ó son plantas con una casita!!, jaja.
El terreno es de 8 x 31 metros, de los cuales, 16 los ocupa el jardín. Al señor que nos la vendió le encantan las plantas y puso de todo…es un deleite a los ojos. Hay una gran variedad de flores: rosas, gladiolos, azucenas, margaritas plumosas, pajarillos, enamoradas del sol, alegrías del hogar, achiras, rosa china doble, etc, etc. ¡Y un cactus!
También hay algunas plantas comestibles: cebolla, perejil, apio, tomates, pimiento, menta. Hay otras medicinales: Payco, áloes vera, ruda, entre otras.
Y hay árboles frutales: un duraznero, una planta de naranja criolla, otra de naranja tanjarina (dulce), dos higueras: una de higos negros y la otra de higos blancos, una parra cargada de racimitos de uva, y una enorme palta al fondo.
Así es que ya podemos disfrutar de un anticipo del cumplimiento de Miqueas 4:4: “Y realmente se sentarán, cada uno debajo de su vid y debajo de su higuera.”
El terreno es de 8 x 31 metros, de los cuales, 16 los ocupa el jardín. Al señor que nos la vendió le encantan las plantas y puso de todo…es un deleite a los ojos. Hay una gran variedad de flores: rosas, gladiolos, azucenas, margaritas plumosas, pajarillos, enamoradas del sol, alegrías del hogar, achiras, rosa china doble, etc, etc. ¡Y un cactus!
También hay algunas plantas comestibles: cebolla, perejil, apio, tomates, pimiento, menta. Hay otras medicinales: Payco, áloes vera, ruda, entre otras.
Y hay árboles frutales: un duraznero, una planta de naranja criolla, otra de naranja tanjarina (dulce), dos higueras: una de higos negros y la otra de higos blancos, una parra cargada de racimitos de uva, y una enorme palta al fondo.
Así es que ya podemos disfrutar de un anticipo del cumplimiento de Miqueas 4:4: “Y realmente se sentarán, cada uno debajo de su vid y debajo de su higuera.”
Además, hay unas 50 macetas que estamos regalando para simplificar un poco la tarea.
Esto está resultando un buen ejercicio para mi, hay que regar el jardín todos los días y mantenerlo, así es que Waldo y yo andamos en eso, además de muchos trámites que se van presentando. Estamos a unas 16 cuadras de la casa de mis papis, donde quedamos Waldo y yo por ahora. Aunque es cerca, pero no hay un ómnibus directo que nos lleve y vamos en dos ómnibus o bien en taxi. Ha sido muchísimo movimiento para mí. Pero estoy muy contenta. Me encanta tomar unos ricos mates en familia rodeada de tanto verde y flores. Es una gran bendición, esperamos poder cumplir con todo.
Ahora ya no estoy tanto tiempo recluida en mi rincón. Claro, no puedo andar mucho, pero hago algo y descanso, apoyando en algo mis piernas hinchadas y doloridas. Como no me mantengo mucho tiempo parada, voy corriendo una silla para regar sentada. Ya llevaré mi silla de ruedas para regar tranquila.
Antes que los hijos se mudaran, íbamos casi todos los días a regar las plantas. Waldo tomó estas fotos en esas ocasiones:
Waldo mostrando los pequeños racimos de uvas:
Así es que otra vez soplan vientos de cambio por aquí. Estamos felices de que los hijos estén bien allá, pero los extrañamos mucho. También habrá que cambiar de congregación, pero no pensando en dejar a los amigos, sino pensando en los amigos nuevos por descubrir.
Es una nueva etapa en nuestras vidas.
Todo cambio trae sus propios desafíos y ajustes. Siempre pedimos que Jehová guíe nuestros pasos y nos dé las fuerzas y sabiduría para sobrellevar los escollos del camino y que nos mantengamos enfocados en lo más importante: nuestro amor y servicio a Él, sea donde sea que estemos y vayamos.
Que nos dé la salida a las inquietudes cotidianas y también, que nos dé la actitud correcta ante la vida y sus cambios.Respecto a esto, me encantó algo que leí en la Despertad de febrero del año que viene:
y en un 90% de nuestra reacción’.
(g14 /2 pág 15)
Es un sabio enfoque.
Es hora de dejar descansar a los pensamientos y procurar encontrar el sueño escondido detrás de este insomnio tenaz. Ya les hice conocer un poquito mi nuevo espacio, lleno pájaros y flores, lleno de afectos y nuevos retos…como lo es la vida misma…este amado privilegio de vivir…