jueves, 30 de octubre de 2014

Espera un poquito más...

 
Espera un poquito más...

Con amor, a Mical Mendoza,
hija de José Santos/HeMem
 
 
Te acercaste a mi lado,
y dijiste, con ojitos llorosos:
- “Han pasado 5 meses sin mi papá,
no pareciera cierto…
Ha sido una real tortura…”
 
¡Ay mi niña!…quisiera poder darte consuelo…
y se hace difícil con el corazón tan oprimido…
El Padre Eterno lo sabe,
Él te lo devolverá un cercano día…
 
Pasa demasiado rápido el tiempo…
El dolor no…
el vacío se agiganta…
pero la esperanza lo hace aún más…
 
Espera mi niña…
Permite que el Padre de ternuras infinitas
te abrace y sostenga…
Aguanta y espera, sólo un poquito más…
 
 

Nancy
30-10-14
 

lunes, 13 de octubre de 2014

—Estímulo en el viento—





Transcurre la siesta de un cálido día de primavera. El termómetro marca casi 31 C° . Tengo que apurarme a escribir algo antes de recoger mis cosas para ir a nuestra casita, a unas 18 cuadras de aquí, la casa de mis envejecidos y delicados padres. Estos días han sido de ir y venir todo el tiempo, acompañando a Damita allá mientras Ezequiel trabaja, amaneciendo con Jaelita en brazos tratando de calmar sus dolores de pancita, común en los bebés…¡¡han pasado tan rápido los años!!...pareciera que fue ayer que era a Damy a quien tratábamos de calmar…y a hora le toca a su bebita…es preciosa…una bendición…
Quería vivir para ver crecer a mi hija…y ahora a mi nietita…

Como dijo Waldo, Jaelita ya está experimentando la herencia de Adán…como todos…aunque será por poco tiempo, hasta que amanezca el milenio en que seremos libres…

Ya fueron a las reuniones, los hermanos de su nueva congregación los adoptaron a los tres y los arropan con su cariño…nos hace felices como papás ver que los quieran tanto…
¡¡Y Jaelita es el furor de la congregación!!, jaja…¡¡todos quieren sacarse fotos con ella!!...realmente no deja de conmovernos el amor de nuestra maravillosa hermandad…reflejado también en los tiernos y amorosos mensajes que ustedes les enviaron desde lugares distantes del mundo…gracias por ser parte de nuestros días…gracias por su amor…

La vida en estos días finales del sistema está tan llena de cambios, no somos inmunes a ellos y no dejan de afectarnos las ausencias de los amados, una lista dolorosa de afectos que sigue haciéndose más larga…habrá mucho que contarles cuando regresen…pronto…

Mis espinas en la carne a veces se tornan más punzantes y agresivas, como ahora mismo mientras escribo…pero a lo largo de estos años de paréntesis forzoso en la común rutina de toda ama de casa…he aprendido, como los colibríes, a buscar en el fondo de las cosas simples que aún puedo hacer, y sacar el néctar dulce de las flores silvestres, de mi entorno sencillo, que nutre y vigoriza el alma para no dejar de volar…

Las enfermedades no me dejan llevar una vida normal, y es interminable la lista de las cosas comunes a todos los mortales, que yo no puedo hacer…
Pero he aprendido a dar gracias por cada momento, a pesar del dolor físico o toda angustia, porque precisamente, esta condición física, permite tener tiempo para ahondar en las cosas bellas y profundas de Jehová y su maravillosa Creación, propósitos y Organización, y extraerlas, como si fuera con pinzas, (o con el pico de un Colibrí), no sólo para fortalecer la amistad con el Padre Tierno, Hacedor de cielo, tierra y mares…sino también para poder compartirlas con otros, con el que sufre en silencio, y aún en la distancia, sentarme a su lado y compartir la carga…y algo del néctar de las promesas que sostienen en la adversidad…aunque sea en forma de alguna tarjeta con textos que consuelan…o alguna palabra o algunos versos que suelo dejarles aquí…en especial los de los amigos ausentes que dejaron tanto:

—Estímulo en el viento—

     Oh, alma mía, sé que hay corazones que arrojan estímulos al viento, como hojas frescas de un otoño recién nacido. Vasijas de barro resistiendo la tempestad. Negándose la osadía de rendirse al resistidor, al desaliento. Corazones de miel que miran por la ventana, mas allá de lo que ven los ojos. Que entregan sus palabras tiernas como pétalos a la brisa de la mañana. Y ella las recoge exultante, para depositarlas con ternura sobre los habitantes del futuro. Aquellos que sufren en un mundo donde abundan las tinieblas.

     Hojas frescas que se unen al rocío del Hacedor, que ha enviado a sus ovejas en medio de la noche. Valerosos baluartes de fe que portan vasijas de barro con el agua de la vida. Y el mundo los ha odiado, porque se niegan a callar. Jamás las piedras tomarán su lugar, aún cuando les aten las manos, cuando el enemigo los relegue a una silla o a un camastro. No callarán. Seguirán mirando por la ventana sujetos a la esperanza y a la promesa de Jah, leales a su Dios, depositando hojas frescas en el viento.


         Oh, alma mía, asomémonos también por la ventana, para ver el futuro anhelado, para ver colibríes contra la tempestad...  para recoger estímulo del viento. 


José Santos
2008
                                                                  

"¿Por qué estás desesperada, oh alma mía, 
y por qué estás alborotada dentro de mí? 
Espera a Dios, porque todavía lo elogiaré 
como la magnífica salvación de mi persona."
(Salmo 42:5)