sábado, 31 de enero de 2015

Camino de Madera



Camino de madera,
esbelto te elevas,
tus ramas más altas
alcanzan la Luna:
la acarician
y cosquillas le hacen
mientras el viento
las mece y este poema
le murmuran,
le cuentan cómo la veo
desde mi colchón de hojas
que entre las raíces hice…

¿Será que si subo por este
camino de madera,
podré yo también
abrazarte, Luna?

Nancy
31-01-15






martes, 6 de enero de 2015

Un viaje anhelado...y un susto...

 

“Para todo hay un tiempo debajo de los cielos”…para todo…hasta para esos pequeños deleites como viajar, pero que para mi parecían vedados, sólo viajes cortos y no distancias grandes que me alejen de todo el equipo médico que me atiende y conoce bien el caso.
 
Pero, gracias a Jehová, luego de los controles de rutina, me dieron permiso para viajar a Cochabamba, Bolivia, a unos 1500 km de casa. Fue muy emocionante poder hacer ese viaje luego de 22 años sin poder ir a ese valle tan hermoso y visitar a la familia y amigos de Waldo allí.
Me aumentaron un remedio más y recomendaron que usara más horas el respirador…¡y que vaya!...así es que…¡feliz y agradecida!
No tuvimos mayores contratiempos al ir y la estadía allá fue maravillosa, el reencuentro familiar, las lindas conversaciones con los amigos, las reuniones, conocer y encariñarse con nuevos hermanos, el paisaje, los paseos…¡y las comidas!...¡¡en especial todo lo que tenga queso!!...en fin, necesitaría muchas fuerzas para escribir, y describir, tantas cosas hermosas que vivimos allí.
 
Aunque tomé muchas fotografías, no salieron muy nítidas, pero algunas les dejaré, como esta en que están Waldo con el Tío Carlos y Yoly, su hermana:
 
 
Fue durante un paseo al Cerro San Pedro (2.840 metros sobre el nivel del mar), que es parte de tan grande ciudad, y dónde se encuentra el Cristo de la Concordia: “una gigantesca estatua colocada a una altura de 265 m sobre la ciudad. La estatua tiene una altura total de 40,44 m. Es ligeramente más pequeña que la Estatua de Cristo Rey (Świebodzin, Polonia), y es más alta que la estatua de Cristo Redentor en Río de Janeiro, que tiene 30 m, lo que la convierte en la segunda estatua más grande del mundo”, según mencionan datos turísticos anecdóticos que no conocía. 
 
Lo cierto es que desde ese cerro se puede apreciar la grandeza del valle, las imponentes montañas que lo rodean y lo extendida que está la ciudad…hasta donde se pierde la vista en un día despejado…bellísimo paisaje panorámico…una loa al Artista Supremo, Aquél que “ha pesado con indicador las montañas, y en la balanza las colinas.” (Isaías 40:12)
 
Vista panorámica de la ciudad y el valle desde el cerro:
 
 
 
Desde allí bajamos en el Teleférico…¡toda una aventura para mi! Tenía mis temores por los problemas cardíacos y de hipertensión que tengo …pero no…¡nada!...¡me gustó tanto que quería subir y bajar en el Teleférico, como esos niños que juegan con el ascensor de un edificio!
 
En el Teleférico, con la ciudad abajo de fondo:
 
 
Otro momento feliz fue poder conocer y abrazar en persona a una querida amiga que por años conozco virtualmente: Betty, pensábamos que recién en el Paraíso podríamos vernos…así es que atesoramos esos momentos compartidos.
 
 
Su esposo tiene un particular Hobby: hacer Bonsais…¡nunca había visto tanta cantidad de Bonsais juntos!
 
- “¿Cuántos hay?”, pregunté…
- “Entre 300 y 400”, respondió Betty como si nada…
 
 
También pudimos visitar a  la familia Argandoña: Jaime, Rebeca y Raquel, y los hermanos Flores. Nos invitaron a su casa a un riquísimo almuerzo…todo nuevo para mi…disfrutamos mucho las experiencias compartidas y su generosidad. Al despedirnos nos tomamos esta foto:
 
 
Siempre es refrescante conocer a nuevos hermanos y disfrutar de nuestra maravillosa hermandad mundial, donde sea que vayamos, hablamos el mismo lenguaje puro y es como si toda la vida nos hubiéramos conocido, eso sentí al estar en la congregación de los papis de Waldo y abrazar a hermanos que recién conocía.
Me da pena que las fotos salieran tan movidas y borrosas y no pueda compartirlas aquí, pero su recuerdo está claro y nítido en el corazón y mente, esperando verlos nuevamente.
 
Un momento traumático:
 
Llegamos a casa en las primeras horas de este año, mientras el mundo aún iluminaba ruidosamente la noche y sobresaltaba a los pájaros aturdidos en sus ramas. Mientras entrábamos el equipaje, no sé en qué momento entraron dos jóvenes, uno de ellos armado, y nos asaltaron. Querían dinero y se llevaron todo el que encontraron, de mis padres y nuestro. Yo temía por mis papis, están de 82 años y son frágiles, temí por sus problemas cardíacos e hipertensión, también por mi aneurisma y trataba de tranquilizarme. Gracias a Jehová, no nos lastimaron y pudimos mantenernos calmados todos.

Luego que se fueron, nos reunimos e hicimos una oración en familia dando gracias de estar vivos, e incluso, Waldo pidió por ellos, por los ladrones, para que recapaciten. Uno de ellos se sintió mal cuando le dije que Dios estaba viendo lo que hacían, se sintió muy culpable, dijo que él también tiene madre y abuelos y que en ese momento quería matarse. Estamos seguros que algo bueno hay en ese chico…ojalá cambie y busque a Jehová…y algún día sea un hermano nuestro…sería hermoso…
 
Hemos quedado medio traumados, es lógico supongo, y oramos que Jehová nos dé su paz y protección amorosa, como de hecho lo hizo, y sigue haciendo…
Este incidente me hizo recordar unos escritos de Lira: La mosca en el ungüento, les copio un fragmento final:
 
“El rey Salomón escribió algo que la gente sigue repitiendo todavía en forma de refrán. Al principio del capítulo diez de Eclesiastés, leemos según la Versión Moderna de la Biblia: “Las moscas muertas hacen que hieda y se corrompa el ungüento del perfumista; así también una pequeña insensatez al que es estimado como sabio y honorable”. Cuando la gente hoy dice: “Cayó una mosca en el ungüento” no se refiere solamente a los pequeños deslices señalados por Salomón, que arruinan la reputación de un hombre respetable, sino a todo lo que echa a perder la perfección final de algo bueno y deseable.
No nos vamos a ver libres de esas moscas muertas hasta que cambie el sistema. Quizá estos versos te ayuden a retener esa advertencia.
 
…………………………………..

Este viejo sistema prepotente
sigue estorbando en todo a los virtuosos
y dándoles la palma a los violentos.
No se puede esperar ningún milagro
que guarde la pureza del ungüento.
 
Se acerca el Paraíso incorruptible
donde no habrá este suspirar sin cuento.
Pues entonces, ¡qué alivio imponderable!
las moscas estarán siempre en su sitio,
no caerán nunca más en el ungüento.”
 
                                        Álef Guímel
 

Sí, en breve, nada empañará nuestra felicidad…¡y será eterna!
Mientras tanto, seguimos concentrándonos en todo lo bueno que aún disfrutamos, más allá de cualquier tipo de adversidad: Conocemos a Jehová, nos permite el honor de ser sus amigos, le da sentido a nuestra vida, nos permite servirle con su pueblo y tener millones de hermanos y amigos en todo el mundo y nos da una esperanza cierta…