Aquí dando señales de vida luego de la cirugía…Gracias por su
preocupación y los mensajes de ánimo que tanto bien nos hicieron, sobre todo,
gracias por sus oraciones y amor fraternal…hacen que las cargas se tornen más
ligeras…
Gracias a Jehová estoy en casa, la cirugía fue peor de lo que
pensábamos, la doctora estaba asombrada de que el tumorcito fuera tan grande,
del tamaño de una papa decía ella, fue muy difícil, el tejido de granulación
reabsorbió el hueso del maxilar superior (“lo comió”, explicó), tanto que llegó
hasta la fosa nasal de ese lado, al remover el tejido, quedó un orifico
comunicando la cavidad bucal y nasal. También comió parte de la placa del
paladar.
Al sacar todo ese tejido, quedó un hueco de 4 x 6 cm…¡enorme!. Generó un
coágulo adentro, al que le inyectó un potente antibiótico óseo, e hizo 4
puntos. Dijo que no debo hacer el más mínimo esfuerzo por una semana, 12 días
de antibióticos, hielo, reposo, sólo líquidos hasta el lunes y regresar a
control. La cirugía duró casi 2 horas y colocó 5 anestesias, y una inyección de
corticoides como antiinflamatorio. Estaba aturdida de dolor.
Hay momentos en que me siento un poco mejor y otros peor.
Me pone muy triste que quizás mañana no pueda asistir a una reunión
especial que tenemos en Argentina, con motivo de la visita de un hermano representante de la Sede Mundial, que será transmitida a todas las congregaciones del país. Ojalá mañana
pueda aguantar un poquito más levantada. Pero también está el hecho de que quedó
ese orificio en la fosa nasal abierto y no puedo exponerme, tengo que tener
cuidado hasta para limpiarme la nariz, todo me repercute adentro. No tiene que
haber cambios en la presión de aire.
¡¡Lo peor, es que no podré usar el respirador por una semana!!...Estos serán días difíciles, el aparato me ayuda a seguir respirando
mientras duermo, pues dejo de hacerlo al relajarme. Así es que estoy más
sentada en la cama, con más almohadas, es incómodo y hace doler cuello y
espalda…
Además, la máscara presiona fuerte la cara justo sobre la zona operada y
no puedo ni rozarla.
De más está decir que oraba todo el tiempo durante la cirugía, recordaba
Isaías 41:10, escuchando las voz de Jehová al decir esas palabras: “No tengas
miedo, porque estoy contigo”…
Trataba de pensar en lugares bellos (como el video que les dejo aquí, no
dejen de verlo, son anticipos del paraíso). Pensar que el Dios que hizo todas
esas maravillas e imponentes fuerzas de la creación, es el mismo Dios que nos
dice: “No tengas miedo, porque estoy contigo”…ahhh…serena el alma en medio de
cualquier tesmpestad…
Y también sé que las oraciones de ustedes me acompañaron y lo siguen
haciendo, ayudándonos a atravesar este tramo del valle de sombra profunda con
mejor ánimo …gracias por estar…los quiero mucho…
PD: No puedo dejar de evocar estas palabras de Lira que siempre me ayudaron en
momentos difíciles, quiero compartirlas, pues muchos de ustedes también luchan
con problemas de salud físicos o emocionales…se los regalo con el deseo de que también los anime y consuele:
A un amigo enfermo
¿Verdad que es dulce, si el dolor acosa,
cuando un lecho de enfermo nos
retiene,
sentir que el corazón calmo reposa
porque un brazo de arriba lo sostiene?
... Sentir que Dios, magnífico vigía,
los ojos tiene eternamente abiertos;
que cada tramo en nuestra travesía,
si es guiado por él es rumbo cierto.
El barro humano es débil y sufriente
y su impotencia a superar no alcanza.
¡Más, cómo lo hace descansar la mente!
¡Y qué mullida almohada es la esperanza!
La bondad de Jehová es un don constante.
El pondrá paz dorada en tus mañanas,
bálsamo en tus insomnios agobiantes,
y retazos de cielo en tu ventana.
Deja que Dios derrame sus riquezas
dentro de tu paréntesis forzoso.
Liba la espesa miel de sus promesas;
¡el futuro es inmenso y luminoso!
Deja vagar tus ojos en el cuadro
de un amplio paraíso sin fronteras,
y será menos rígido el taladro
que castiga tu carne y la exaspera.
Rogamos que estés siempre en nuestras filas,
sumándote al empuje decidido,
con fulgor de optimismo en las pupilas,
en tu fe y en tu amor fortalecido.
Fijos los ojos en el alto cielo
vamos subiendo el último repecho.
(El reloj de Dios dice que es muy tarde).
Pensando en ti con cariñoso anhelo,
dejo como una flor sobre tu lecho
mi sencilla oración: Jehová te guarde.
Álef Guímel