martes, 22 de noviembre de 2016

Días grises, lluvia y calma...



 No sé por qué de pronto los días grises y fríos no me resultan tan deprimentes como antes…
Es más (hablando bajito, aquí entre nosotros, sin que la lluvia escuche), hasta me atrevería a decir que ahora me gustan…
Es extraño, siendo como soy, como siempre me describí: 
“Soy una célula fotovoltaica”…funciono a Sol…lo necesito para seguir con ánimo…
Pero ahora hasta este día lluvioso, gris…¡y frío encima!…tan desubicado a esta altura del año por estas latitudes…hasta me atrevería a decir que me gusta…

Será porque ahora puedo ver las gotas saltando en las hojas del naranjo, deslizándose en los higos que están creciendo, realzando este verde en mi patio que amo tanto…
Será porque aunque el dolor no cede, este paisaje que me envuelve y que puedo disfrutar desde mis rincones, en la cama o en la silla…me trae tanta paz…aligera el peso que oprime cuerpo y mente…y derrama bálsamo que alivia las magulladuras…

Amo esta quietud…amo estar viva…no sólo porque respiro…amo estos regalos que Jehová ha puesto detrás de mis ventanas…son el aliciente para seguir, su abrazo que arrulla y calma…son un beso en la frente que serena y alivia todo lo que duele…

 El árbol de Palta (Aguacate)

Los higos creciendo, no se notan, pero están cubiertos de gotitas de lluvia ...

 Así...(hoja de higuera)

 Tres pequeñas naranjitas juntas, bañadas de lluvia:
 Hasta Lulita se animó a salir un ratito a ver la tarde lluviosa cuando calmó un poco


La Palmera en la vereda tiene unas flores enormes:



viernes, 11 de noviembre de 2016

Cuando todavía está oscuro…




No puedo dormir. Tampoco levantarme.
El día va extendiendo de a poco su luz,
empujando a la noche al otro lado del mundo.
Agujas punzándome entero.
No hay manera de acomodar el cuerpo.
Todo duele. Converso Contigo.
Estás siempre. Aun cuando todos duermen.

La mente se  calma al tratar de anclarla
a lo que de verdad importa.
Al tratar de ver desde Tu mirada excelsa.
No es fácil, mi barro dolorido
ahoga hasta el respiro.

Ha comenzado a cantar el viento,
las hojas de los árboles saben su canto,
son un coro que arrulla el pensamiento
y hasta pareciera que derrama ungüento
en las heridas ocultas del cuerpo.

Ya ha venido el Quetupí (*) a despertar
a todos los pájaros que anidan en el patio.
Da la voz de alarma y alborota las alas
de tantas aves que aún dormían,
que viven conmigo detrás del ventanal.

Iré a apagar las luces de afuera.
Amanece más temprano a esta altura del año.
Ya no creo que intente procurar algo de sueño.
Hay tantas detalles que quisiera hacer
para adornar este nido...

También como los pájaros desplegaré mis alas...
el día comienza...
Voy a abrir todas las ventanas...
no puedo perderme la belleza de este instante...
ya no me acuerdo de las agujas punzantes…
siguen ahí...pero el día me llama...
no me puedo quedar...
no quiero...


Nancy
11-11-16


(*) Quetupí o Benteveo común





lunes, 7 de noviembre de 2016

“No tendrá miedo siquiera de malas noticias"



“Si extrañas lo que hacías, vuelve a hacerlo.”
Me gustó esa frase. Me está identificando ahora….por eso estoy aquí, en mi nuevo rincón, al lado de un ventanal, al comienzo de la madrugada, con la luz apagada para no despertar a Waldo, tratando de volver a hacer lo que extraño: escribir…

Me está costando retomar las riendas de esta nueva vida, de esta parte del camino que voy aprendiendo, de esta nueva rutina que aún no se estabiliza por múltiples razones, la mayoría ajenas a lo que yo pueda controlar.
Más que nada, no logro encontrar aún un tiempo (y fuerzas) para estar a solas con las emociones que van agolpándose antes que pueda ordenarlas en ideas y frases que expresen lo que siento. Parece una ironía pues  paso mucho tiempo sola, pero siempre hay tanto por hacer y las fuerzas son tan pocas, que, entre que hago una, ya no quedan fuerzas luego para hacer esto que disfruto tanto: tender este puente de letras y palabras entre mi corazón y quien se digna a leerme.

Sí, es verdad que el que escribe lo hace para sí, por esa necesidad y satisfacción de hacerlo, por ese pequeño placer de encontrase a sí mismo en lo que la palabra escrita plasma. Por esos momentos de intimidad con lo que se es por dentro.
Pero también es cierto el deseo de que lo expresado sirva de algo, de alguna manera, para hacer más leve el peso del que se detiene a leerlo.
Extraño eso…extraño esto…

Ha surgido una sombra que anda amenazando el que pueda seguir haciéndolo. Ojalá sea sólo una falsa alarma, un deterioro “natural” de la mente por del paso del tiempo…ojalá…

Suelo mencionar a “Mi única Neurona” en alusión al esfuerzo que supone pensar o hacer algo. Siempre lo atribuí al agotamiento general que tengo por las enfermedades que me desgarran, que hacen que hasta la más simple tarea sea pesada y canse…
Pero se han  ido multiplicando las situaciones en las que la mente anda fallando: serios olvidos, desorientación, la dificultad para asociar rostros y nombres, dificultad para expresarme al hablar, para nombrar objetos, cambiar la estructura de las oraciones, etc, etc.
Hace mucho que vengo así, pero ha empeorado mucho desde hace unos meses. Ojalá sea sólo el agotamiento y estrés.
Me están haciendo estudios cerebrales y en estos días me derivan a un especialista para una evaluación cognitiva, para ver si no hay rastros de una enfermedad que esté comenzado a robarme los recuerdos…
Así es que, por si acaso, tendré que apresurarme a escribir antes que me cueste más hacerlo u olvide lo que quería escribir (como suele pasarme).

Días atrás se sumaron dos malas noticias al historial clínico: el tumor benigno que tengo en el codo sigue creciendo y está comprimiendo el nervio cubital causando mucho dolor en el brazo, y varios síntomas más. El problema es que no me pueden operar para extraerlo por la Miastenia Gravis y mis lesiones vasculares, así es que el pronóstico es que perderé la mano izquierda, de a poco se irá marchitando hasta perder el movimiento. Ha sido un golpe duro. Ya voy asimilándolo.
También me están haciendo estudios en la rodilla izquierda que está completamente inflamada (parece tres rodillas juntas). Pero desde ya me dijo el cirujano que no me podrán operar, por la misma razón anterior.
Y entre tantas cosas…¡ahora tengo que usar bastón! Un trípode indicó el médico (aquí va un carita meneando la cabeza, cerrando los ojitos).
Ya lo tengo pero no me simpatiza. Le hice unos adornitos a crochet para que se vea menos deprimente. En fín…

Me acordé de un poema que dice en parte:

“Cuando por los años no puedas correr, trota.
Cuando no puedas trotar, camina.
Cuando no puedas caminar, usa el bastón.
¡Pero nunca te detengas!”

Sí, ésa es la actitud.  Bastón, silla de ruedas, respirador, mi camita de hospital….todo lo que sirva de ayuda para poder seguir viviendo y aguantando los contados días que le quedan al sistema…todo sirve…son sólo ayudas para seguir y no detenerse…ya llegamos…sólo un poquito más…

El Salmo 112:7 dice: “No tendrá miedo siquiera de malas noticias. Su corazón es constante, confiado en Jehová.”

Sobre este texto La Atalaya comentó: “Los que son justos a los ojos de Jehová no pueden escapar a los efectos de estas malas noticias, pero no se quedan paralizados por el miedo. “Su corazón es constante” y “no puede ser sacudido”. Miran al futuro con confianza, pues saben que el justo nuevo mundo de Dios está cerca. Y si sufren alguna desgracia en su vida, afrontan la situación mucho mejor que otros, pues se apoyan en Jehová.”
w09 15/3 pág. 28 párr. 15 Los justos alabarán a Dios para siempre

Derramar el corazón en oración y meditar en esto nos ayuda a seguir asimilando lo que va surgiendo y a seguir adaptándonos a las circunstancias cambiantes que sobrellevamos.

Falta un día menos…no nos rindamos…no dejemos de luchar por lo que realmente importa: la aprobación y bendición de Jehová. Él nos dará las fuerzas. Él nos cuidará.