
Las expectativas realistas…¡qué tema ése! (W08 15/07 Pág 29-32). ¡Qué artículo tan oportuno! A ver si lo entiendo de una buena vez, jeje. Bueno,sí lo entiendo, la cosa es hacer los ajustes necesarios en algunos pensamientos que se obstinan en meter el dedo en la llaga y siempre señalan todo lo que uno quisiera hacer y no se puede. Es que el tema siempre fue hallar el equilibrio: nunca quisiera que las limitaciones sean excusas para no esforzarse por hacer más o todo cuanto realmente se puede. Si a eso le sumamos algunos factores como la crianza, el entusiasmo y las ganas de vivir, hacer y aprender tantas cosas…se complica un poquito hacerle caso a este cuerpo que no tiene nada que ver con la persona que interiormente va renovándose de día en día.(2 Cor 4:16)
Por otro lado, la mayoría de las cosas mencionadas sí las estoy haciendo, como juntar fuerzas extras los días de reunión: empezar en la mañana con todo lo que sea aseo personal y no levantarse hasta la hora de salir; concetrarse en todo lo que SÍ se puede hacer y disfrutarlo…Pero “aprender a reconocer las señales de que estamos llegando a nuestro límite”….se hace difícil porque uno todo el tiempo se siente al límite. Si voy a hacerle caso a este cuerpo por el dolor intenso y el agotamiento extenuante…entonces ni siquiera me voy a sentar en la cama para comer…cada vez es más agotador comer.Como decía un Dr la vez pasada, estamos en un punto en que hay que juntar fuerzas para lo más importante: respirar. Ya no se trata de hacer esto o aquello…sólo seguir respirando.
El martes pasado en el estudio del libro (que se celebra en casa) pasó algo que me hizo ver algo que no me había cuenta. Damita estaba sentada a mi lado y yo estaba esforzándome por comentar en uno de los párrafos, me fascina el libro y hay un montón de detalles que se prestan para comentarlos tranquilos porque somos un grupo pequeño y todos pueden participar más. Pero ya es tanta la dificultad y el esfuerzo para hablar y tratar de levantar la voz que Damita me dijo bajito: “No comentes más…me haces sufrir”. Me partió el corazón. Lo que menos quiero es causarle más angustia, demasiado con todo lo que tiene que sobrellevar cada día, es muy duro ver a su mamá así todo el tiempo, ella hace mucho por mi. Luego supe que otros hermanos sienten lo mismo. Y sé que si alguno de mis médicos me escuchara, no sólo no me dejaría hablar, sino que hasta vería si no es precisa una internación (ya me pasó).
Y ahí está el tema de los límites: uno desea tanto, aunque sea comentar, pero hasta eso será algo que aprender a manejar de otra forma. Es algo muy simple, pero no sé en qué momento llegó a sumarse a todo lo que ya no puedo y cuesta darse cuenta y aceptar que hay que hacer cambios, tal vez, como sugirió un hermano aquí: comentando por escrito y que otro lo lea. No se me había ocurrido. O al menos comentar una vez, si no se puede más.Son ajustes necesarios, porque en realidad quedo demasiado agotada y me siento físicamente muy mal después. Todo va cambiando tan rápido y alterando la más simple rutina que resulta muy difícil y duro equilibrar algunas cosas.
Estuve recordando un pasaje de Isaías en el que hallo mucho consuelo. Lo menciono porque posiblemente muchos hermanos se sentirán identificados porque están pasando situaciones sumamente difíciles. Es el de Mateo 12:20,citando de Isaías 42:3, referido a Cristo: “No quebrantará ninguna caña cascada, y no extinguirá ninguna mecha de lino que humea.”
Respecto a este texto el Esclavo dijo: “Además, Jesús lleva su mensaje consolador a personas que, figurativamente, son como una caña cascada, doblada y pisoteada. Son como una mecha de lino que humea, cuya última chispa de vida está a punto de apagarse. Jesús no aplasta la caña cascada ni apaga el débil fuego de la mecha de lino. Más bien, con ternura y amor levanta o edifica a los mansos. ¡En verdad Jesús es la persona en quien las naciones pueden esperar!” (Mateo 12:15-21; Marcos 3:7-12; Isaías 42:1-4.)
*** gt cap. 33 Cumple la profecía de Isaías ***
Sí, tener la certeza de que Jehová y Jesús nos conocen hasta mejor que nosotros mismos y aprecian nuestros esfuerzos de toda alma, (aunque sean muy exiguos comparados a todo lo que quisiéramos dar), es muy consolador y realmente levanta y edifica.
Bueno, a decir verdad, ya estas a alturas soy más “humo” que “mecha”, jaja…pero sigo disfrutando y agradeciendo el privilegio de estar vivos hoy, en este tiempo tan especial. Más que nunca las palabras del salmista cobran especial significado: ”Toda cosa que respira... alabe a Jah. ¡Alaben a Jah!” (Salmo 150:6)
En uno de esos momentos de angustia y pensando en todas esas “mechas de lino que humean” y quieren dar más, fue como surgió este
Íntimo Consuelo
Con amor, para todos los que
limitados por circunstancias adversas,
no pueden dar cuanto quisieran.
Tú lo sabías, Padre, tú lo sabías…
muy hondo estaba clavada la espina…
barro y espíritu hería.
Una voz callada, insistente recriminaba
lo poco que estoy dando…
lo mucho que estoy anhelando.
Siempre deudora soy
y las monedas de poco valor,
aunque entregadas con amor,
no alcanzan a cubrir lo
que quiere darte el corazón.
¡Difícil lucha!...muda batalla…
¡Difícil lucha!...muda batalla…
Pensamientos que no dan tregua
señalando nuestras carencias…
¡Somos tantas veces nuestro peor verdugo!...
Pero Tú lo sabes, Padre, Tú lo sabes.
Y acercas presuroso el bálsamo
de consuelo que precisan nuestras heridas.
Y tranquilizantes resuenan las palabras del salmista:
“Sanando está a los quebrantados de corazón,
Y está vendando su partes doloridas”
(Salmo 147:3)
Gracias amado Padre
por mostrarte así a tus siervos:
como el Dios de Todo Consuelo,
superior a nuestro acusador corazón,
Padre de Tiernas Misericordias
que bendice lo que damos con amor.
(2 Corintios 1: 3,4)
Gracias Jehová por tu íntimo consuelo…
Tú lo sabías Padre, Tú lo sabías…
el corazón en lágrimas se derramaba…
en tu odre las recogiste
y en tu brazos refugio diste.
Dáleth
14-03-07
Jehová les bendiga en todo momento y siga dando el poder que es más allá de lo normal…no se cansen…
Hoy falta un día menos…
Con amor fraternal
Nancy