lunes, 2 de abril de 2018

Conocerte…



Conocerte…


Me preguntaron cuándo
tu Nombre hermoso conocí,
y a amarlo llegué, más allá de saberlo…
y cuáles son los beneficios
de tu persona conocer…
no sé si pueda en estos versos
expresar lo que por ti siento
y dar respuesta
a lo que me preguntaron de Ti.

Conocí tu Nombre
cuando aún no había nacido,
cuando mi madre, al acariciar su pancita,
me hablaba de Ti...
Debe haber una memoria lejana,
subconsciente, con tu Nombre
grabado en los recodos de la mente.

Al ir creciendo contigo,
fui conociéndote más,
amado Padre y Amigo.
Al andar a tu lado, en el día a día,
tu presencia siempre real
ante la belleza de lo que has creado,
o ante el dolor no expresado…
fue entretejiendo de a poco
esta amistad con quien eres:
el Supremo Hacedor de la vida
en su pleno esplendor.
Todo lo has hecho Tú,
desde galaxias incontables
hasta la belleza oculta plasmada
en las rocas guardadas
en las entrañas de la Tierra.

¿Cómo no amarte, bendito Dios?
Eres el sentido y la razón de cuanto existe,
de la vida nuestra que vivir nos permites.
En ti están todas las respuestas,
no hay pregunta alguna
en nuestra inquisitiva mente,
que no tenga la respuesta exacta,
sencilla y exquisita a la vez…
Claro…Tú todo lo sabes pues
por tus manos fuimos formados.

La vida no es ahora tal cual
en un principio te propusiste.
sólo es cuestión de  tiempo,
de breve tiempo,
para que retome su brillo otra vez.
Y aún ahora, ante el dolor inmenso,
ante el sinsentido del obrar
humano que te da la espalda…
tú tienes la respuesta, del por qué,
y el hasta cuándo…

Eres Ancla y eres Faro.
No hay niebla, tormenta
ni ciclón que en nuestra vida arrecie
en la que Tú no puedas sostenernos,
asidos fuertemente en tus brazos eternos…

Por tu luz podemos ver más allá del dolor.
Por tu Hijo amado, tu más grande regalo,
ya vislumbramos ese cielo diáfano y azul
sobre esta tierra majestuosa, vestida de Paraíso,
de colores plena, de flores cubierta…
tú nos has dado la garantía,
tu propósito eterno sin falta cumplirás
por amor a tu Gran Nombre
y porque no olvidas
a tus siervos amados…jamás…


Nancy