martes, 12 de marzo de 2024

Páginas del Paraíso: Noche estrellada


      “Cuando sienta miedo, medite en lo que Jehová hará en el futuro. Piense en cómo será la vida cuando Satanás ya no esté, cuando las personas malas desaparezcan y solo existan personas buenas, y cuando la imperfección empiece a desaparecer poco a poco. 

¿Solemos hablar con nuestra familia o con los hermanos sobre cómo será la vida en el nuevo mundo?”
*** w24 enero pág. 6 párr. 14 Confíe en Jehová y vencerá el miedo ***

        Pensando en eso, empecé a escribir una especie de diario personal de la vida en el nuevo mundo, que espero ir pudiendo escribir de a poco. Por ahora, estas primeras…



Páginas del Paraíso: Noche estrellada

Estas noches de verano son especialmente bellas. Poder dormir bajo las estrellas, con la tranquilidad que en el viejo sistema nunca teníamos, es algo que debemos atesorar. He estado pensando mucho en ello estos días. Ya estamos en el año 840 d.A. (después de Armagedón), y el paraíso se ha extendido tanto que ya casi no se nota que aún resta unos años para alcanzar la restauración plena al completar el Milenio bajo el Reino Mesiánico.

    Haber vivido en los días finales del viejo sistema fue muy difícil, la humanidad estaba sumergida en un desastre tras otro, tal como estaba predicho en la Biblia, la palabra que Jehová nos dio como guía hasta Armagedón. Me gusta contarles a las generaciones nacidas luego, sobre cómo la Biblia realmente fue un faro en la oscuridad de ese tiempo turbulento. Aunque fue el capítulo más difícil de la humanidad, también fue un privilegio. Vivir al filo de dos eras…vivir el final de una y el comienzo de otra…fue una bendición que hay que contar a las nuevas generaciones y a los resucitados, porque el poder salvador de Jehová y su amor leal brillaron con inmenso esplendor.

        Una de las cosas que anhelaba entonces, era esto que estoy disfrutando en este momento: la compañía mansa y cariñosa de grandes felinos, ronroneando como los mininos que tenía entonces. Teníamos un gatito negro que un día apareció en casa debajo del placard de nuestro dormitorio. Nunca supimos de donde vino. Probablemente lo hayan tirado por la tapia del fondo o quizás se le cayó a su mamá mientras lo transportaba siendo bebé. Quisimos darlo porque ya teníamos 3 gatitas en ese tiempo, pero nadie lo quiso, así que se quedó con nosotros. Con el tiempo se hizo enorme y bello. Se llamaba Priticito. ¡Era una pantera de patio al que consentimos tanto!. Y hoy que realmente puedo descansar entre leones, panteras, leopardos y guepardos ... es algo que supera a todo lo pueda haber imaginado o soñado…es una de las miles de razones cotidianas para dar gracias a Jehová.

        A medida que nos acercamos más a la perfección, ya casi no nos acordamos de que alguna vez hubo terribles enfermedades y pandemias que asolaron a la humanidad antes de Armagedón.  

        Ahora que recuerdo, yo misma pasé varias décadas, la mayor parte de mi vida allí, con enfermedades graves que a simple vista no se notaban pero que eran una tortura continua. Ya no me acordaba de eso. Se cumplió lo que dijo Isaías el profeta: “Porque, ¡miren!, voy a crear unos nuevos cielos y una nueva tierra; y las cosas del pasado no serán recordadas ni vendrán al corazón.”(Isaías 65:17)...

        ¡Pensar que entonces era nuestra esperanza, como ancla del alma que nos estabilizaba en las tormentas…y ahora es la realidad que vivimos!…

        El otro día, justamente conversando con el profeta Isaías, le contaba que el libro que él escribió bajo inspiración divina, era uno de los que más me costaba leer siendo jovencita. Lo hacía, pero no lo entendía fácilmente. Siempre prefería leer y releer mil veces los Salmos.  Pero, cuando enfermé, me puse la meta de comenzar mi nuevo programa de lectura bíblica…por Isaías…le oraba a Jehová para que pueda entender y me diera el consuelo que tanto necesitaba…¡y cuánto lo hizo! Descubrí versículos tan llenos de amor que me ayudaron mucho a conocer más en otras facetas a Jehová, a profundizar aún más mi amor por Él. Y me sostuvieron hasta el final.     

        Qué bendición tan grande es poder conversar ahora en vivo con ese fiel profeta al que sólo podíamos leer.  Poco a poco vamos conociendo a esos grandes ejemplos de fe que nos animaron y aprendimos a amar a través de las páginas de la Biblia. ¡Y ahora están aquí y son nuestros amigos! 

        Ya está empezando a despuntar el alba. Se esfuma la noche en medio de pensamientos de paz que transmite toda la creación alrededor. “Solo paz”, como decía una antigua canción…

        Cada día me doy más cuenta de todo lo que nos falta por conocer, por hacer, por descubrir, por recorrer…toda una eternidad plena de satisfacción…¡Gracias Jehová!

Nancy