domingo, 17 de julio de 2022

A veces...

 


 A veces quisiera ser una persona normal. Digo a veces porque hasta eso es pedir mucho y no me ilusiono con lo que no se puede. Tengo que ahorrar energías para lo que sí. 
Pero de vez en cuando quisiera poder tener fuerzas para levantarme normalmente sin que prepararse un desayuno suponga un tremendo esfuerzo…y así, cada pequeño detalle de un día normal: cambiarse, arreglarse, salir de compras, preparar la comida, esperar a la familia con todo listo, predicar, trabajar, estudiar…todo eso sólo con el esfuerzo normal que supone cada tarea, con el cansancio normal y propio que siente todo mortal…sería lindo…poder hacer todo eso y no sólo desearlo...

Pero nada es así conmigo, y sé que a las personas normales, con buena salud, les debe costar mucho entender o tener una remota idea de lo que es vivir cada minuto al límite de tus fuerzas, a puro dolor y agotamiento extremo, todo el tiempo…y más difícil aun cuando te ven bien arregladita (bueno, lo que se puede) y con la sonrisa de oreja a oreja.  Y no es máscara la sonrisa. Es real. Porque a pesar de todo, soy feliz y disfruto cada pequeño detalle bueno, por más chiquito que sea.

Lo cierto es que, a pesar de la buena disposición de ánimo, vivir cada día resulta ser como un deporte extremo: “Vive al límite”. Y si estás algo mejor, salir y tratar de hablar y hacer algo…es como un salto al vacío…no sabes cómo saldrás de esa…a lo sumo juntas fuerzas para empezar…no sabes cómo llegarás, o si podrás…

A pesar de todo, la creatividad parece que tiene vida propia en uno, un universo paralelo: en cada momento con algo de fuerzas las manos buscan qué hacer dentro de los barrotes que impone esta Miastenia (y todas las otras plagas) tan avanzadas: algo que tejer, algún detalle para las niñas, alguna manualidad o artesanía, alguna tarjeta para hacer…algo que escribir…Gracias a Jehová Dios que aún puedo escribir algo de vez en cuando…porque hablar se hace cada vez más agotador y suelo desistir de conversar aun antes de empezar…

Te digo esto porque probablemente nunca lo sabrás si no te cuento, y no quiero por favor, que mal interpretes mi silencio con falta de interés, sólo no tengo fuerzas para hablar, ni mantenerme sentada siquiera para conversar a través de una pantalla o teléfono o un chat…como lo hace cualquier persona normal…
No es falta de amor…sólo estar exhausta, aún sin hacer nada…y eso es lo terrible y que costó asimilar…pero luego de remar 29 años y apagarte cada día más…ya lo asumes…y entiendes…

De vez en cuando alguna isla de buen tiempo me sorprende y la aprovecho, como sucedió con el hermoso viaje a Buenos Aires. Uno va aprendiendo que hay disfrutar de cada buen momento porque no sabes si se repetirá. Y eso es así con todo, en cada esfera de la vida y relación.
Ya lo dijo el Sabio hace miles de años: “Todo lo que puedas hacer, hazlo con todas tus fuerzas, porque no hay actividad ni planes ni conocimiento ni sabiduría en la Tumba, el lugar adonde vas.” (Eclesiastés 9:10)

Aunque la muerte es en lo que menos quiero pensar, siempre anda dando una vueltita y me recuerda la fugacidad de la vida…así que mejor…llenar cada momento de todas las cosas bellas que anhelo y que en breve no serán solo un deseo, sino lo normal, aún para mi…

“Abres tu mano y satisfaces el deseo de todos los seres vivos.”
(Salmo 145:16)


Nancy
17-7-22