"Yendo a Tafí del Valle, en tus cerros frondosos,
¡Cuánto dice el silencio, cómo canta la vida!
Ante el legado inmenso de las eras pasadas,
la nimiedad humana se humilla estremecida."
Álef Guímel, fragmento de “Tucumán”
Tengo que recurrir a ella, a mi querida Lira, para describir el sentir ante esa imponente selva de montaña ( Las Yungas) por donde el camino se abre paso para llegar a Tafí del Valle, a 107 Km de la ciudad y a más de 2.000 metros sobre el nivel del mar.
¿A qué vienen esos datos? A que, gracias a Jehová, pudimos dar un paseíto por allí, tal como les había comentado. Fuimos el miércoles, salimos temprano, minutos después de las 6 de la mañana y regresamos en la tarde. Es que Waldo tenía que trabajar en la noche. Fue breve…¡pero maravilloso!
A pesar de los temores de la familia y de Daniel, el hermano y amigo que nos llevó, aguanté muy bien el viaje y estuve muy poco tiempo con el respirador.
Allá vive Elvira, una querida hermana que pertenecía a nuestra congregación y hace unos años se fue a vivir a los Valles. Fue muy estimulador compartir el día con ella, es muy generosa y hospitalaria, nos abrió las puertas de su casa y las de su corazón. Nos fortaleció ver sus esfuerzos por perseverar en su ministerio como precursora regular.
La población del lugar es de unos 7.000 habitantes y por el momento sólo hay 3 publicadores activos, y dos más que bajaron a la ciudad por problemas crónicos de salud. Pertenecen a la congregación de El Mollar, otra villa turística hermosa a escasos kms de Tafí, donde hay 8 publicadores activos. Así es que, como verán, en ese entorno paradisíaco rodeado de altas montañas, allí también la mies es mucha y los obreros son pocos. ¡Cuánto nos gustaría poder estar allí y apoyar la obra encomendada!
Pero, ya que las circunstancias no lo permiten, al menos queremos animar a quienes se están esforzando tanto allí y seguir orando por ellos.
Cuando íbamos subiendo desde la ciudad, el paisaje es tan bello que le pedimos a Daniel si podía detenerse de tanto en tanto para tomar algunas fotos y él con todo gusto lo hizo. Aunque llevamos la silla de ruedas no hizo falta usarla ya que estoy aprendiendo a caminar nuevamente, claro, necesito ayuda, así es que siempre aparezco en las fotos agarrada y apoyada entre dos o con Damita sola para la foto y luego alguien más me agarraba del otro lado. Sólo camino unos metros y me siento donde encuentre, lo más difícil es levantarme si estoy sentada y mantenerme de pie.
Les dejo algunas fotitos y dos videos del camino. Uno es al lado de una pequeña vertiente de agua brotando de la montaña…era tan fresco el aire y escuchar el agua golpeando en las rocas, estar en esa selva tan espesa y disfrutar del canto de los pájaros sobrevolando encima nuestro….es algo que simplemente no puedo describir, no sólo por lo bello, sino por lo que siento, por la gratitud por estar viva y de haber podido estar allí…sólo Jehová pudo haber hecho esta cosa tan maravillosa para mi y mi familia…
El otro video es de la salida ya de Tafí, entrando de nuevo en la nuboselva. Como verán en las fotos, el paisaje del camino y el del valle son completamente diferentes e igualmente majestuosos. Todo alaba al Magnífico Creador.
Hace tan sólo unos dos meses atrás pensar en estar en Tafí era imposible, luchaba tanto por respirar y seguir viviendo y ya parecía que perdía esa batalla…
Por eso no pude contener las lágrimas cuando quedé un momentito sola, sentada en la galería que rodea la casa de Elvy, frente a esas montañas, mitad pradera y mitad bosque de alisos…lloré agradecida de estar viva, por estar mejor, por todo lo que Jehová ha hecho por nosotros, y por el amor y generosidad de los hermanos y amigos…
Los pullovers que tejí para viajar a Buenos Aires en Mayo de este año para internarme allá, ahora me han quedado grandes, sigo bajando de peso,vamos bien.
Regresamos felices, renovados, agradecidos y fortalecidos en nuestra determinación de servir a la Fuente de la Vida, sostenidos por el poder de Aquel “a quien pertenecen los picos de las montañas.” (Salmo 95:4)
Y a la vez, pensando en Elvira y en tantos hermanos alrededor del mundo que sirven en lugares aislados, sólo Jehová sabe de sus luchas por perseverar, algunos tal vez con problemas de salud, o emocionales, o solos…pero siguen llevando las buenas nuevas, en tiempo favorable, en tiempo dificultoso…y Jehová los cuida, sostiene y fortalece cada día. Como a nosotros. Como a ustedes.
El poema que cité al principio lo escribió Lira la primera vez que vino a visitarnos, en noviembre de 1995. Ese poema termina así, expresando también lo que son nuestros sentimientos:
¡Quién tuviera la lengua elocuente de un ángel
para cantar un himno vibrante a esas montañas,
para loar la mano del Artista Supremo,
que trazó sus contornos y esparció la maraña!
Sigue fiel tu rutina, trabaja, sueña y canta,
y quédate a la espera de ese tiempo cercano
cuando Jehová corone de flores y de pájaros
el camino de aquellos que hoy lo ven Soberano.
¡Qué placer inefable será volver un día,
después de la victoria irreversible,
y gritar en la cumbre de algún cerro:
“La Teocracia triunfó y estamos libres”!
Álef Guímel
Tucumán-Noviembre 1995
(Del libro “Ramas y Nidos”)