Es increíble cómo se esfuman los días…no sé en qué momento ya pasó una semana desde que tuvimos nuestra Asamblea de Distrito, dejándonos tanta enseñanza y consuelo.
Los días previos habíamos tenido temperaturas agobiantes de verano siendo aún invierno, llegando a 42 C°. Toda la región está pasando una sequía muy grande que ha causado pérdidas en los cultivos, los diques tienen poca agua y hubo enormes incendios forestales.
Pero cuando llegó el día de la Asamblea…cambió el tiempo, bajó muchísimo la temperatura de un día para otro, cielo gris, viento y llovizna fue el paisaje del domingo pasado. Hacía meses que no llovía…¡y tenía que llover para la asamblea! Aunque se hizo en un estadio de fútbol al aire libre, fue impresionante el calor y amor de los hermanos que se mantuvieron en sus lugares, envueltos en mantas y con paraguas, pero firmes!.
La asistencia final fue de 6.678 y le dimos la bienvenida a 98 nuevos hermanos que simbolizaron su dedicación en bautismo: ¡Una congregación grande!
Gracias a Jehová pude asistir los tres días junto a mi familia. La felicidad de estar en la asamblea pudo más que el dolor y la fatiga y regresamos muy fortalecidos y agradecidos por tanta instrucción y nuevas provisiones.
Aunque estoy mejor que antes, pero luego de cada asamblea me lleva una semana o más recuperarme del esfuerzo, ahora mismo estoy muy fatigada pero no quiero que pase más tiempo sin poder compartir algunas fotos y experiencias.
Les dejo algunas fotos y luego sigue el mensaje con algunos detalles emotivos:
Candidatos al bautismo: 98
Damita, Ezequiel y Natalia
Con Vanessa, una querida amiga del sur de la provincia
Al fin nos encontramos, con Vanessa y su mami..
Los papás de Ezequiel: Pedro y Verónica y su sobrinito Miqueas
Con la familia Zambrana
“Su maletín estuvo presente”
En la entrada anterior les dejé una “Carta al último enemigo”. Allí menciono que un hermanito muy querido de nuestra congregación descansa hasta el Paraíso. El hermano Pedrito, de 87 años, era siervo ministerial y un muy celoso predicador a pesar de que su voz casi no podía escucharse debido a cirugías en sus cuerdas vocales, tenía una prótesis en la garganta, estaba muy delicado.
Él, junto a Herminia, su esposa, eran de los primeros en llegar a cada reunión y siempre estaba cerca de la puerta dando la bienvenida a los que llegaban. Tenía un espíritu muy positivo y optimista, pese a su fragilidad.
Ya tenían todo listo para asistir a la asamblea, a la semana siguiente.
El velatorio fue en el Salón del Reino y fueron hermanos de varias congregaciones. El discurso de funeral la dio Pedro, (el papá de Ezequiel), fue muy difícil para él pues no sólo era su tío, sino también quien le hizo el estudio.
Como son de familia numerosa, asistieron muchos parientes no testigos y se dio un buen testimonio y el consuelo de la esperanza segura que nos da Jehová.
Al acercarme a saludar a su esposa, me dijo:
-Ya tenía todo listo para ir a la asamblea. No voy a faltar.
Y Waldo le dijo:
- Cuando Pedrito despierte, lo primero que querrá saber es si fue a la asamblea.
- ¡Claro que voy a ir! Dijo ella, con sus ojitos llenos de lágrimas pero con resolución.
Sí, a pesar del dolor tan grande, ella estaba decidida a asistir y sus hijos, que no son testigos, la acompañaron. Fue muy conmovedor verlos en la asamblea.
Como sus hijos no están acostumbrados a las reuniones, no tenían maletín para poner las cosas. Entonces mi mami les sugirió que usen el de su papá.
Al día siguiente, ¡allí estaba uno de sus hijos con el maletín y las cosas de su papá!
Fue una postal muy emotiva. Aunque Pedrito ya no estaba…su maletín estuvo presente…
Cada asamblea es especial, cada una viene, no solo con la enorme instrucción de nuestro Padre, sino también con tantas historias detrás de cada rostro de nuestros amados hermanos que siguen perseverando a pesar de sus luchas cotidianas, conociendo cada uno su propia plaga y su propio dolor (2 Crónicas 6:29). Pero están allí.
El solo verlos nos anima y fortalece a seguir también esforzándonos lo poco que queda para llegar a la meta…
Eso también es parte de nuestras asambleas…el reencuentro con hermanos y amigos que siguen llevando fruto a lo largo de los años, con algunos de los cuales tuvimos el privilegio de estudiar y que ahora llevan a sus estudios al bautismo. Como dijo el apóstol amado:
No tengo mayor causa de [sentir] agradecimiento que estas cosas: que oiga yo que mis hijos siguen andando en la verdad. (3 Juan 4)
Me acerqué temblorosa a tus patios,
con escasas fuerzas para mantenerme en pie.
Me acurruqué para oírte...
tus palabras son bálsamo a mi corazón,
consuelo que cura mente y espíritu.
Gracias por enseñarnos,
por seguir marcándonos
el camino por dónde andar.
Gracias por el privilegio de estar en tus patios
y por poder alabarte con toda esta hermandad.
Por esta Asamblea...
¡Gracias Jehová!
Nancy
22-09-13