A veces pareciera que viajamos por un estrecho camino sinuoso de montaña, con el abismo a un lado y las rocas por el otro, con tramos cortados por derrumbes, donde uno sólo puede aferrarse fuerte a La Roca mientras se trata de abrir sendero entre escombros.
O como dijo el salmista, nos toca andar por el valle de sombra profunda, pero aún entonces, sentir que Jehová va con nosotros y nos da calma en medio de tormentas.
Jehová sigue sosteniéndonos en medio de adversidades y cada vez es más literal el hecho de sólo por él vivimos. Él es La Roca adónde aferramos nuestra esperanza, confianza y corazón.
Jehová sigue sosteniéndonos en medio de adversidades y cada vez es más literal el hecho de sólo por él vivimos. Él es La Roca adónde aferramos nuestra esperanza, confianza y corazón.
Como les dije anteriormente, tenía pendiente una visita a la cardióloga por fuertes dolores en el pecho. Bueno, finalmente fui el jueves pasado a consulta y me internó inmediatamente en Unidad Coronaria con un diagnóstico de Angina Inestable, (es una afección en la cual el corazón no recibe suficiente flujo de sangre y oxígeno y puede llevar a un ataque cardíaco). Permanecí internada hasta ayer, menos mal que me dieron de alta a pesar de ser día domingo.
La doctora se tomó el trabajo de imprimir la larga lista de medicamentos contraindicados en la Miastenia Gravis, uno de mis problemas, y pegó las hojas en un lugar visible para que todos pudieran verlas para tenerlo en cuenta en caso de emergencias.
Se lamentó frustrada:
-¡No puedo darte nada de lo que necesitas! ¡No puedo hacer nada de todo lo que hace falta porque todo está contraindicado!
El enfermero le preguntó si me ponía una vía (suero endovenoso). Y ella le dijo:
- No tiene venas periféricas.
- ¿Le ponemos vía central? (en el cuello), insistió él.
- No puedo darle ningún medicamento…(le respondió apesadumbrada).
No sé por qué, pero en vez de preocuparme por lo que eso implicaba para mi salud, me daba más pena de la doctora, porque veía su preocupación sincera, frustración e impotencia por no poder ayudarme.
Gracias a Jehová ya estoy en casa, sólo puedo tomar dos aspirinas con el almuerzo, y mucho reposo…y esperar que llegue el Paraíso pronto…
Gracias a Jehová ya estoy en casa, sólo puedo tomar dos aspirinas con el almuerzo, y mucho reposo…y esperar que llegue el Paraíso pronto…
Pasamos momentos de extrema angustia: Damita sigue delicada con internación domiciliaria, mi mami llora de dolor de sus brazos y hombros, mi papá apenas camina, Waldo lleno de cargas y yo internada en el sanatorio, menos mal que queda a sólo 2 cuadras de casa. Estaba aislada, son unidades de cuidados intensivos y no permiten cuidadores ni visitas sólo en los horarios en que sirven las comidas para ayudarnos a comer.
He estado con episodios tan fuertes que muchas veces sentí que no saldría del cuadro, sólo trataba de tranquilizarme y orar mentalmente todo el tiempo y aunque sea nombrar a Jehová en voz alta…sentí cómo estuvo reclamando vez tras vez mi vida del seol.
Sé bien que este no es el tiempo en que Él termine con las enfermedades y la muerte y que tiempo y el suceso imprevisto les acaecen a todos. Sólo pido fuerzas para aguantar en fidelidad hasta el fin y que cuide de mi familia. Él lo hace, todo el tiempo nos está dando una salida, y somos muy conscientes de que sólo podemos seguir por su bondad amorosa.
Anoche conversábamos con Waldo sobre cómo nos sentimos por toda la situación familiar. Me conmovió lo que dijo, con voz queda y los ojitos vidriosos:
- Muchas veces, era tan grande la angustia…y entendía mejor lo que Jesús sufrió al grado de que su sudor era como gotas de sangre…yo no tuve gotas de sangre…pero debo haber estado muy cerca…
Pero también, ambos coincidimos en que todas estas pruebas tan duras nos apegan más a Jehová y se acrecienta nuestra dependencia de Él.
Ahora sigue un largo y tedioso deambular por diferentes médicos para tratar de estabilizar la respiración y varios estudios para ver el estado de las arterias, aunque los más precisos no pueden hacerlos porque no los resistiría.
Esta vez estuve demasiado aislada y no podía hablar con nadie, ¡la señora que estaba a mi lado dormía todo el tiempo y no le podía predicar!
Pero al menos a una enfermera le pude dejar una revista y la invitación para nuestra próxima Asamblea de Distrito: Venga tu Reino.
Pero al menos a una enfermera le pude dejar una revista y la invitación para nuestra próxima Asamblea de Distrito: Venga tu Reino.
Como no pudieron ponerme suero tenía los brazos libres (sólo estaba llena de cables en el pecho por monitoreo cardíaco), así es que pude terminar el saco a crochet y una bufanda haciendo juego. También hice un tapetito para alegrar a Damita, para que vaya juntando para armar luego su nido cuando vuele del nuestro. Le gustó mucho y ya lo puso en su escritorio.
Saco calado
Bufanda liviana
Tapete
Estuve leyendo el Salmo 119 que nos corresponde para esta semana. Es inevitable contener las lágrimas en varios versos. Tengo que acostarme, a modo de despedida les dejo algunos de esos textos que expresan el sentir propio mejor que uno mismo:
Mi alma ha estado pegada al mismísimo polvo.
Consérvame vivo conforme a tu palabra. (vs:25)
Acuérdate de la palabra a tu siervo, la cual me has hecho esperar.
Esta es mi consuelo en mi aflicción, porque tu propio dicho me ha conservado vivo. ( vs:49-50)
Mi alma está constantemente en la palma de mi mano;
pero tu ley no he olvidado. (vs:109)
Si tu ley no hubiera sido aquello con lo que estoy encariñado,
entonces habría perecido en mi aflicción. ( vs:92)