sábado, 30 de noviembre de 2013

Mudanza: Una nueva etapa


 
 
Está comenzando el último día de Noviembre y me encuentra aquí, en busca de las palabras precisas para condesar las vivencias de estos días, cargados de una amplia gama de emociones.
 
Es que Damita y Ezequiel se mudaron el sábado pasado y han sido días muy ajetreados, un ir y venir ya desde muchos días previos, cuidando la casita y el vasto jardín.

Aún no puedo asimilar que podamos tener esa casa, estábamos en busca de un terreno y de pronto, se presentó una oportunidad de adquirirla: un compañero de trabajo de Waldo se jubiló y quería irse a vivir a los valles, rodeados de montañas, pero primero quería vender su casa, llena de afectos y recuerdos especiales para él, y nos dio algunas facilidades para poder tenerla, aunque con muchos sacrificios. Así es que, sin pensarlo, con la inmensa ayuda de Jehová…ahora tenemos una casita propia.
La que teníamos anteriormente tuvimos que venderla para regresar a vivir con mis papis pues mi salud había empeorado mucho, Damita era chiquita y no podíamos estar solas cuando Waldo se iba a trabajar.

Jehová mediante, con el tiempo esperamos poder acondicionar nuestro nuevo hogar de tal modo que Damita y Ezequiel y nosotros podamos tener departamentos independientes, a la vez que estamos cerca por la salud delicada de las dos. Pero también me preocupa la salud y edad avanzada de mis padres.
Por lo pronto, los hijos ya se mudaron...y los extrañamos mucho.
¡Y ni qué hablar de cómo extrañamos a “las chiquitas”: Pelusa y Blanquita, las gatitas de los hijos…Pelusita era muy apegada a mi, apenas le abrían la ventana de su casa, se cruzaba corriendo la terraza y pasaba volando a mi cama…la extraño a horrores. En esas noches de largo insomnio, cuando ya era muy tarde, me decía a misma:

- “¡Uy, tengo que ir a dormir porque ya va a venir la Pelusita a despertarme!”

Y ahora no viene…así es que yo voy a visitarla y mimarla ahora.
 
 Bueno, en realidad, tenemos mucho trabajo en el jardín. No sé si es una casita con plantas…¡¡ó son plantas con una casita!!, jaja.
El terreno es de 8 x 31 metros, de los cuales, 16 los ocupa el jardín. Al señor que nos la vendió le encantan las plantas y puso de todo…es un deleite a los ojos. Hay una gran variedad de flores: rosas, gladiolos, azucenas, margaritas plumosas, pajarillos, enamoradas del sol, alegrías del hogar, achiras, rosa china doble, etc, etc. ¡Y un cactus!
También hay algunas plantas comestibles: cebolla, perejil, apio, tomates, pimiento, menta. Hay otras medicinales: Payco, áloes vera, ruda, entre otras.
Y hay árboles frutales: un duraznero, una planta de naranja criolla, otra de naranja tanjarina (dulce), dos higueras: una de higos negros y la otra de higos blancos, una parra cargada de racimitos de uva, y una enorme palta al fondo.
Así es que ya podemos disfrutar de un anticipo del cumplimiento de Miqueas 4:4: “Y realmente se sentarán, cada uno debajo de su vid y debajo de su higuera.”
Además, hay unas 50 macetas que estamos regalando para simplificar un poco la tarea.
 
Esto está resultando un buen ejercicio para mi, hay que regar el jardín todos los días y mantenerlo, así es que Waldo y yo andamos en eso, además de muchos trámites que se van presentando. Estamos a unas 16 cuadras de la casa de mis papis, donde quedamos Waldo y yo por ahora. Aunque es cerca, pero no hay un ómnibus directo que nos lleve y vamos en dos ómnibus o bien en taxi. Ha sido muchísimo movimiento para mí. Pero estoy muy contenta. Me encanta tomar unos ricos mates en familia rodeada de tanto verde y flores. Es una gran bendición, esperamos poder cumplir con todo.

 Ahora ya no estoy tanto tiempo recluida en mi rincón. Claro, no puedo andar mucho, pero hago algo y descanso, apoyando en algo mis piernas hinchadas y doloridas. Como no me mantengo mucho tiempo parada, voy corriendo una silla para regar sentada. Ya llevaré mi silla de ruedas para regar tranquila.
Antes que los hijos se mudaran, íbamos casi todos los días a regar las plantas. Waldo tomó estas fotos en esas ocasiones:
 




 
 Waldo mostrando los pequeños racimos de uvas:


 
Así es que otra vez soplan vientos de cambio por aquí. Estamos felices de que los hijos estén bien allá, pero los extrañamos mucho. También habrá que cambiar de congregación, pero no pensando en dejar a los amigos, sino pensando en los amigos nuevos por descubrir.
Es una nueva etapa en nuestras vidas.
 
Todo cambio trae sus propios desafíos y ajustes. Siempre pedimos que Jehová guíe nuestros pasos y nos dé las fuerzas y sabiduría para sobrellevar los escollos del camino y que nos mantengamos enfocados en lo más importante: nuestro amor y servicio a Él, sea donde sea que estemos y vayamos.
Que nos dé la salida a las inquietudes cotidianas y también, que nos dé la actitud correcta ante la vida y sus cambios.
Respecto a esto, me encantó algo que leí en la Despertad de febrero del año que viene:

‘Nuestra suerte en la vida depende en un 10% de lo que nos pasa
y en un 90% de nuestra reacción’.
(g14 /2 pág 15)
 
Es un sabio enfoque.
 
Es hora de dejar descansar a los pensamientos y procurar encontrar el sueño escondido detrás de este insomnio tenaz. Ya les hice conocer un poquito mi nuevo espacio, lleno pájaros y flores, lleno de afectos y nuevos retos…como lo es la vida misma…este amado privilegio de vivir…

martes, 19 de noviembre de 2013

“Los Acuña”

 
A lo largo de los años transitados en este camino angosto, pero feliz, conocimos a muchas personas de corazón puro que buscaban  respuestas y consuelo. Buscaban a Jehová a tientas.
Entre esas personas estuvieron Azucena, Graciela y Marcela, tres miembros de una misma familia. Ya han pasado unas tres décadas desde esos días de estudio y siguen perseverando frente a distintos tipos de aflicciones.

Les escribí una carta, y se la dejo  aquí con el deseo de acercar ánimo y encomio a otras familias de siervos fieles de Jehová que perseveran día a día, como:
 

 
 
“Los Acuña”
 
 
Querida Familia:
 
 
La de hoy fue una reunión especial en lo que tiene que ver con los afectos. Me emocioné al ver presentes a 15 miembros de su familia. Es una bendición tener a los abuelos, hijos, nietos y bisnietos juntos en la reunión.
Y es un privilegio haberlos visto crecer en la verdad…¡y multiplicarse!...
 
Hoy me senté atrás (normalmente suelo sentarme más adelante, para verle el rostro al orador), y no pude evitar empezar a contarlos…y recordar esos años en que los conocí y tuve el privilegio de estudiar con algunas de ustedes. Ése tiempo en que “los Acuña” eran sólo papá, mamá, tres hijos y dos dulces nietitas pequeñitas, a quienes cargué en brazos mientras estudiábamos con su mami.
 
También me dieron el honor de servir de testigo del matrimonio civil de dos de ustedes, de verlos formar sus familias…la llegada de cada uno de sus hijos, de compartir sus alegrías y sufrir lo que les duele…
 
Ver a los hijos de los hijos crecer y formar sus propias familias…y ahora pensar en “Los Acuña” envuelve también pensar en los Acuña (hijo), en los Garófalo, los Medina, los  Moreno, los Parfeniuk…y lo más hermoso de todo, es que siguen todos andando y creciendo en la verdad…es una gran bendición la que tienen, algo que muchos quisieran tener.

Miren a su alrededor y verán a tantos hermanos que luchan solos en la verdad y que cuando regresan a casa de las reuniones no pueden compartir con nadie el estímulo recibido, ya sea porque sus familiares no adoran a Jehová, o porque literalmente viven en una soledad no deseada.

Cuiden ese tesoro particular que tienen, que nada ni nadie, ni siquiera sus propias inquietudes, les prive del gozo de seguir sirviendo unidos al Altísimo que quiere verlos pasar juntos al Paraíso que tanto anhelamos y ver realizada nuestra esperanza eterna.
 
Gracias por permitirme ser parte de su familia, ustedes también lo son de la mía. Y mejor aún, todos pertenecemos a la familia y hermandad mundial que adora al Creador de cuánto existe. Todos “pertenecemos a Jehová.” (Romanos 14:8)
 
No me di cuenta a tiempo, recién al llegar a casa, pensando en ustedes, pensé qué bueno hubiera sido tomarnos una foto juntos, aprovechando que la mayoría de la familia estaba presente (*)….pero les tomé una foto con el corazón y la tengo bien enmarcada, con flores y brillos dorados…
 
“Que nuestro Señor Jesucristo mismo y Dios nuestro Padre, que nos amó y dio consuelo eterno y buena esperanza por medio de bondad inmerecida, consuelen sus corazones y los hagan firmes en todo buen hecho y buena palabra.”  (2 Tesalonicenses 2:16, 17)
 

Con amor y gratitud

         Nancy
         07-11-13
 
 
(*) Están dispersos en otras congregaciones y ciudades; Marcela y su familia viven en Mendoza, a unos 1.150 km de aquí
 
 

Mientras repasaba esta carta para dejarla aquí, recordé estas palabras del apóstol Juan al expresar sentimientos con los que nos identificamos:

No tengo mayor causa de [sentir] agradecimiento que estas cosas:
 que oiga yo que mis hijos siguen andando en la verdad.
 (3 Juan 4)
 
 
 
 

sábado, 9 de noviembre de 2013

Clima de Contrastes


 
Viernes por la tarde de un día de Primavera. Bueno, eso es lo que señala el calendario. Pero el termómetro marca temperaturas de pleno verano, algo que es habitual por estas tierras: pareciera que sólo tenemos dos estaciones: Invierno y Verano, no hay términos medios. Y si por casualidad hay temperaturas templadas, no sabemos qué ponernos, es que no estamos acostumbrados.
 
La vida en estos días previos al Paraíso también se parece un poco al clima tucumano, con marcados contrastes de vivencias y emociones. Así es que en pocos días podemos pasar de vivir momentos de profunda tristeza, a otros de profundo regocijo.
 
Dolor:
 
El dolor vino al tener que despedir hasta el Paraíso a otra querida hermanita de nuestra congregación: Elenita, víctima de la herencia adámica disfrazada de vejez y Diabetes en su caso.
Ha sido fortalecedor ver a Ramoncito, su esposo, ahora viudo, presente en las siguientes reuniones, a pesar de sus 85 años.
Al verlo luego en el Salón, extendí los brazos, lo abracé fuerte, le dije que nos alegraba mucho verlo allí y que lo amamos.
– “Yo también los amo m´hija,” respondió dulcemente.
 
Siempre andaban los dos. Ahora va solito…pero será breve la ausencia…ya falta un día menos…
 
 
Aniversario:
 
En este clima afectivo lleno de contrastes, la alegría y calidez vino de la mano de nuestro 26° aniversario de Bodas, el pasado 31 de octubre. Este año no pude preparar nada especial, ni tejidos ni nada. Una suma de trámites, preocupaciones, enfermedades (de los dos) y visitas a médicos nos dejó sin tiempo ni fuerzas para nada.
Ése día ardía Tucumán (como hoy), así es que fue muy refrescante ver llegar a Waldo con un litro de ricos helados para compartir en familia. Ésa fue toda nuestra modesta celebración.
 
 Seguir andando juntos, de la mano, por el camino de la vida, ver a nuestra hija en su propio nido junto a Ezequiel, a nuestros padres, aunque envejecidos y sin fuerzas, pero fieles…son cosas que hacen que cada día tengamos muchas razones para agradecer y disfrutarlas, no dando por sentado nada…son cosas que nos permiten tener  un banquete constantemente. (Proverbios 15:15)
 
 
Parte Médico:
 
Mi lucha con la Erisipela en la pierna sigue. Si llego a estar sentada un rato sin tener la pierna en alto, ya no se pone muy roja…¡se pone morada!...es que el daño en las arterias empeora el cuadro. Aún así trato de caminar de a ratitos dentro de la casa para mejorar un poco la circulación.
Sigo cada vez más decaída y débil, con más dificultad para respirar.
Ya se me está deformando la frente por las marcas de la máscara del respirador…en serio…ya está medio hundida esa zona y se siente al tacto la diferencia…en fin…
 
Motivos de Gozo:
 
Algo que fue muy refrescante y animador, aunque no estuvo exento de sacrificios, fue el que Waldo pudiera asistir a la ciudad de Salta (a 314 km al norte) para asistir a la Escuela para Ancianos de Congregación. Recién regresó del viaje y ya pasó al trabajo hasta mañana. Pero vino tan fortalecido y agradecido por la enseñanza (y por los instructores), que no le alcanzan las palabras para describir lo hermoso que fue.
En un breve mensaje que me envió estando allá, escribió:
“Estoy muy feliz por este privilegio a esta altura de mi vida.
Oraré a Jehová para hacerme recordar toda la información que no te podés perder ni un minuto.”
 
Estaba con problemas de salud y se sentía mal, y se fue muy preocupado por la salud de nosotras con Damy. Hizo grandes esfuerzos por asistir. Pero las bendiciones de estar allí compensaron con creces todos los sacrificios.
Como escribió Lira en su poema “La Adversidad”: Las altas bendiciones se consiguen con lucha.
 
Trajo la foto que les tomaron a toda la clase y es muy motivador ver a dos hermanos de edad  allí presentes cada día (de 8 a 17 hs), uno de 87 años y otro de 93 años ¡Qué ejemplos!
 
Otro momento de profundo y callado gozo se dio durante la reunión del jueves al ver a quince miembros de una familia presentes. Tuve el privilegio de estudiar con tres de ellos hace unos treinta años, cuando la familia la componían siete miembros…pero esa es otra historia que espero compartirles luego, cuando se los presente al dejarles una carta que les escribí a “Los Acuña”.
 

Sí, la vida en este sistema está llena de contrastes, en todo sentido, aún en el clima de las emociones que trae consigo cada día.
Es una obra de arte donde, lamentablemente, hay zonas con toda una gama de grises y negros, propios de la imperfección heredada.
Pero también abundan los tonos pasteles que transmiten paz y serenidad, como los que hallamos en las distintas facetas de nuestra adoración al Padre de las luces celestes.
Y no faltan pinceladas de vibrante color dispersos en los plumajes y pétalos de la creación…así también como en los momentos compartidos con los amados, amigos y hermanos que aguardamos juntos la inminente realización de las promesas…



jueves, 17 de octubre de 2013

Insomnio

 
 
Esta debe ser una forma rara de insomnio. Tal vez ni ese sea su nombre correcto (le dejo la definición y/o diagnóstico a los que saben).
 
Lo cierto es que, al terminar el día, cuando lo normal dicta que ya es hora de descansar (incluso el cuerpo mismo lo pide), pareciera ser que comienza entonces el despertar de mi única neurona aletargada y busco todo material posible para leer, estudiar, investigar…dando lugar a una necesidad de reflexionar …y escribir…¡pero ya es muy tarde!
La madrugada anda en pijamas y se sienta a mi lado, muy despabilada, y me habla de los temas más variados e interesantes.
 
No sé por qué pasa esto cada noche. No sé hasta qué punto es falta de sueño o tal vez sea un ilusorio intento por prolongar el día, por no terminar la jornada. Por no irme a dormir.
¿Será que temo dormirme? No lo sé. No creo. A veces siento que si duermo pierdo tiempo. Tonto razonamiento, lo sé. Pero parece que subyace debajo de este insomnio cotidiano.
O será simplemente que mi reloj biológico está totalmente desfasado. O mal entrenado. Vi un documental que muestra que los hábitos de sueño se pueden modificar con esfuerzo. Y no sé por qué no lo intento.
 
Oí a personas decir que le temen a la noche, entre otras cosas, porque no pueden dormir bien. Pero yo disfruto mi insomnio. Es un momento callado y de quietud que me permite oírme. Y me llama a expresar lo que el día en su afán obligó a callar.

A veces, sí, no quiero dormir porque temo no despertar. Pero eso sólo me pasa cuando estoy muy mal físicamente, y tengo que hacer esfuerzos por respirar.
Gracias a Jehová, la mayor parte del tiempo ya no pasa eso. Simplemente me gusta quedarme a solas con la noche, dejando que sus mensajes buenos y profundos nutran las raíces y pueda ser mejor árbol mañana, y extender una sombra fresca para quien pase fatigado a mi lado.
Tal vez sea un anhelo muy pretencioso.
 
Bueno, ya el salmista bajo inspiración habló de nutrir las raíces con la palabra del Altísimo…un deleite a todo tiempo: “día y noche”…un deleite nocturno,  particularmente para mi. (Salmo 1:2,3)
 
A veces intento dormir, luego de haber leído y fortalecido el alma…pero doy vueltas de un lado a otro y de solo estar comienzan a asaltarme cuanto pensamiento inquietante (hasta descabellado) pueda ocurrirse. ¡Cuánto agradezco entonces el poder estabilizador de la oración! Esos momentos de diálogo profundo con el Hacedor y Formador de cuánto existe…son momentos sublimes que trocan inquietud por calma; desasosiego por paz.
 
Y entonces sí, llega el momento de disfrutar del descanso necesario, de calmar la mente viajera, amarrar los sueños en puerto seguro y echar anclas en la noche cubierta de estrellas que me arropa por dentro.
 
 
“En paz ciertamente me acostaré
y también dormiré,
porque tú, sí, tú solo, oh Jehová,
me haces morar en seguridad.”
 (Salmo 4:8)
 
 
 
 
 

domingo, 13 de octubre de 2013

Tiempos diíciles...


 
Aquí sentada, al borde de la tormenta, esperando a que amainen los vientos…bueno, no son vientos ni tormenta literales (que buena falta hacen para calmar un poco tanta sequía).

Hay tiempos en que se juntan angustias varias y uno siente que no le dan las fuerzas para luchar en distintos frentes a la vez…¡qué sería de nosotros sin Jehová que sostiene y lleva en sus brazos cuando las propias fuerzas fallan…así venimos andando desde hace muchos días ya…
 
Los días de mayor angustia tuvieron que ver con la internación de Damita, desde el 23 de septiembre al 1 de octubre. Ella lucha desde hace años con un abanico de problemas emocionales: depresión crónica, estrés postraumático, pánico, fobias…que derivaron en su internación en un sanatorio especializado. Ezequiel y yo nos turnamos para cuidarla y Waldo se encargaba de los trámites, buscar remedios, ir y venir, atender la casa y el trabajo. Para colmo, no tenía días de descanso porque tiempo atrás balearon a un compañero de trabajo en un asalto en su casa, así es que no había descanso para Waldo.
 
Fueron días muy duros, es en extremo doloroso ver sufrir a los hijos, uno siempre prefiere que le pasen a uno las cosas y no a ellos…y nuestra frágil humanidad se poya en Jehová por fuerzas, no sólo para uno, sino para poder ayudar a quien está al lado…
 
A Damita le dieron de alta un día martes al mediodía. Y ese mismo día a la siesta, llevé a Waldo de emergencias al sanatorio. Volaba de fiebre. Tenía un fuerte espasmo bronquial. Le hicieron un rescate: nebulización y dos inyecciones. Fuimos a la farmacia a comprar los medicamentos y a la camita.
¡Y al día siguiente caí yo igual! Con 39 C° de fiebre, un dolor espantoso de cuerpo y fuerte tos.
Luego cayó papá, luego mami…y seguimos muy mal los cuatro. Ya le dieron una orden de internación a mi mami si no mejora hasta hoy.
Se ve que es un virus muy fuerte, no nos deja levantar cabeza, aun cuando Waldo y yo vamos mejorando, pero estamos muy débiles y sin fuerzas.
Damita está mejor, con otro tratamiento y Ezequiel la cuida amorosamente, junto a sus blancas alegrías: sus mininas Pelusa y Blanquita.
 
Muchas gracias por los mensajes y preocupación por la ausencia. Me cuesta mucho levantarme y no tengo fuerzas para nada, pero aunque sea quiero dejar unas líneas para dar señales de vida.
 
Cuando las cosas se ponen tan sombrías, cuesta ver algo bueno en esos días. Pero siempre hay razones para dar gracias.  Es un buen ejercicio enumerar al final del día las cosas buenas que nos pasaron o recibimos. Aunque a veces quizás haya que hacer un esfuerzo por ver lo bueno…pero siempre hay buenas razones, y en todas esas, siempre tiene que ver Jehová:  “Porque por él tenemos vida y nos movemos y existimos.” (Hechos 17:28). “Él no se cansa ni se fatiga.” Sostiene nuestra debilidad, “está dando poder al cansado; y hace que abunde en plena potencia el que se halla sin energía dinámica. (Isaías 40:28,29)
 
Y en esa lista de cosas buenas…siempre están ustedes, con sus palabras, mensajes y ánimo…gracias por estar y por acompañarnos cada día…los quiero mucho…
 
 
 
 

domingo, 22 de septiembre de 2013

Mi nuevo rincón...

 
 

Como sabrán, debido a las enfermedades que me tienen amarrada estos últimos 20 años, paso la mayor parte del tiempo en mi habitación, me levanto un poco, me recuesto en mi silla de ruedas en el escritorio, cuando me fatigo mucho me pongo el respirador (en la foto: a la derecha), si puedo sigo, sino vuelvo a la cama...
 
Y así, despacito y lento voy haciendo las pequeñas cosas que aún puedo hacer y disfruto: leer, estudiar (en la PC pues no puedo sostener los libros y revistas), escribir, hacer tarjetas para regalar, tejer a crochet y hacer pequeñas artesanías, conducir los estudios que vienen a casa, predicar por mail a algunos contactos que me envían los hermanos...y claro, tomar mate mientras conversamos con mi amado Waldo.
 
Debido a ello, a que estoy recluida en mi rincón, Waldo quiso hacérmelo lo más acogedor posible y me regaló un escritorio para que estuviera más cómoda  para hacer mis cositas. Estoy muy agradecida por todos sus esfuerzos, siempre tratando que pueda estar lo mejor posible a pesar de tantas espinas...
 
Sí, este es mi centro de operaciones...desde aquí les escribo y les llegan las tarjetas y poemas...desde aquí comparto mis emociones y nuestros días sencillos...gracias por ser parte de ellos...
 
 

 



Asamblea de Dustrito 2013 y una historia emotiva

 
 
Es increíble  cómo se esfuman los días…no sé en qué momento ya pasó una semana desde que tuvimos nuestra Asamblea de Distrito, dejándonos tanta enseñanza y consuelo.
Los días previos habíamos tenido temperaturas agobiantes de verano siendo aún invierno, llegando a 42 C°. Toda la región está pasando una sequía muy grande que ha causado pérdidas en los cultivos, los diques tienen poca agua y hubo enormes incendios forestales.
 
Pero cuando llegó el día de la Asamblea…cambió el tiempo, bajó muchísimo la temperatura de un día para otro, cielo gris, viento y llovizna fue el paisaje del domingo pasado. Hacía meses que no llovía…¡y tenía que llover para la asamblea! Aunque se hizo en un estadio de fútbol al aire libre, fue impresionante el calor y amor de los hermanos que se mantuvieron en sus lugares, envueltos en mantas y con paraguas, pero firmes!.
La asistencia final fue de 6.678 y le dimos la bienvenida a 98 nuevos hermanos que simbolizaron su dedicación en bautismo: ¡Una congregación grande!
 
Gracias a Jehová pude asistir los tres días junto a mi familia. La felicidad de estar en la asamblea pudo más que el dolor y la fatiga y regresamos muy fortalecidos y agradecidos por tanta instrucción y nuevas provisiones.
Aunque estoy mejor que antes, pero luego de cada asamblea me lleva una semana o más recuperarme del esfuerzo, ahora mismo estoy muy fatigada pero no quiero que pase más tiempo sin poder compartir algunas fotos y experiencias.
 
Les dejo algunas fotos y luego sigue el mensaje con algunos detalles emotivos:
 
Candidatos al bautismo: 98
 
                                   
                                      Damita, Ezequiel y Natalia





 
Con Vanessa, una querida amiga del sur de la provincia
 
 Al fin nos encontramos, con Vanessa y su mami..





 
  Los papás de Ezequiel: Pedro y Verónica y su sobrinito Miqueas
 
 Con la familia Zambrana

 
 
“Su maletín estuvo presente”

En la entrada anterior les dejé una “Carta al último enemigo”. Allí menciono que un hermanito muy querido de nuestra congregación descansa hasta el Paraíso. El hermano Pedrito, de 87 años, era siervo ministerial y un muy celoso predicador a pesar de que su voz casi no podía escucharse debido a cirugías en sus cuerdas vocales, tenía una prótesis en la garganta, estaba muy delicado.

Él, junto a Herminia, su esposa, eran de los primeros en llegar a cada reunión y siempre estaba cerca de la puerta dando la bienvenida a los que llegaban. Tenía un espíritu muy positivo y optimista, pese a su fragilidad.
Ya tenían todo listo para asistir a la asamblea, a la semana siguiente.
El velatorio fue en el Salón del Reino y fueron hermanos de varias congregaciones. El discurso de funeral la dio Pedro, (el papá de Ezequiel), fue muy difícil para él pues no sólo era su tío, sino también quien le hizo el estudio.

Como son de familia numerosa, asistieron muchos parientes no testigos y se dio un buen testimonio y el consuelo de la esperanza segura que nos da Jehová.
Al acercarme a saludar a su esposa, me dijo:
-Ya tenía todo listo para ir a la asamblea. No voy a faltar.
Y Waldo le dijo:
- Cuando Pedrito despierte, lo primero que querrá saber es si fue a la asamblea.
- ¡Claro que voy a ir! Dijo ella, con sus ojitos llenos de lágrimas pero con resolución.
 
Sí, a pesar del dolor tan grande, ella estaba decidida a asistir y sus hijos, que no son testigos, la acompañaron. Fue muy conmovedor verlos en la asamblea.
Como sus hijos no están acostumbrados a las reuniones, no tenían maletín para poner las cosas. Entonces mi mami les sugirió que usen el de su papá.
Al día siguiente, ¡allí estaba uno de sus hijos con el maletín y las cosas de su papá!
Fue una postal muy emotiva. Aunque Pedrito ya no estaba…su maletín estuvo presente…
 

Cada asamblea es especial, cada una viene, no solo con la enorme instrucción de nuestro Padre, sino también con tantas historias detrás de cada rostro de nuestros amados hermanos que siguen perseverando a pesar de sus luchas cotidianas, conociendo cada uno su propia plaga y su propio dolor (2 Crónicas 6:29). Pero están allí.
 El solo verlos nos anima y fortalece a seguir también esforzándonos lo poco que queda para llegar a la meta…

Eso también es parte de nuestras asambleas…el reencuentro con hermanos y amigos que siguen llevando fruto a lo largo de los años, con algunos de los cuales tuvimos el privilegio de estudiar y que ahora llevan a sus estudios al bautismo. Como dijo el apóstol amado: No tengo mayor causa de [sentir] agradecimiento que estas cosas: que oiga yo que mis hijos siguen andando en la verdad. (3 Juan 4)
 
 
Me acerqué temblorosa a tus patios,
con escasas fuerzas para mantenerme en pie.
Me acurruqué para oírte...
tus palabras son bálsamo a mi corazón,
consuelo que cura mente y espíritu.
 
Gracias por enseñarnos,
por seguir marcándonos
el camino por dónde andar.
 
Gracias por el privilegio de estar en tus patios
y por poder alabarte con toda esta hermandad.
 
Por esta Asamblea...
¡Gracias Jehová!
 
 
 
Nancy
22-09-13
 
 
 
 

martes, 10 de septiembre de 2013

Carta al último enemigo

 
 

Como el último enemigo,
la muerte ha de ser reducida a nada. 
  (1 Corintios 15:26
)
 
 
Cuando era niña no pensaba en ti. Ni sabía que existías. Pero pronto te presentaste, con tus harapos tejidos de dolor, fue cuando tenía cinco años y te llevaste al abuelo al que más me apegué: José, mi abuelito paterno que aún hoy recuerdo como si lo estuviera viendo.
 
Luego, a mis once años comenzaste a merodear a menudo por casa, siempre dándole vueltas a mi mami que lucha desde entonces con una grave enfermedad de huesos, entre otras tantas que la abruman. En cada una de sus más de treinta cirugías, te veía agazapada, merodeando con tus afiladas garras, lista para llevarte a quien amo tanto.
 
Con el tiempo te cruzaste en mi camino: corrosivas enfermedades te llamaron y te quedaste cerca, a veces más amenazante e inminente. Otras más callada, pero siempre allí, aunque yo te ignore, siempre te encargas de que no falten apuros que nos recuerden tu presencia. Estos últimos veinte años, en particular, este barro imperfecto que soy se ha debilitado tanto que ha sido frecuente encontrarte de frente y sólo por inmerecida bondad de la Fuente de la Vida, aún estoy aquí, para alabarlo y darle gracias.
 
Cuando era niña no pensaba en ti. Ni siquiera sabía que existías. El beso de las Buenas Noches era sólo eso: un mimo al corazón para descansar tranquilo hasta el día siguiente, dando por sentado que los amados siempre estarían allí al despertar, segura de que así sería por siempre. 
 
Luego supe de la rebelión en Edén, de la imperfección que siempre camina de tu mano, con ese nombre tan aborrecible como tú misma: Muerte.
Sé que tu existencia es temporal y  que pronto tendrás un final eterno. Pero mientras tanto, has sido y eres causante de las angustias más hondas y profundas, tanto como lo es tu lugar de residencia: el Seol.
 
No me gusta hablar de ti. Ni siquiera quiero pensarte. Pero eres parte de esta dura realidad que a la humanidad toda persigue.

Hace nueve años te llevaste a Lira y dejaste huérfano a su colibrí: esa maravillosa inspiración que tantas cosas bellas y profundas le susurró al oído para deleite y consuelo de quién las leyó y para alabanza continua al Creador. Sigo encontrándola en sus cartas y libros que dejó. Pero sigue doliendo la ausencia...
 
Y hoy te llevaste a un hermano tan especial y querido. Y me dueles tanto...
Él estaba en esa franja etaria de la que habló Moisés en oración: “En sí mismos los días de nuestros años son setenta años; y si debido a poderío especial son ochenta años, sin embargo su insistencia está en penoso afán y cosas perjudiciales; porque tiene que pasar rápidamente, y volamos.” (Salmo 90:10)
 
En nuestra congregación hay unos quince hermanitos entre esas edades, incluidos mis padres. No faltó el ingenioso que, en broma y con cariño, los llame “el Grupo PAMI” (en alusión a las personas jubiladas del país). Con su corona de hermosura, adornan nuestra congregación y los amamos. Su vasta experiencia en la vida les permite hablar con autoridad y sabiduría ante las dificultades de los que venimos aprendiendo detrás de ellos. Su ejemplo de fidelidad y constancia nos motiva. Pues a pesar del penoso afán y cosas perjudiciales que acompañan a su avanzada edad...ellos están allí...firmes cual columnas griegas que se mantienen en pie pese a que sus mejores años y vigor juvenil hace tiempo que se esfumaron.
 
Antes no pensaba en ti. Pero ahora me duele verte rondando tan cerca de ese grupo amado...¡vete a tus dominios! ¡Quédate quieta hasta que llegue Quien nos liberte!
Sé que de nada valdrán mis reclamos, y sé que nadie está libre de tu voracidad. Y no sé por qué te escribo. Tal vez sea para recordarme a mi misma que pronto te irás para siempre y que nada podrás hacer para impedir que regresen los que ahora duermen, cautivos del silencio, prisioneros del Seol. 
Tal vez sea para recordarme que pronto, ellos “oirán la voz del Hijo de Dios. . . y todos los que están en las tumbas conmemorativas oirán su voz  y saldrán. (Juan 5: 20, 28, 29)
 
Estás haciendo estragos en las naciones sabiendo que tienes los días contados. Las guerras, las catástrofes naturales, el hambre y las enfermedades, siguen a tu lado (y contribuyen) en desenfrenado cabalgar por todo el planeta.
 
Has hecho, que mi mente niña, ahora dé sus besos de las Buenas Noches sin la certeza de que al otro día siga el cariñoso diálogo con los amados. Has hecho que mi mente niña, no sepa si el abrazo dado al despedir a los hermanos...será el último...o si habrá un paréntesis hasta el Paraíso...
 
Pero hay cosas que no puedes hacer: no podrás retener para siempre a tus cautivos, ni puedes romper el vínculo de los leales con el Dios de todo consuelo: ”Porque estoy convencido de que ni muerte, ni vida,... ni cosas aquí ahora, ni cosas por venir, [...] ni altura, ni profundidad... podrá separarnos del amor de Dios que está en Cristo Jesús nuestro Señor.” (Romanos 8:38, 39)
 
Porque “ninguno de nosotros, de hecho, vive con respecto a sí mismo únicamente, y ninguno muere con respecto a sí mismo únicamente; pues tanto si vivimos, vivimos para Jehová, como si morimos, morimos para Jehová. Por consiguiente, tanto si vivimos como si morimos, pertenecemos a Jehová.” (Romanos 14:7, 8)
 
No quiero conversar más contigo, tan solo nombrarte repele: Muerte. Es un monólogo no deseado. Sólo te escribo para recordarte y (recordarme),  la fidelidad sin fin de la Fuente de la Vida, aquél de Nombre Hermoso a quien mi corazón canta:
 
 
Aun si se van, Jehová no olvidará
a sus amigos nunca.
Pronto vendrá el día en que saldrán
de sus oscuras tumbas;
vida gozarán por la eternidad
como prometió Jehová:
 
“Llamaré tu nombre ansioso,
y tú me responderás.
La obra de mis manos
eres tú. ¡Despierta ya!”.
Nuestro Dios está anhelante
por volver a contemplar
a sus amados hijos,
quienes ya no morirán.
 
(Cántico 111:  Llamaré)
 
 
 
Nancy
10-09-13
 
 

 

domingo, 1 de septiembre de 2013

Septiembre e historias



Estoy abriéndole las puertas a Septiembre. Acaba de entrar por aquí, apenas hace unos minutos. Está acomodando su equipaje cargado de verdes y flores. Aunque a decir verdad, ya hace varios días que viene pintando los árboles, haciéndoles trajes nuevos de retoños y colgando guirnaldas de flores por doquier.
Me gusta la Primavera. La espero y ansío. Ojalá yo también pudiera reverdecer y cobrar nuevos bríos para transitar lo poco que queda de este sinuoso camino antes del Paraíso. ¡Ah! Sí…entonces sí llegará mi primavera…y será eterna…
 
Mientras tanto, Septiembre sigue trayendo su perfume de azahares, entibiando las noches y llenando pájaros los nidos.
Y hablando de nidos, en Septiembre también es el aniversario de bodas de Damita y Ezequiel, su primer aniversario, el día 8. Nuestra única hija ya tiene su propio nido y es feliz junto a su amado compañero de vuelo.
Y hay muchas actividades teocráticas para este mes: la próxima semana tendremos la visita de nuevo Superintendente de Circuito y su esposa. Así es que me anoté para hacer el precursorado auxiliar de 30 horas este mes. El próximo viernes, Jehová mediante, estudiaremos con Patricia y el hermano viajante. Micaela y Romina están haciendo el auxiliar de continuo. Son una bendición muy grande.
También estamos en la campaña de invitación para nuestra Asamblea de Distrito… y así, cuando menos nos demos cuenta se habrá esfumado Septiembre entre pétalos de rosas y canciones de alabanza al Señor del Tiempo.
 
Mucho por hacer y pocas fuerzas. Pero cuánto consuela pensar en que mi bolsita de flor de harina cuenta al acercársela a Jehová.  Me encantó el estudio de La Atalaya al decir: “Si un israelita era muy pobre y no podía ofrecer en sacrificio una oveja o un cabrito, Jehová aceptaba dos tórtolas o dos pichones. Pero ¿y si era tan pobre que ni siquiera tenía para eso? En tal caso, le permitía ofrecer un poco de harina [...] no podía ser cualquier harina, sino “flor de harina”, de la más selecta, como la que se servía a los invitados de honor (Gén. 18:6). ¿Por qué es esto importante? (Lea Levítico 5:7, 11.)  
[...] Él nos exige que la harina sea de alta calidad. Es como si dijera a los israelitas más pobres: “Comprendo que ustedes no pueden ofrecer tanto como otros, pero también sé que me están dando lo mejor que pueden darme”. Verdaderamente, Jehová demuestra lo razonable  que es al tener en cuenta las limitaciones y circunstancias de sus siervos (Sal. 103:14)."

(W13 15/6 pág.15, párr.15 y 16).

¡¡Qué amoroso!! Así es que yo también estoy feliz y agradecida al traerle mi bolsita de flor de harina.
 
Días atrás estuve muy triste y preocupada. Ustedes saben cuánto amo a los animalitos, y en particular a nuestra Lulita (y ahora a Pelusita y Blanquita también). Le había observado una mancha a Luli al lado de su naricita, luego se hizo más grande. La llevamos al veterinario y nos dijeron que era un carcinoma, un tumor canceroso de piel. La tuvieron en observación haciéndole unas inyecciones de penicilina y antiinflamatorios cada dos días. Si cedía la lesión y cicatrizaba había esperanza de que no fuera cáncer sino una irritación por el sol (a ella le gusta mucho tomar sol). Y si no cedía, había que operarla. Ya se imaginarán cuánto lloré esos días…estaba muy angustiada…en el fondo sigo siendo la niñita de ayer que anhela que los animalitos no mueran, que también sean eternos…
 
Fue un alivio inmenso ver que mejoraba. Ya no hacen falta más inyecciones pero el médico nos advirtió que no tomara sol, desde las 11hs hasta las 17 hs ya que el siguiente paso es el cáncer. Así es que ahora andamos detrás de las tres niñas gatunas de que en ese horario no tomen sol, pues son blancas y son pieles más sensibles, igual que en los humanos.
 
Momentos:
 
En nuestra congregación tenemos un buen grupo de hermanitos de edad avanzada y la mayoría tiene problemas de salud, algunos muy delicados, como Olguita, que vive a unas tres cuadras de casa, sus riñones dejaron de funcionar y le hacen diálisis tres veces por semana.
Me conmovió el gesto de mi mamá ayer por la mañana. Apenas desayunó y leyó el texto del día (del 31 de Agosto), se levantó, se arregló y me dijo:
 - “Me voy a leerle el texto del día a Olguita antes que se la lleven a diálisis”.

Es que ella está solita en la verdad en su casa, no tiene con quien compartir el ánimo y esperanza que nos da Jehová. De por sí ese fue un gesto muy amoroso para cualquier persona, pero más aún al pensar que mamá misma apenas camina vacilante con sus 81 años, está muy débil, delicada y con fuertes dolores y esas tres cuadras hasta Olguita se le hacen kilómetros.
Cuando bajó Damita y me preguntó por “la Yaya”, (así le dice a mamá), le conté, y se emocionó. Con lágrimas en los ojitos dijo: 
-“¡Qué buena amiga es la Yaya!”.
- “Sí, le respondí. Es muy leal”
 
No es sólo una anécdota. Es una lección de vida. De abnegación. De amor leal.
 

Las primeras horas de Septiembre ya se acomodaron para descansar en su madrugada inicial. Creo que yo haré lo mismo. Afuera aún hay mucho ruido de autos y se escucha el bullicio de alguna fiesta cercana. Es que es sábado y comienzo de domingo. Yo estoy en mi rincón (en “mi nuevo” rincón, ya pondré fotos). Mientras...

Septiembre
 
Una lamparita con luz tenue
ilumina el teclado mientras todos duermen.
Es un momento de quietud y calma.
Un momento para escuchar el alma.
Acaba de irse Agosto y se llevó los vientos
que desparramaban la hojarasca.
Ya se fue. Hizo un revuelo de hojas
y sentimientos, de fríos y de grises;
guardó todo en su equipaje etéreo.
Apagó la estufa que está a mi lado.
Guardó la manta con que me abrigo
mientras aquí sentada, te escribo.
Y se fue.
 
Me quedé despierta para abrir la puerta:
llegó Septiembre, hace minutos escasos.
Lo hice pasar y no deja de mostrarme
los verdes tesoros que trae consigo:
hojas nuevas y retoños,
y bellos capullos en su paleta de colores.
 
Ya pintó de amarillo, rosado y blanco
los lapachos, de gama de lilas
los árboles orquídeas...
y de colores vivos y otros pasteles
los rincones de mi alma cansada...
que también reverdece...
 

Nancy
1-9-13



martes, 13 de agosto de 2013

Tempestad y Calma


Corre Agosto por el hemisferio sur. Corre como el viento característico de este mes. Aún quedan días fríos por sentirse. Es lógico. Falta más de un mes para la Primavera, aunque unos días cálidos de “veranito” anticipado pareciera que confundieron a algunos árboles que ya comenzaron a regalar sus flores: los Lapachos y Patas de Cabra (también llamado Árbol Orquídea y Bauhinia)…parecen ramos de flores gigantes que pintan de colores lo que resta de este invierno.

Recién comienzo a mejorar de una seguidilla de infecciones respiratorias. Ya venía mal antes de la asamblea, y luego de ella caí peor. Pero nada me quita el disfrute de haber podido asistir los dos días.
Pareciera que tanta fiebre y malestar general hubieran secado las ideas (y las fuerzas) para sentarme a escribir. Pero, aprovechando la mejoría de hoy, me senté aquí, en busca de una idea para escribir, (obviamente nada iluminado), pero sí compartir y dar señales de vida.

Estuvimos cambiando la ubicación de los muebles de nuestra habitación. Mi camita ortopédica terminó al lado, en paralelo, al cuadro del Paraíso que Romina pintó. Así es que todos estos días que estuve tan mal en cama, miraba a mi lado y me veía allí: sonriente al lado de mansos leones, un anticipo de lo que vendrá. Pero no me puedo quejar: por ahora disfruto de mis pequeñas “leonas de patio”, las tres mininas. Pelusita sigue siendo un bebé que quiere brazos, aunque esté en cama:

 
Ni el respirador la ataja de pegarse al lado de uno:



Han crecido bastante estas niñitas, ¿recuerdan como eran llegaron?:
 
  Siguieron creciendo...

 
Y creciendo...

 
Claro, Lulita sigue firme en su lugar elegido en invierno:

 
Ahhhh...son unas ternuritas que pintan de colores las paredes de cada día...
 
Hace unos días me llamó por teléfono Tonyi, una querida amiga de Barcelona que se fue a servir en un lugar donde hay mayor necesidad de obreros en la mies: una congregación de habla rumana en los Pirineos catalanes, vecinos de Francia. Aprendió tan bien el idioma que las personas locales piensan que lo habla de nacimiento. Me fascinó la descripción tan vívida que hizo de los bellos paisajes que la rodean, con sus montañas imponentes y los arroyos de agua cristalina…¡cuánto quisiera acompañarla en su rutina diaria de predicación!...claro, yo la acompaño desde aquí, en mente y oración…pero cuánto quisiera que fuera de manera literal.
 
Y de nuevo se instala esa vieja lucha con los pensamientos: “¡Todo lo que me estoy perdiendo de vivir en estos últimos días del sistema!…¡Cuánto trabajo por hacer…y yo quieta aquí!…”
Sí, lo sé: Jehová conoce el corazón y las limitaciones de cada uno…pero a veces cuesta tanto enfocarse sólo en lo que se puede hacer y no en TODO lo que anhelamos hacer
Ya a estas alturas, luego de 20 años de estar enferma, esos pensamientos, generalmente, logro que no desborden y no me priven del gozo de estar viva y dando todo lo que puedo a Jehová.
Sólo que de vez en cuando, esos sentimientos desbordan de su cauce, como río crecido y hay que encauzarlos una vez más…

¿Me ayudan a encauzar las aguas desbordadas?...si?...
 

Tempestad y Calma
(Salmo 107:23-31)
 
 
Son pocos los días grises que traes,
Amigo Invierno. Y cuanto agradezco que sea así.
Tal vez por eso vamos acortando un poco
las distancias y me atreví a llamarte Amigo.
Pero hoy es uno de esos contados días en que el sol
no abriga con su manto cálido estas tierras
norteñas, acostumbradas a la luz brillante
de la lumbrera mayor, que arropa el alma si hay frío.
 
Será por eso, quizás, que se agolpan
pensamientos grises,
que entonan con el color del cielo,
y de nuevo hay que ajustar las velas
para que el vendaval de ansias postergadas
no perturbe el rumbo de mi nave simple.
Se hace imperioso desechar todo vestigio
de pesada idea que, cual corrosivo metal,
pueda mover la aguja de la brújula cierta
que marca el rumbo al luminoso
puerto de nuestro deleite. (Salmo 107:30)
 
´Los que bajan al mar en las naves
son los que han visto las obras de Jehová,
y sus maravillosas obras en las profundidades.´
(Sal.107:23,24)
Mi alma sabe bien de tempestades.
Sólo dejaré que el viento sople y se lleve consigo
nubarrones grises y ráfagas de anhelos.
Y esperaré a que amaine la tormenta,
aferrada al ancla que estabiliza el alma.
Esperaré a “Quien hace que la tempestad
de viento se detenga en calma,
de modo que las olas del mar se quedan quietas.”
(Sal107:29)
 
Ya vislumbro los exhultantes rayos de gloria
en el horizonte cercano.
No hay nube tempestuosa que pueda taparlos.
Ya la pena cede al regocijo
y puedo darte gracias, oh amado Dios,
por tu bondad amorosa
que calma y aquieta las olas de mi vasto mar.
 
 
 
Nancy
13-08-13
 
 
 
Gracias por navegar conmigo...