
Aquí estamos, mi solitaria neurona y yo, tratando de abrirnos paso en medio de un torbellino imparable, constante y agobiante de dolor, que no deja hilvanar más de dos ideas seguidas sin que me quede en blanco, mirando la pantalla, tratando de recordar qué estaba haciendo…jeje..a este paso, escribir algo en el blog me llevará toda la semana (ahora me lleva dos días). Pero algo adentro busca la manera de expresarse, acortar distancias y acercar sentimientos a los amigos (los conocidos y por conocer).
Así es que busco la forma de acomodarme en este incómodo asiento (bueno, el pobre silloncito viejo no tiene la culpa de que yo no tenga posición para estar ), procurando sostener la cabeza erguida sin el incómodo cuello ortopédico: hace mucho calor para ponerse esa tiesa bufanda de plástico y no me deja mirar el teclado para escribirles.
Pero de tanto en tanto, exclamo solita: - “¡Se me cae la cabeza! ¡necesito apoyarme en algo!”…miro de reojo el rígido aparato, listo a mi lado, en la mesita del respirador…pero no…mejor sigo un ratito más, ya vuelvo a la cama.
Hace unos días mi esposo me contó que había estado buscando información sobre algunos minerales y la formación de piedras preciosas, entre ellas la amatista. También comentó datos muy interesantes de las geodas (sabe que las amo). Y me quedé con ganas de saber más, así es que también anduve escarbando para disfrutar más de esas bellezas subterráneas ( g89 22/1 pág. 31 Belleza interna).
Así fue que, con la Neuronita (tengo que buscarle un nombre), hicimos un viaje en vuelo directo, sin escalas, via Internet Airlines, je, je, a Naica, Chihuahua, México, para conocer sus cuevas, que se encuentran distribuidas entre los 120 y 300 metros de profundidad, varias con cristales de selenita. La temperatura de las cuevas es cercana a los 50 Cº y 100 % de humedad, por lo que los científicos que las estudian deben estar protegidos con trajes apropiados para resistir mucho tiempo allí. Impresionante la belleza y tamaño de esos cristales.
Luego volamos a Almería, España, para disfrutar de la Geoda de Pulpí, la geoda más grande del mundo documentada hasta la fecha. La convierten en un fenómeno a escala mundial tanto sus dimensiones como la transparencia y perfección de los cristales de yeso que tapizan su interior, que alcanzan hasta 2 m de longitud.Ocupa un volumen hueco de 10,7 m³ (8 m de largo, por 1,8 m de ancho, por 1,7 m de alto) y está situada a 50 m de profundidad en una mina de plomo.
Tanto esta geoda como las cuevas de Naica y sus cristales, son un mudo y continuo canto de alabanza a su Hacedor. Sí, cuánto dice el silencio ante esa perfección de diseño, oculta a simple vista, pero milenaria.
Ahhh!...Disculpen breve este lapsus de mineralogía , jeje…Siempre me fascinaron las piedras y minerales, desde niña. Cuando salíamos de paseo e íbamos a cualquier río, lo primero que hacía era buscar piedras de colores o formas bonitas. Compartíamos la afición con un anciano muy querido, el Nono Capriotti, quien también andaba recogiendo y partiendo piedras para ver las bellas fomaciones por dentro y luego les ponía una base de acrílico y un texto y las regalaba de adorno a los hermanos. Conservo esos recuerdos. Él decía que éramos “piedrólogos” jeje.
El problema era que siempre traía de recuerdo tantas piedras a casa que ya no había lugar donde guardarlas y terminaban improvisando contornos de canteros en el jardín, en el mejor de los casos. Mamá se encargaba de que las piedras pasaran de un estado sólido a “volátil”…las hacía desaparecer.
Pero esas formaciones no surgen de un día para el otro y están sujetas a grandes presiones y temperaturas que terminan dando forma a esos tesoros escondidos.
Al pensar en esas bellezas internas, pensé en tantos amigos y hermanos queridos de distintos lugares que sobrellevan en silencio años de luchas, muchos de ellos con depresión grave, otros sobrellevando pérdidas de seres amados y otros que aunque felices por dentro, están gravemente limitados por fuera, como Maritere que está paralizada. Me impresionó cuando, al hablarme por teléfono, con un poco de temor, le pregunté quien la cuidaba. Su voz dulce y risueña viajó más de 1000 km y dijo: “Jehová…Él me cuida”.
Sin duda son gemas valiosas, aún cuando ellos mismos sientan que no están a la altura de sus propias expectativas. Pero Jehová ve y valora sus grandes esfuerzos en silencio y a su debido tiempo y manera derramará bendiciones hasta que no haya más carencia (Malaquías 3:10)
Una de la geodas más bellas son las de amatista, que a su vez es una variedad de cuarzo cristalizado, de color púrpura o violeta. En la Biblia se menciona a la amatista en asignaciones muy privilegiadas: ” La tercera piedra de la tercera fila de piedras del “pectoral de juicio” bordado que llevaba el sumo sacerdote de Israel era una amatista. (Éx 28:2, 15, 19, 21; 39:12.) Por otra parte, en su visión de la “Nueva Jerusalén”, Juan observó que el duodécimo fundamento del muro de la santa ciudad era amatista. (Rev 21:2, 10, 19, 20.)” *** it-1 pág. 111 Amatista ***
Sí, así como esas gemas preciosas ocuparon un lugar valioso dentro de las representaciones bíblicas, así cada siervo de Jehová tiene un lugar asignado en su pueblo, valioso, un lugar que en sí mismo es un tesoro que cuidar, aunque muchas veces se sientan que son:
Habitantes de un mundo subterráneo
Por debajo de la paz y el sosiego,
sufren habitantes de lo oscuro.
Luchan, gimen por permanecer puros,
viven aferrados del Alfarero.
Con miradas sin brillo continuarán,
rasgando noches, buscando consuelo.
Saber que sí son justos es su anhelo,
luchando llorando, vida alcanzarán.
Muerte ni vida ni cosa inventada,
logran llevarlos hacia un dios foráneo,
por lucha del pajarero intentada.
Por eso toda la creación sabrá,
que hay vida bajo un mundo subterráneo,
que hay vida bajo un mundo subterráneo,
que artero ataque destruir no podrá.
José Santos
(Junio 2005)
Bello, ¿verdad?…Ah!, sí, esta vez me permití compartir un poema de un poeta anciano (no por la edad, jeje), muy comprensivo y conocedor de gemas vivas que alaban a su Creador.
Sí, en realidad, dentro del pueblo de Jehová estamos rodeados de gemas valiosas, de geodas vivientes por descubrir…sólo tenemos que dedicarles tiempo para conocerlas y compartir sentimientos como compañeros y ver como Dios ve:: “El simple hombre ve lo que aparece a los ojos; pero en cuanto a Jehová, él ve lo que es el corazón”. (1 Samuel 16:7.)
Y qué buena lección nos dejan esos cristales y gemas …siempre debemos buscar la forma de sacarle partido a las circunstancias adversas “a fin de que la cualidad probada de su fe, de mucho más valor que el oro que perece a pesar de ser probado por fuego, sea hallada causa de alabanza y gloria y honra al tiempo de la revelación de Jesucristo.” (1 Ped. 1:7)
Un abrazo muy fuerte y un cielo tachonado de estrellas como gemas.
Jehová los siga sosteniendo
Con inmenso cariño
Nancy
PD: Por si quieren viajar un ratito via Internet Airlines, les dejo los "pasajes":
Geoda Gigante de Pulpí, Almería, España
Cuevas de Naica, Chihuahua, México