
Estaba buscando algo para nuestros queridos precursores y me quedé releyendo otra vez este hermoso relato, espero disfruten de
Las andanzas de tres Tornillos inoxidables
Hace un cuarto de siglo que Sandalio Caminos vive en la Avenida de la Fe número 777, frente a la Plaza de la Perseverancia. Desde que está en esa dirección, se ha hecho conocer de todo el mundo como predicador ambulante de buenas nuevas. Cultivó el hábito de estar satisfecho y feliz con el pan de cada día, y se hizo carne en él la seguridad de que Dios está cuidando del día de mañana cuando nos ocupamos diligentemente de los deberes de hoy. Es un artífice de la economía. Jamás desperdicia nada, ni tiempo, ni energía, ni salud, ni bienes materiales. Por eso siempre tiene de todo para dar y siembra a manos llenas.
Le encantan los relojes y dialoga amigablemente con ellos. Su melodía preferida es “La Danza de las Horas”. Sus pies lo llevan prácticamente a todas partes. El único auto que tiene disponible es su auto determinación. Si alguna vez se presentan problemas con el arranque, basta un empujón espiritual para ponerlo en marcha.
Sandalio condujo un estudio bíblico en la zona rural con el matrimonio Gramos y su hijo adolescente, hasta que los tres llegaron a la dedicación. Los padres del jovencito lo animaron a hacer del precursorado la carrera de su vida, y lo enviaron a vivir y trabajar con el hermano Caminos para que se beneficiara de su madurez.
A pesar de la marcada diferencia de edades, Sandalio Caminos y Lolo Gramos llegaron a ser compañeros ideales. Todas las mañanas van juntos de casa en casa; a veces para variar van de puerta en puerta. Por la tarde vuelven para comprobar el crecimiento de las semillas espirituales que han esparcido. Jamás permiten que el herrumbre de la inactividad se asiente sobre ellos, ni la pereza los ponga fuera de combate. Se mantienen ágiles y saludables trabajando una extensa zona, y son prueba viviente de la veracidad del dicho: ”Una manzana por día aleja al médico”.
Los jóvenes encuentran estímulo y ejemplo constructivo en Lolo, y le brindan su amistad. A veces le dicen bromeando: -¿Por qué está en plural tu nombre?¿Es una indicación de que vales por muchos?.
Y el responde: -En la obra de Dios los logros no son nunca de una sola persona; todo lo hacemos entre todos. No me gustaría llamarme Lolo Gré.
Al cabo de algunos años de estar juntos le añadieron una pieza a la casita, porque Lolo Gramos había decidido casarse con Linda Eficacia. Lolo y Linda han seguido siendo excelentes precursores después de la boda. Sandalio ya no tiene la fuerza de sus mejores años, y ellos se ocupan de predicar en los lugares más alejados para que él no tenga que caminar tanto.
Los tres siguen trabajando incansablemente como representantes de único gremio que jamás hace huelgas ni recomienda jubilaciones. Los valores espirituales que han fijado en su lugar nunca fueron devaluados. Las cosas dignas y nobles que han atornillado a la altura en que debían estar, jamás las han dejado caer por negligencia ni por conducta impropia.
Cuando el Río de las Preocupaciones se desbordó inundando el Valle de las Finanzas, la gente no pudo dejar de notar que los que viven en la Avenida de la Fe son los que más rápidamente se reponen de las pérdidas. El hogar de los precursores está sobre una loma que resulta una altura protectora. Cuando el huracán Ansiedad desató un aluvión de tensiones en las regiones pobladas, muchas casas perdieron el techo, otras se desplomaron del todo. Pero la pequeña casita número 777 ha resistido todas las amenazas y sigue en pie.
Una tarde del invierno pasado, llovía torrencialmente y el firmamento surcado de relámpagos dejaba oír los dramáticos tambores de los truenos. Era uno de esos días en que los corazones buenos abren las puertas que conducen a los aposentos interiores y empiezan a hurgar sus cofres de tesoros inmateriales para rescatar los recuerdos más valiosos.
Linda estaba horneando una de sus deliciosas tortas. Sandalio y Lolo estaban repasando viejas experiencias que eran en realidad, credenciales de su ministerio cristiano. Sandalio hizo un comentario que merecía haber trascendido mucho más allá de las paredes de la vivienda:
-Aún si no hubiera otro salario para mí, ya estoy bien pagado. La satisfacción de servir a Dios es una recompensa en sí misma. Sé que lo mejor está por venir, pero Jehová no me debe nada.
Aunque es razonable esperar que nunca muera, por las dudas, Sandalio Caminos compuso una posible leyenda para su presunta tumba, en caso de un supuesto deceso, a fin de seguir dando testimonio desde la tierra del silencio:
Epitafio
“Hoy llego a tus umbrales, y haz de albergarme, Muerte.
A mi pesar me entrego desarmado e inerte.
Me recibes dormido, pero no vencido.
Un Redentor que nunca a los suyos olvida,
desgarrará tus sombras, reclamando mi vida.
Entro en tu reino mudo, pero dejo en mil surcos
la palabra de vida que es la sagrada mies.
Pues tu puerta es la única, en mi andar denodado,
a la que habré llamado solamente una vez”.
Lolo recordó a sus amigos de la adolescencia y a sus compañeros de clase, los que lo miraban de un modo tan extraño cuando se enteraron de sus planes de dedicarse a la predicación. Todos se habían esforzado por metas muy distintas y habían realizado muchas aspiraciones. Lolo parecía no haber obtenido nada de la vida en comparación con ellos. Hasta hoy, a los ojos de sus amigos de otros tiempos él es un forjador de ilusiones sentado en el escalón más alto de una escalera hipotética, masticando caramelos imaginarios, mientras se ajusta los cordones de unos zapatos que jamás llegarán a estar en sus pies. Lo acusan de no vivir de acuerdo con la realidad. Pero la realidad presente, que es la única que ellos visualizan, se hará humo en el futuro cercano. La realidad que Lolo espera, se divisa como humo ahora, pero está compuesta de todos los hechos que fundamentan el porvenir.
En aquella tarde de invierno, llena de miradas retrospectivas y de conclusiones introspectivas, mientras la lluvia seguía golpeteando rítmicamente los cristales de la ventana, Lolo Gramos, impulsado por su irrenunciable convencimiento, resumió en verso sus evocaciones.
TODO Y NADA
Llegué a la cabecera del puente entre dos mundos
y el agua del bautismo me saturó de paz.
En el camino viejo quedaban mis amigos,
se abrió una brecha grande, no me llamaron más.
Los saludé de lejos y los dejé en su esfera
persiguiendo sus metas con porfía y tesón.
Yo llevaba la Biblia como brújula cierta
y un himno de esperanza dentro del corazón.
Marujita Lozada, siempre graciosa y fina,
dejó la joyería de la calle Amengual.
Vive en un chalet amplio y tiene cuatro hijos;
puso un negocio propio con un gran capital.
Alicia, que soñaba con triunfar en la ópera,
va recogiendo aplausos, tiene un gran porvenir.
Sofía es periodista; Reinaldo es abogado;
yo anuncio un paraíso que pronto ha de venir.
Otros que se empeñaron en distintas carreras
lograron su objetivo, como Luis Tejedor,
cirujano famoso, y Paquito Silvera
que ganó seis medallas por ser un buen nadador.
Aquel Pichuco Antúnez, que atribulaba el barrio
apedreando los vidrios de cualquier ventanal,
ahora es un teniente que luce sus galones;
tal vez nada le impida llegar a general.
Fueron buenos amigos, yo también los quería.
La vida con sus muchas sendas nos separó.
Eligieron las metas tangibles y cercanas;
les parecía utópico lo que ofrecía Dios.
Me miraban con lástima, ¡qué vocación tan simple!
ni títulos, ni aplausos, ni ambición terrenal.
Discutí con el oro; lo traté de usurero.
No competí por lauros, porque me daba igual.
Quizá no crucen nunca a esta orilla del río,
porque ellos ven las cosas de tan distinto modo.
Van a seguir gozando del todo de su nada,
¡ Yo en cambio amo esta nada que me lo ha dado todo!
Álef Guímel
Del libro “Tiempo de Reunir Piedras”
Ese libro de Lira (Álef Guímel ) está dirigido en especial a los adolescentes, y establece un diálogo a lo largo del libro con un jovencito al que llama Tornillito. ¿ Por qué lo llama así? Ella lo explica: “He buscado una palabra diferente con que nombrarte y se me ocurrió llamarte Tornillito. ¿Observaste que los tornillos son un poquito tercos? Les cuesta entrar en las cosas, como les pasa a los niños. No se ubican a fuerza de golpes, como los clavos, sino sistemáticamente, cuando se les ayuda a girar la cabeza en la dirección que debe ir. Después que uno logra ponerlos en su lugar, ¡qué firmes están, y con qué fidelidad guardan lo que se les ha encomendado!” ( Cap.2 : Hablemos como amigos)
Menciono esto para que se pueda entender mejor el título del relato…espero les haya gustado conocer a estos Tornillos tan útiles.
Un abrazo muy fuerte, atornillado con amor fraternal
Nancy