





“He llegado a ser justamente como milagro para muchas personas; pero tú eres mi fuerte refugio.” (Salmo 71:7). Ése es el sentimiento luego de haber podido asistir los tres días a nuestra Asamblea de Distrito “Manténganse Alerta!”…parecía tan improbable…pero con la ayuda de Jehová pudimos asistir todos y no perdernos ninguna parte del programa.¡Qué maravillosa bendición es la instrucción recibida! ¡Cuánto ha trabajado del Esclavo Fiel para servirnos esta mesa tan abundante de alimento espiritual! No nos cansamos de dar gracias por tantas provisiones y por toda la ayuda para asistir.
No voy a explayarme sobre el programa en sí mismo para no adelantarme a quienes aún no tuvieron su Asamblea. Sólo les contaré algunas de las muchas emociones, vivencias y entretelones de nuestra asistencia a ella.
Estamos muy agradecidos también por toda la ayuda de los hermanos, tanto de nuestra congregación como todos los que nos rodeaban, todos querían ayudar, a tal punto, que contrario a lo que esperábamos, Waldo dijo que esta asamblea se le había hecho todo mucho más liviano que nunca, por toda la ayuda que nos dieron: desde hacer que el ómnibus pasara por casa de ida y vuelta, ayudarme a subir y bajar (todo un trámite, jaja…¡necesito una grúa!), ayudarnos con la silla de ruedas, el respirador, los cables…más que encontrar una ubicación…¡armamos campamento!.
Estábamos “alojados” al lado de la plataforma, y a la vez, a pocos centímetros de una de las pantallas que se colocaron a los costados donde se proyectaban las imágenes de video para que todos los que estuvieran a los laterales vean en primerísimo plano todo el programa, drama incluido. Pero como estoy tan ciega con estas cataratas, solo ´veia lo que parecen árboles´ (Marcos 8:24), no sé por qué a la luz del día veo mucho menos que dentro de casa con la luz de la habitación, (debe ser porque el cristalino opacificado y endurecido no puede graduar la cantidad de luz que entra, supongo). Pero gracias a Jehová, nos adaptamos rápido a los cambios que surgen de continuo.
Waldo recibió también más ayuda en el departamento de Primeros Auxilios, donde estaba asignado, así es que pudo estar casi todo el tiempo a mi lado. Un momento muy significativo fue cuando pasó a dar su discurso el segundo día, como él me decía humildemente: ´gracias a Jehová por seguir tomándome en cuenta´, aún en esta faceta tan especial, todas son dádivas y bondad inmerecida de nuestro Padre que nos consuela y acaricia de tantas formas.
Damita pudo reencontrarse con sus compañeros y amigos del Curso de Precursores, fueron una clase muy unida, se toman en cuenta para todo y procuran reunirse las veces que pueden.
Mi mami también tiene lo suyo, y ya desde hace tiempo que no podía oír el programa de las asambleas por su sordera progresiva, pese a tener audífonos en ambos oídos pero no podía oír el programa. Hasta que Marcelo, uno de los hermanos encargados del Sonido, tuvo la feliz idea de sentarla cerca de ellos y ponerle auriculares que le permiten oír todo claro, sin ruidos externos.
Fue una alegría muy grande reencontrarnos con tantos amigos que solo vemos en asambleas y ver que siguen adelante, cada uno luchando con lo suyo, pero allí, presentes y animosos.Muchos se acercaban y nos decían que para ellos era un estímulo vernos allí, que no sabíamos cuánto los animaba el solo hecho de vernos, que agradecían el esfuerzo que hicimos por asistir…cuando en realidad, éramos nosotros los agradecidos por tanto cariño y estimulo, sí, en verdad era un intercambio de estímulo.
Me quedé pensando en las reacciones variadas al verme así: la mayoría se acercaba con besos y caricias, otros le preguntaban a Waldo si podían acercarse y saludarme. Muchos que no conocía, se acercaban vez tras vez para peguntarme cómo estaba y si necesitaba algo, mientras me tomaban las manos. Y hubo otros, que tan sólo se acercaban, callados, me tocaban, sonreían y miraban con ternura, tal vez con algún nudo en la garganta que no les dejaba hablar y que rápido les humedecía sus ojos y se iban. Y es que así somos los seres humanos: tan diferentes en las reacciones frente a una misma situación, pero todos, con el mismo denominador común: el Amor, expresado de un modo u otro, pero siempre presente.
Una hermana muy querida, trabajadora y abnegada, me dijo una vez en confianza que ella no sabía qué hacer frente a un enfermo, que se paralizaba y no encontraba las palabras para animar y se sentía mal por ello. Es que ella misma había sufrido en carne propia el dolor inmenso de cuidar a su mamá enferma con cáncer hasta el final. Conoce bien el dolor. Y estoy segura que como ella, muchos se sienten así, pero no saben cuánto bien ha hecho su cariño, aun callado, su solo gesto de cariño, una caricia, una mirada, una mano buscando un toque de afecto que acerque un bálsamo al dolor ajeno, la ayuda práctica brindada, buscando maneras de hacer más confortable la estadía del enfermo y su familia…son tantas las maneras en que se expresa este amor que nos distingue y marca como cristianos genuinos, que está más allá aún de las palabras. Y se agradecen profundamente.
Les dejo algunas fotitos tomadas con el celular de Damita, nos tomamos varias pero con las cámaras de otros hermanos y no las tengo. En una estoy con mi mami, y en otra estamos con una amiga que estuvo viviendo varios años en España y ahora regresaron con su familia: Graciela.
Esto de dar de nosotros mismos, de distintas maneras, me hizo acordar a este poema tan hermoso, que les dejo de regalo…porque yo también…
Lo Que Tengo Te Doy
(Hechos 3: 1-6)
La tarde a pleno sol, exalta y dora
Poco favor la vida le ha otorgado,
Pedro al verlo le dice conmovido:
Hoy no podemos dar lo que ellos dieron
Déjame que me asome a tu tristeza,
Pedro tuvo un poder que ha caducado,
Al derramar mis versos en tu oído
Álef Guímel
Sí….yo también te estoy dando lo que tengo…gracias por permitirme hacerlo…