Así como el barco que navega mar a dentro enfrenta fuertes vientos y tempestades pero luego disfruta de aguas en calma y suaves vientos a su favor, así vamos remando en este mundo inestable entre situaciones que cambian de un momento a otro. A veces para bien. Como nos sucedió una de estas noches.
Estábamos en la reunión, ya había comenzado el estudio del libro y de pronto hacen llamar a Damita para que hiciera un reemplazo del discurso número 2 que a último momento quedó libre. El hermano a cargo de la Escuela le dio algunas indicaciones y ella le preguntó si podía darlo conmigo, temían que tal vez no pudiera subir a la plataforma. Pero, gracias a Jehová, a pesar de la dificultad para caminar aún, pero pude subir y le serví de ama de casa a Damita.
Estábamos muy felices ¡hacía tanto tiempo que no podía participar así! Hasta hace tan solo unos 2 meses apenas si podía hablar y estaba tan débil que parecía que no saldría de esa situación. Y ahora poder ir a las reuniones, comentar y hasta ayudar a cubrir un reemplazo…estamos muy felices y agradecidos…sólo Jehová puede levantar del polvo mismo a los que lo aman.
Los hermanos estaban muy contentos y sorprendidos de ver tanta mejoría y que pudiera subir a la plataforma, ya voy sin la silla de ruedas, no puedo mantenerme parada en un solo lugar pero ya camino trechos más largos.
El jueves en la mañana fui al Homeópata, estaba contento al ver cuánto mejoré desde hace poco más de 2 meses que él fue a casa a verme porque yo no podía ir al consultorio.
Me miraba y lamentaba no haberme filmado cuando vino a casa en aquella ocasión y compararme ahora tan diferente por fuera. Me controló el peso: bajé 23 kg .
Dice que ahora tengo que concentrarme en hacer rehabilitación todo el día, que busque info y haga repetidas veces todos los movimientos que más me cuestan, como levantarme de una silla, subir algún peldaño y abrir y cerrar bien las manos (la artritis no me deja). Pero le digo que tan sólo hacerlo una vez y ya me duele el pecho y falta el aire, así es que todo lo tengo que hacer muy despacio
Me levanto de mi silla de tanto en tanto, trato de articular el paso, por ahora me sale como pingüino, un paso rígido, pero él piensa que con ejercicios y el tratamiento en unos tres meses ya podría caminar normalmente…uhmmm…no sé…creo que es demasiado optimista, pero vamos a trabajar en todo lo posible para que así sea.
Al menos, hace 3 meses era imposible pensar que estuviera como lo estoy hoy…así es que… con la ayuda de Jehová espero seguir mejorando de a poquito. Aunque estoy mucho mejor, pero el dolor en todo el cuerpo, el cansancio y debilidad muscular persisten.
Quiero aumentar mi actividad, ahora ya puedo hablar más sin fatigarme tanto pero como aún no puedo salir de casa en casa espero poder acompañar a Damita a algún estudio, nos moveríamos en taxi así voy dejando la silla de ruedas de a poco. También hablé con Waldo y otros ancianos para hacerme disponible por si surgiera alguna necesidad de ayudar con el estudio a algún inactivo o alguien que precise un poquito de ayuda y estudiar juntos. Y les pedí que me tomaran en cuenta si pudiera acompañar a alguien a sus estudios.
Así es que, Jehová mediante, espero poder hacer más en su servicio y así poder agradecerle por todo lo que Él ha hecho y hace por mi. Además, disfruto del ministerio, es una fuente inagotable de gozo.
Estoy empezando a tejer lo que algún día será una remera calada para ponerse sobre alguna solera o musculosa. Aquí les dejo una fotito tomada hoy, veo muy poco así es que tengo que acercarla mucho a los ojos, es en hilo macramé, en las fotos se ve el punto en más detalle. Espero mostrárselas algún día terminada.
Anoche al terminar la reunión, un hermano mayor de buen humor y bromista, conversaba en grupo, yo estaba a su lado, y no sé en qué momento de la conversación se puso a tomarme el pulso para ejemplificar algo que decía…y no lo encontraba…le dije que de ese brazo no tengo pulso. Miró a Damita como preguntando si era cierto y ella le dijo que sí. “Es la Enfermedad sin pulso, así le llaman”, le dije y se asustó.
En realidad, generalmente ya hay un pulso débil porque las venas secundarias han suplido la pérdida de la arteria y por eso no perdí el brazo, pero hay días que no se lo siente, como ayer.
Y aunque el hermano se asustó para mi es un recordatorio más de cuánto ha hecho Jehová por mi, de las veces que ha reclamado mi vida del Seol y que sólo estoy viva por su bondad inmerecida y por lo tanto, tengo mucho, mucho que agradecerle.
Poder estar en el Salón y ahora acercarme caminando a los hermanos, abrazarlos y conversar con ellos es algo que me hacía tanta falta y disfruto agradecida cada vez.
Esta tarde de domingo está lluviosa y gris, Waldo fue a dar un discurso en una congregación vecina, mis padres se preparan para las reuniones próximas. Damita hilvana las notas de una partitura en una bella melodía que rebasa de su piano; Lulita duerme cómoda en un sofá; y yo estoy en mi rincón escribiéndoles estas líneas que el sentimiento dicta y quiero:
Sólo agradecer…
Permíteme acercarme ante
el trono de luces rodeado
que al cerrar los ojos veo mejor.
Acercarme quiero al Majestuoso,
con callado paso y mirada el suelo,
no soy digna de intentar mirar
hacia donde viene la Luz.
Eres el Padre de las luces celestes
y yo, menos que polvo,
por inmerecida bondad aún respiro.
Quiero traerte el corazón,
agradecido y de tu paz colmado
por tu consuelo tierno y amor de Padre
que sostiene a los que a ti invocan
en el día de angustia y penumbra.
Tú has escuchado la silenciosa súplica,
Tú has librado y me traes a la vida…
y aquí estoy…
permíteme vivir para glorificarte,
(Salmo 50:15)
Dáleth
09-01-11
“Llámame en el día de angustia.
Yo te libraré, y tú me glorificarás.”
(Salmo 50:15)