“Vivo cada cosa como un milagro, y lo disfruto como tal”, le dije a Waldo mientras caminábamos de la mano por una bulliciosa calle de la ciudad.
Pocos días atrás estaba internada en Unidad Coronaria y ahora, aunque delicada, pudimos salir un ratito al centro a comprar algo para nuestra próxima Asamblea de Distrito. Agradezco a Jehová por cada instante…y lo disfruto.
Fue una salida breve, como no puedo moverme mucho vamos y volvemos en taxi, pero fue gratificante caminar unas cuadras bajo el cálido sol de septiembre que llenó de flores los incontables lapachos que adornan esta agitada capital norteña.
No sé si la gente se tomará un tiempito para mirar hacia arriba, a ese manto de flores bajo el cual caminamos…o aunque sea…si mirará a la alfombra rosada, amarilla o blanca de pequeñas flores que el viento va descolgando de las ramas que escoltan nuestro paso…es tan bello…pero la gente está tan apurada…corre y corre…no sé si se darán tiempo para disfrutar de estos regalos del cielo…creo que por ser tan cotidianos los dan por sentado…como dan por sentada la vida misma…y tal vez no la disfrutan…ni la agradecen…
Nuestros días siguen con una amplia gama de emociones, pintando paisajes con colores sombríos y otros con momentos llenos de luz y calma…como este en que les escribo mientras escucho feliz a Damita dar clases de piano a un matrimonio joven. Está luchando, es un guerrear permanente, no sólo de día a día, sino de minuto a minuto. Tiene momentos en que está mejor, como este…y los disfrutamos con el corazón…y damos gracias…
Aún no le dan de alta médica y aún no puede volver a clases en el Conservatorio. Pero ya puede ir saliendo un poco de casa, siempre acompañada, y caminar un poco entre la gente.
Oramos que podamos estar en la Asamblea, nuestras fuerzas son tan escasas…pero con la ayuda de Jehová rogamos poder estar todo el tiempo posible en esa gozosa, anhelada y necesitada ocasión.
Ha vuelto Septiembre y con él las flores y todos los pájaros. Y ha regresado el Zorzal (*). Me alegra tanto oírlo cantar de nuevo en su árbol frente a casa…es una caricia al corazón…
Esta mañana me hicieron varios estudios vasculares, mañana nos darán los informes. Mientras estaba afuera, Lulita había protagonizado un show de ternura hermoso. En el jardín hay una maceta en forma de paila adonde ella le gusta ir a acostarse. Mi mami ya no sabe qué hacer para que la gordita no se suba allí y no le aplaste las plantitas que, al final, nunca pueden crecer. Para evitar que se eche ahí, le puso algunas ramitas y pedazos de madera atravesados en la maceta…¡pero lo mismo se echa encima de todo! Damita la filmó, les dejo el video de esos momentos tiernos…
Al final de cada jornada solemos terminar agotados y buscamos fortalecernos leyendo algún artículo de nuestras revistas o un capítulo de la Biblia. Y recordamos las palabras del Cristo: “Suficiente para cada día es su propia maldad.”. Y cuando la incertidumbre por el mañana trata de abrumarnos, nos repetimos el sabio consejo:
Nunca se inquieten acerca del día siguiente,
porque el día siguiente tendrá sus propias inquietudes.
Suficiente para cada día es su propia maldad.
(Mateo 6:34)
Sí, vamos viviendo el día a día, dándonos tiempo para disfrutar de los detalles de belleza y ternura que traen...disfrutando de la rosa, de su perfume y color, más allá de sus espinas...
(*) Al Zorzal le escribí aquí:
http://paginasdenancy.blogspot.com/2008/12/zorzal-violines-y-mar.html