A Héctor Mendoza Alcayaga
(He´Mem y José Santos)
Último día de otoño.
Este año no verás llegar el invierno
por tus costas del Pacífico.
Pero me consuela pensar
que despertarás en la primavera
del ansiado Paraíso.
Tu Musa te llora. Tus hijos y nietos…
Tus hermanos y amigos…
habrá tanto que contarte
cuando despiertes en primavera…
No estuviste solo en la despedida,
unas trescientas almas que te amaban
te acompañaron a tu última morada.
Y un sinfín de amigos en la distancia
te lloraron y por los tuyos oraban.
Te conocí mientras buscabas un Colibrí
que había escrito tanto consuelo
y esperanza en forma de poesía,
Lira era su nombre…
como Álef Guímel la conocían.
No llegaste a tiempo para verla…
cuando viniste…ella ya dormía…
Soñaste con recoger sus versos
y sumarlos a los tuyos y a los míos
y a los de otros tantos que se acercaron
a un solo Sitio donde se respira
esperanza escrita en prosa y poesía.
Me alentaste a escribir,
aunque capaz no me creía.
- “Sólo soy barro con lágrimas mojado
qué podría escribir yo si de lírica no sabía,
sólo tengo esperanzas y sueños
y expresarlos no puedo”…
eso te dije un día.
Y tú respondiste:
“Tus sueños, no son sueños,
mujer de barro y acero,
Son esperanzas ciertas,
simple espera por lo que es seguro.”
Y así nació Dáleth, esa parte mía
que se siente viva al volcar lo que siente
en palabras que guardadas estaban
y hoy vuelan como semillas al viento
esperando que alguien las recoja
y haga más dulce y suave su sendero
y pinte alguna sonrisa en su abatimiento.
Ahora tú duermes y sentimos el desamparo
de tu paternal y fraternal cariño.
Llorarte a ti es llorar por tres:
por Héctor, el hermano sabio y equilibrado,
por He´Mem, el que escribía bellos cuentos
en la esperanza anclados,
y por José Santos, el poeta dulce,
el esposo enamorado de su Normita,
su Musa de juventud y otoño
que deshoja los días hasta que regreses…
Antes de dormirte le pedí a Mical,
(la dulzura que tienes por retoño),
que te diera este mensaje:
“Tus palabras se escuchan fuerte…
trascienden fronteras…
aún sin voz…”
Ahora ese mensaje cobra un sentido
más fuerte y real, más cierto y dolido…
¡Tantas veces escribí sin tener fuerzas para hablar!
Tomaré prestadas las palabras que dijiste un día
porque hoy es lo que haremos tus amigos por ti:
“No necesitas voz, para gritar tu canto.
Tus manos escribirán por ti
y tu hermano sembrará en el viento,
lo que se niega a proferir tu aliento.”
(José Santos)
Aquí estamos, con las manos llenas
de las semillas que nos dejaste…
las sembraremos en el viento…
y un día tú mismo las recogerás…
cuando despiertes en primavera…
Dáleth /Nancy
20-06-14
PD: Los seudónimos para escribir fueron tomados del alfabeto hebreo, de los nombres de las letras, pueden verse subtitulando algunos Salmos, como por ejemplo, el Salmo 34:
Álef Guímel: 1° y 3° letras hebreas
He´Mem: 5° y 13 ° letras
Dáleth: 4° letra