martes, 30 de agosto de 2011

Cuando no haya más angustia...



“A veces la depresión grave pudiera persistir aunque nos esforzáramos por vencerla.”
Así menciona un párrafo de un artículo muy animador ( w90 1/3 págs. 5-9 Cómo vencer la depresión). Ese mismo párrafo termina asï: “la angustia de Jonás no fue perpetua. Él la venció. Por eso, si la depresión hace que la vida le parezca insoportable, recuerde que es como la tribulación de que Pablo dijo que era ‘temporal’. (2 Corintios 4:8, 9, 16-18.) ¡Será eliminada! Ninguna situación es irremediable. Jehová promete “vivificar el corazón de los quebrantados”. (Isaías 57:15, Editorial Herder.)”

¡Cuánto agradecemos a Jehová el cuidado amoroso y compasivo que nos brinda a través de su esclavo fiel y verdadero! La depresión grave es un enemigo silencioso con el que nuestra Damita lucha desde hace años y ahora se encuentra con internación domiciliaria supervisada por médicos muy comprensivos.
Su dolor es también el nuestro, por eso he estado un poco ausente.

Los hermanos de la congregación han sido muy tiernos y amorosos y nos están acompañando en este tiempo tan duro que estamos pasando. Le preparé para Damita pequeñas tarjetitas con dibujos bonitos para que cuando sienta algo de fuerzas les escriba a los hermanos agradeciendo sus visitas, mensajes y llamadas telefónicas y así lo está haciendo cada vez que puede. Ha resultado en un intercambio de estímulo, fortalecido vínculos y amistad y a ella le permite sentir el gozo de dar a pesar de su dolor.

Mi salud está relativamente estable, al menos puedo cuidarla, darle su medicación, acercarle la comida y quedarme a su lado la mayor parte del día. Eso es algo que meses atrás hubiera sido imposible que pudiera hacer así es que estoy muy agradecida de estar mejor y poder cuidarla.
Tengo pendiente una visita a la cardióloga, la hipertensión  anda molestando mucho, con dolores fuertes en el pecho.

Esta mañana vino una doctora bioquímica a sacarle una muestra de sangre a Damita para unos análisis. Como trabaja en un sanatorio cercano nos atiende desde hace varios años, incluso todas las veces que estoy internada allí y últimamente venía a casa porque no podía ir.
Estaba muy sorprendida por mi mejoría. Al despedirla aproveché para hacerle ver la colcha que tejí, le encantó y dijo:

-“¡Pero esta mujer es una prócer! ¡Dios existe!” (ella era una de las doctoras que no me daban ni días de vida)

- “¡Sí! Dios existe y Él nos da las fuerzas para seguir”, le respondí

A  modo de anécdota, les cuento que no veo las horas que pase agosto y comience a llover un poco por aquí. Es que este es un tiempo seco, con días soleados pero muy frescos aún, despidiendo al invierno, con vientos. Debe ser por eso que la electricidad estática me tiene a mal traer. Todos los años es lo mismo. Pero este ya es tremendo. Ya me da miedo de tocar algo por la descarga eléctrica que se produce. ¡Pobre Lulita! Cada vez que la acaricio le hago doler las orejitas o el cuerpito por la corriente. A este paso me voy a tener que hacer un traje de plástico que sirva de aislante.¡Ando al chisperío! ¡con ruido, luces y todo! Ya parezco un personaje de ficción, despidiendo rayos por las manos o dónde me toquen.
Estoy buscando información para saber más de la Electrostática, es muy interesante, como toda la Física, que me fascina.

Me gustan estos momentos, es tarde, todos duermen y sin que ellos lo sepan, velo sus sueños, los de cada uno, hasta los de Lulita que ronca plácida a mi lado. Y escribo. Y renuevo fuerzas leyendo. El artículo citado al comienzo va concluyendo así:

“Bajo el Reino de Dios (los “nuevos cielos”), una sociedad justa de personas en la Tierra (la “nueva tierra”) será elevada a perfecta salud emocional, física y espiritual. Esto no significa que esas personas no recordarán el pasado, pero debido a todas las cosas placenteras en que pensarán entonces, y que las alegrarán, no habrá razón para que busquen en su memoria las experiencias tristes del pasado ni para que cavilen en ellas. ¡Imagínese poder uno levantarse cada mañana con la mente clara y despejada, deseoso de emprender sus actividades diarias... y nunca más sufrir de depresión!”
*** w90 1/3 pág. 9 Cómo vencer la depresión ***

Ya falta un día menos…no te canses…ya lo vemos…ese tiempo anhelado cuando no haya más angustia...


En la altura y en el lugar santo es donde resido, también con el aplastado y de espíritu humilde, para revivificar el espíritu de los de condición humilde y para revivificar el corazón de los que están siendo aplastados.
(Isaías 57:15)



lunes, 22 de agosto de 2011

No te rindas...


Todo este tiempo hemos andando entre alegrías y sobresaltos.
Una gran, gran alegría: Damita tuvo el examen  final de Piano, de 7 año y aprobó! Ahora ya le quedan algunas materias más que cursar pero lo más importante y difícil ya está.
Está muy entusiasmada en dar clases de música y piano.

 Hacía muchos años que no podía salir en familia a disfrutar de unas hamburguesas, placeres simples, pero lindos, aquí van algunos recuerdos queridos de esa noche:




A ver...¿entramos los tres, con Ezequiel?...¡Sí!
 

Como sobró un poco de lana de la colcha, estoy tejiendo un saco calado que tal vez sirva para nuestra asamblea de distrito el mes entrante, aquí va un pequeño anticipo.




Por otro lado, los problemas cardiovasculares se acentuaron y pasamos momentos difíciles, con corridas al sanatorio de emergencias. Recomendaron reposo absoluto, hasta de los sentidos (con luz apagada y sin oír nada) por un vértigo que se sumó…pero es muy difícil que no esté escuchando nada, sólo trato de estar más tiempo acostada y no tanto en la silla.
La salud de Damita nos tiene preocupados, también con corridas de emergencias, esta semana le harán varios estudios incluidos un control de sus tiroides, pero vemos cómo Jehová siempre da la salida a toda angustia.

Voy a tener que ser breve y hacer caso a eso de ir a descansar, pero les dejo este poema para todos los que luchan día a día con la depresión y problemas emocionales, heridas del alma que no se ven pero duelen tanto…pero a pesar de todo:
No te rindas…
No te canses.
No dejes de luchar.
Sé que el dolor es grande
y las fueras minadas están.

Pero no te rindas.
Sólo no estás.
Somos muchos los que te amamos
y por ti no dejamos de orar.

Quien en lo secreto te tejió
sabe de cada arista del manto de niebla,
color angustia, que a tu mente envuelve.

No te canses.
No dejes de luchar.
Por cada lágrima tuya
mil flores se abrieron,
por cada sollozo del alma
incontables pájaros cantaron…
y están todos allí…
para ti…

No te canses, por favor.
Deja que Jehová tu carga lleve…
suéltala, Él te lo pide
y hará que cual águila majestuosa
remontes vuelo sobre
lo que hoy parecen montañas.
Deja que tus pensamientos
descansen sobre los de Él,
y verás que poco a poco
la esperanza te dejará ver
el paraíso más allá del dolor.
Que tus lágrimas cambien por flores
y el sollozo por canto de pájaros…
y espera….tras la negrura de la noche
despunta el alba y brilla el sol otra vez…
Por eso…no te canses…
No te rindas…
el día se acerca ya…


Nancy
22/08/ 11




lunes, 8 de agosto de 2011

Ensanchando la familia…y ¡Colcha terminada!




Uno sabe desde el principio que algún día los hijos volarán del nido que los vio nacer para formar el suyo propio…pero parece que uno, sin querer, pospusiera mentalmente ese día para el futuro remoto y lejano.

Debe ser por eso que cuesta tanto ver que empiezan a ensayar sus alas nuevas al tiempo que formalizan su noviazgo, felizmente, en el Señor.

Es una mezcla de sentimientos encontrados: felicidad al verlos felices, y la pena de ver que se aproxima el día en que no estarán a nuestro lado y dejarán el nido vacío.

Y uno se siente mal por sentirse mal, valga la redundancia. Pero, gracias a Jehová, hasta para estos sentimientos comunes a todos los mortales, hay palabras de ánimo dentro de su pueblo.  ( Véase *** g98 22/1 pág. 9 Cómo vivir feliz con el nido vacío ***)


Sucede, que como intuirán por lo antedicho, nuestra Damita se puso de novia con un precursor muy querido de nuestra congregación: Ezequiel.

Hoy vino junto a sus padres: Pedro y Verónica, sus hermanos: Emmanuel y Lucas y su abuelita Aída.  Compartimos el almuerzo y lindos momentos juntos para ir guardándolos entre los recuerdos queridos que van formando la historia de cada familia que se ensancha en número y afectos.
Me había dado un plazo de unos dos meses para terminar de tejer la colcha….¡pero ya la terminé! Llevó 26 días hacerla y estoy muy agradecida a Jehová de estar viva y haber podido disfrutar de este trabajo. Les dejo fotitos, en algunas se ve cómo Lulita duerme en mis piernas mientras unía los motivos tejidos, todo el invierno viene la gordita a dormir encima de uno, es muy friolenta nuestra gatuna belleza.






Ahora voy a dormir entre flores…tejidas…pero flores al fin. Son detalles, pequeñas sumas cotidianas que conforman:

Ese bien tan codiciado: LA FELICIDAD
No compares tu felicidad con la de los demás, buscando deficiencias humillantes en ella. Tu felicidad es tuya y no se parece a la de los otros vivientes, porque la estás edificando con lo que brota de tu interior, no con material producido en serie. Si mejoras y enriqueces lo que brota de tu huerto íntimo, tendrás mejor material con qué edificarla y será más tuya que nunca.

Tu concepto de los amigos; tu compasión hacia los enemigos; tu capacidad para desarraigar rencores que crecen a mansalva, como hierbas intrusas en tu huerto; tu celo por la higiene mental; tu sentido del valor de la estética en los rincones más íntimos de tu persona, combatiendo pensamientos que afean el jardín cercado de tu mente; todo eso tiene mucho que ver con tu felicidad, tan personal como tus impresiones digitales, que no tienen réplica idéntica en ningún otro ser viviente.
Álef Guímel
(Del libro “Ramas y Nidos”)

Gracias por formar parte de mi porción de felicidad…los quiero mucho…

lunes, 25 de julio de 2011

Tarde de Domingo




Domingo por la tarde. 25.5 C° de temperatura. El sol se lució todos estos días regalándonos anticipos de primavera en pleno invierno. A Waldo le tocó trabajar en este horario. Damita se fue al cine con un grupo de hermanitos de la congregación. Mis papis estudian en la cocina el material para las próximas reuniones. Lulita, nuestra gatita, disfruta de los últimos rayos de sol en el patio antes que la luna y las estrellas tomen su turno en este cielo sureño.

Salí unos minutos a acompañarla. Me senté en un banquito de cemento que hizo papá para tapar un cantero que antes  se llenaba de flores pero que con los años mi mami ya no puede atender.

Parece que llegué justo a tiempo para una fiesta de pájaros que iban y venían de los árboles del vecino a nuestra tapia. Lulita los miraba atenta, lista por si acaso alguno se atrevía a bajar. Pero ellos también la veían y seguían con su jolgorio de trinos endulzando el aire, fuera de su alcance.

Creo que ellos también me veían, claro, no sólo que estaba sentada allí, sino  lo que llevo adentro, y por eso hicieron tanto alboroto alado…para que los viera. Porque saben que los amo.

Fueron sólo unos minutos en el patio, como para que no termine el día sin haber visto su luz. Pero bastaron para llenar de alegría y color esta tarde de domingo.

Ya he vuelto a rincón. No hay nada en la tele para ver. No hay problema porque ni la veo. (Estoy escuchando la Despertad! de Octubre en MP3). Tengo mucho trabajo que hacer. Ya estoy a la mitad de la colcha a crochet que estoy tejiendo y es mejor que me apure a terminarla antes que se vaya el frío pues después no podré tenerla encima mientras voy uniendo los motivos. Es muy calentita. Ya está grande y me cuesta trabajarla. Pero estoy contenta. Mi mami trataba a toda costa de persuadirme para que no la tejiera, quería que sólo hiciera una mantita chica para la silla de ruedas, porque dice que es mucho trabajo.
Pero paso todo el día aquí y quiero ver algo bonito, adornar mi entorno, sin contar la satisfacción de trabajar con las manos. Les dejo una foto de cómo vamos con la colcha hasta ahora.

En la Reunión de Servicio de esta semana Waldo tuvo una parte donde necesitaba una demostración de predicación informal en un marco realista y tuve el privilegio de participar. La hicimos con mi mami en un marco que uso siempre que puedo: al pasar por una casa veo a la señora trabajando en el jardín y me detengo a disfrutar de sus flores e intercambiar comentarios sobre plantas. Entonces le digo que el hecho de que nos gusten tanto las flores es una muestra más del propósito de Dios para la Tierra. Él nos hizo así, con el deseo de vivir para siempre en un jardín, en la tierra convertida en un paraíso. Luego le muestro un tratado con sus bellas ilustraciones mientras le menciono un texto.

Mamá preparó un pote blanco de esos de helados a modo de maceta y unas cuantas flores artificiales. Hasta se puso unos guantes para la ocasión. Dicen que quedó todo muy real y natural.
 Pero sobre todo, el gozo de poder estar presente y aun participar…y con mi mami…y con Waldo. Les dejo fotito. Ese día también estuve asignada como ama de casa de Damita en su discurso. Estoy muy contenta y agradecida a Jehová. Por cada día…

¿Los dolores? Siguen. ¿El agotamiento? Sigue. ¿Las ganas de vivir? ¡Siempre!
Y aquí estamos…compartiendo una tarde de domingo, simple, sencilla…pero feliz…con el canto de pájaros que guardó el alma…y junto a ustedes…



sábado, 16 de julio de 2011

Tejiendo...mantas, recuerdos y esperanzas...

Entre los recuerdos más preciados de la infancia están esos pocos días en que dejábamos atrás la ciudad para  visitar a los abuelos en su finca en el campo, a unos 110 km de aquí. Era una casa muy grande, rodeada de enormes árboles de naranjos, no sé a qué variedad pertenecían, pero era un deleite pasear debajo de ellos, o sentarse a su sombra a escuchar el canto del viento en sus hojas…los pájaros elevaban sus trinos llenando el aire de canto, mezclado con perfume de azahares y sueños.
En la entrada había un viejo portón de madera, como esos que se ve las películas en los ranchos ganaderos australianos.
Una acequia atravesaba los campos para riego, contorneaba el terreno: a la entrada y por el costado. Hermosas plantas de Hortensias adornaban su paso.  Detrás de la casa había una finca de naranjos y algunas mandarinas brasileñas, exquisitas.
Se perdía la vista en los cañaverales, los cultivos de papa, pimientos, tomates y toda clase de verduras.
Me gustaba subirme a los árboles para ver el atardecer desde sus ramas…son imágenes, momentos que quedaron para siempre grabados en las pupilas y el alma…
Del otro lado de la finca vivía mi bisabuela, “la abuelita Corina”. A ella le encantaba tejer a crochet y guardo como preciado tesoro un cubrecama que hizo ella en hilo de algodón rústico, hilo piolín.
Hace más de veinte años que no he vuelto por esos rincones cargados de belleza y recuerdos queridos. Ya no están los abuelos y a la casa ahora van de vez en cuando unos tíos que la compraron.
Siempre quise hacer una colcha tejida, como las que hacia la abuelita Corina, era una materia pendiente y ahora estoy embarcándome en ese proyecto, algún día espero terminarla. Recién empiezo, les dejo una muestrita en la foto de arriba, es en cashmilon semigrueso blanco, y rosas rojas.

Se escurre el tiempo…
De las cosas importantes de ayer sólo van quedando ecos que persisten en la mente, que los resguarda el corazón…
Se escapa el pensamiento hacia esos atardeces en que esperaba ver cómo el sol a dormir iba detrás de los frondosos cerros.
Los oídos quieren rescatar del pasado esas mañanas en que la algarabía de pájaros reclamaba que saliera a su encuentro antes que los primeros rayos de sol entraran por la ventana.

No sé si en realidad las cosas que amamos, los detalles hermosos de la vida…¿pasan?...
Creo que más bien se quedan para formar parte de los ladrillos de los que estamos hechos; mientras dejamos que el Gran Alfarero moldee el frágil barro que somos.

Entre las cosas que aguardamos en el Paraíso está el cumplimento de esta promesa: “La obra de sus propias manos mis escogidos usarán a grado cabal.” (Isaías 65:22.)
Jehová es muy amoroso en permitirnos aún ahora, poder trabajar en todo lo que sea el deleite de nuestras manos, aunque sea de manera limitada…así es que…¡me voy a seguir tejiendo!…la manta…los tiernos recuerdos…la esperanza…


miércoles, 6 de julio de 2011

"Después vendrá el silencio"



Y…se están cumpliendo los pronósticos sobre que este seria el invierno más intenso de la década. Llevamos varios días con temperaturas y/o sensación térmica bajo cero. Menos mal que al menos hay sol, bueno, eso dicen, yo no salgo de mi rincón ni abrimos la persiana, pero al menos una vez al día trato de ir al patio a ver a Lulita, que está poniéndose al día, tomando sol con su pancita al viento. Si mamá me ve salir, aprovecha para hacerme ver alguna planta que floreció, (hay un cactus chiquito muy bonito, con flores diminutas que me encanta). Son salidas muy breves, escasos minutos pero los disfruto.
Muchas veces ella me llevó a la cama macetas grandes, colgando de flores, para que las viera cuando no podía levantarme.


Llevo varios días muy engripada y con faringitis, Damita también, ella está tomando antibióticos y ya está mejorando. Yo prefiero tomar medicamentos homeopáticos, van más lento pero al menos no dañan el estómago, ya no resisto los remedios agresivos. La estoy pasando muy mal, pero hay que tener paciencia, como le decía a Damita:

- Me envuelvo bien en una manta, me quedo quietita…y espero….
-  ¿Esperar qué?, preguntó ella.
- Que pase…esperar que pase, le respondí.

Y sí, no queda otra, son enfermedades que tienen su ciclo, sólo hay que cuidarse y esperar…
Lo mismo sucede con este sistema en decadencia y sus males…el espacio de tiempo que tiene permitido se le acaba…sólo tenemos que cuidarnos espiritualmente, ayudar a otros a hacer lo mismo…y esperar…esperar que pase…
Con todas las cosas que nos duelen y no podemos modificar, sólo podemos hacer eso: aferrarnos fuerte a Jehová y esperar...Él a su tiempo hará que pasen...

Las noches han sido especialmente difíciles, me molesta la tos y no puedo toser con el respirador, tengo que sacarme la máscara para toser…y es a cada rato. Y no puedo dormir sin el respirador, me quedo sin respirar…es muy problemático ese tema…

En lo que doy vueltas y vueltas, pasando el largo tubo de un lado a otro, cuidando de no acostarme sobre él, parece que los sonidos de la noche se potencian en el silencio, a algunos los disfruto, como ser los fuertes ronquidos de Lulita que duerme pegadita a mi lado (tengo que moverme con cuidado para que no se caiga o la golpee con el tubo como manguera del respirador).

Pero hay otros sonidos que sobresaltan y angustian: las sirenas de alguna ambulancia, policía o bomberos que toda la noche se la  pasan corriendo de un lado a otro de la ciudad.
Orar es siempre el mejor remedio a toda inquietud, incluida esa. Luego de conversar con Jehová, si aún no logro dormir, escuchar lo cánticos con coros es un bálsamo.
Estas noches de insomnio y molestias, cada vez que escuchaba las sirenas venían a la mente estos versos, que nos trasportan al otro lado de Armagedón:


DESPUÉS VENDRÁ EL SILENCIO

Pronto esta apaleada tierra,
este planeta triste y perturbado,
ha de abrigarse con un manto nuevo,
distinto a todo lo que hubiera usado.

Un manto de silencio
urdido en los telares celestiales
con hilos de sosiego,
con madejas de paz que se devanan
y corren suavemente entre los dedos.

Un silencio bendito, sin quejidos,
sin gritos de dolor ni maldiciones,
sin horror ni metralla,
sin coches patrulleros;
sin sirenas ni alarmas,
ni veloces corridas de bomberos,
sin protestas obreras por un paga escasa,
sin lamentos de madres
reclamando algún hijo que nunca volvió a casa.

Un silencio cual música sublime
sin nada que su esencia contamine.
Sin labios que se muerdan para apagar un grito;
sin manos anudadas
porque conviene más que no se suelten.
Sin piernas refrenadas
porque de nada vale que corrieran.
Sin vientres por el hambre contraídos,
sugiriendo apetencias no saciadas
en la inclemencia de un invierno frío.
Silencio de los campos cultivados
con semillas dormidas en su seno.
Mutismo de las bestias reclinadas
después de un día de trabajo intenso.

Silencio de los niños que descansan
aunque las puertas no se hayan cerrado,
y de padres que oran dando gracias
porque el nombre de Dios se ha vindicado.

 

Álef Guímel
(Del libro “Pan sobre las Aguas)


Mientras espero que pase esta gripe…(y este sistema)…seguimos reflejándonos en el sentir del rey David, quien cantó:

Realmente hacia Dios mi alma está [esperando en] silencio.
 De él procede mi salvación.
(Salmo 62:1)




lunes, 27 de junio de 2011

Asamblea, frío, tejidos y sentimientos



Este fin de semana que acaba de pasar tuvimos nuestra Asamblea de Circuito. El invierno sacó sus  garras y estrenó sus primeras nevadas y heladas justo al tiempo de celebrarla. Veníamos de tener dos radiantes días de sol y nos levantamos el sábado con un día lluvioso y muy frío.
El centro deportivo que sirve para la ocasión está lejos de la ciudad, al pie de los cerros, de por sí es un lugar muy fresco , adaptado para soportar el calor intenso del verano, techado y cerrado, pero con mucha ventilación todo alrededor de las tribunas, así es que recurrimos a todo tipo de abrigos y mantas para envolvernos para aguantar el frío.

Pero la exquisitez del banquete preparado por Jehová mediante su esclavo fiel fue tan grande que, como siempre, hace que cualquier esfuerzo se vea compensado con creces por las bendiciones recibidas.
El amor y cariño de tantos hermanos amados nos abrigó el alma y pintó de color y alegría el gris del paisaje.
Waldo temía por mi salud, pero estaba muy abrigada y el a cada rato me envolvía en la matita que llevamos y se fijaba que no nos faltara nada. Es un compañero amoroso y leal que hace que las espinas duelan menos.
Después de varios años he podido de nuevo caminar un poco en los intervalos, saludando a los hermanos, muchos de ellos fueron a verme al hospital, varias hermanas se turnaron para cuidarme y ahora no podían creer que estuviera tan recuperada. El comentario en común que hicieron fue: “¡Es un milagro!”, mientras nos abrazábamos fuerte.
Un hermano dijo: “Hola hermanita Milagro de Jehová”. Otros dijeron: “¡Jehová ha hecho algo muy grande por vos!”

Y es realmente así, sólo Jehová tiene el poder de levantarnos del polvo y estoy muy agradecida por ello, por eso no quería perderme nada de la asamblea a pesar del frío intenso. Tengo mucho que agradecer.

Un orador dijo que el estar presentes en la asamblea a pesar de tanto frío era una muestra de fe.
Yo pensaba en los hermanos de Rusia que tuvieron que tener su asamblea en un bosque, cada uno llevando su silla en caminos lodosos, con sus rostros sonrientes, acurrucados debajo de sus paraguas, con tanto frío a campo abierto pero con los corazones encendidos de amor y el gozo de Jehová.
Así es que si ellos estuvieron presentes…¡cómo no estarlo nosotros!

Les dejo algunas fotos de nuestra asamblea. Yo estoy perdida debajo de los abrigos y una manta. Terminé el pullover y alcanzó un poco de hilo para hacerme un gorrito. No se notan mucho los detalles, pero todo tiene pequeñas flores en relieve.






  
Hoy despertamos con una sensación térmica de 3.4 C° (bajo cero) pero al menos ya brilla el sol. No puedo abrir los ojos de la congestión que tengo, pero creo que es alergia y no gripe. El frío también aumentó la hipertensión.
Pero nada priva el gozo de haber podido disfrutar de la asamblea, con tanta enseñanza y amor fraternal.

Pronostican que este será el invierno más crudo de la década. Y para el jueves y viernes de esta semana se prevén lluvias y nieve. Así es que seguiré al lado de la estufa, envuelta en mantas, entrelazando hilos que luego abriguen, o simplemente regalen una sonrisa al transformarse en pequeños juguetes tejidos que adornen este frío blanco.

Hice una foquita bebé y un collar a crochet, estoy probando y aprendiendo, ya saldrá mejor:

Detalles del pullover


Gorrito




Lulita se vino a hibernar conmigo, aunque es pesada la gordita para tenerla en las piernas, pero me encanta escucharla roncar plácida mientras busco cómo moverme sin despertarla; disfruto su compañía.

No puedo seguir escribiendo por ahora, tendré que ir a la camita hasta que esté mejor…pero ya me levantaré para seguir acompañándolos desde este rinconcito, enredando hilos, hilvanando palabras, entretejiendo sentimientos que les acerque el viento…

lunes, 20 de junio de 2011

Cuidado tierno



Es el último día del otoño. Está frío, gris y lluvioso, no es la combinación que prefiera, pero me consolaré pensando que ya sólo quedan tres meses de frío antes que se llene de flores y pájaros el jardín norteño donde vivimos.

Yo sigo en mi rincón, enredando hilos, terminando un pullover que abrigue en la asamblea próxima, y de tanto en tanto, haciendo alguna travesurita tejida, como este pequeño muñequito de nieve a crochet, con su gorrito y bufanda a tono. Hay muchas pequeñas cositas que tengo en mente y me gustaría hacer, espero hacerlas luego, ya se las mostraré, por ahora les dejo estas fotitos que nos tomamos el jueves pasado al terminar la reunión



Los análisis de sangre siguen marcando anemia y los indicadores de la inflación interna siguen aumentando, los corticoides mantenían amordazado eso pero tienen tantas consecuencias adversas que no sabes si es peor el remedio o la enfermedad.

Aunque el dolor permanente en todo el cuerpo y el agotamiento abruman mucho, lo más grave no se ve: esa inflamación en las arterias que las va dañando peligrosamente hasta perderlas en estenosis severas, con todo lo que implica perder una arteria…

Entre uno de los puntos sobresalientes de la lectura bíblica de la semana pasada, está este:

“Muchas cosas has hecho tú mismo, oh Jehová Dios mío, aun tus maravillosas obras y tus pensamientos para con nosotros; no hay nadie que pueda ser comparado a ti. Si me inclinara a informar y hablar [de ellos], han llegado a ser más numerosos de lo que yo pueda relatar.
Porque calamidades me rodearon hasta no poder contarlas. Me alcanzaron más errores míos de los que podía ver; llegaron a ser más numerosos que los cabellos de mi cabeza, y mi propio corazón me dejó.”
(Salmo 40:5,12).

Me encantó un breve comentario sobre este texto que dice así:

“No habrá calamidad ni debilidad personal capaz de aplastarnos, por muchas que sean, si no perdemos de vista el hecho de que nuestras bendiciones ‘son más numerosas de lo que podemos relatar’.”

*** w06 15/5 pág. 20 Puntos sobresalientes del libro primero de los Salmos ***

Y realmente es así, podemos dar fe, personalmente y en familia, de que es así. Calamidades y angustias nos rodearon hasta no poder contarlas, pero las bendiciones de Jehová, su poder salvador, su cuidado tierno …es mucho más numeroso de lo que podemos relatar.

Al mirar estas fotos recientes, ni yo hubiera podido imaginar hace unos meses que hoy estaría así…ni siquiera que estaría…Jehová es muy grande en poder y misericordioso como muy bien se da cuenta mi alma.

El cariño sincero, el amor y amistad que generosamente nos brindan ustedes, nuestra amada hermandad mundial, son otra muestra del cuidado tierno de nuestro Dios…gracias por recorrer el camino a nuestro lado…

Los amamos…

lunes, 13 de junio de 2011

Compartiendo detalles y "Coplas Grises"



Vamos a tratar de sacarle las telarañas a la Neuronita que está amortiguada en estos días fríos, con pocas luces para expresarse, siempre pensando que es poco o nada lo que tiene para dar.

Por aquí seguimos en esta lucha permanente, los dolores y la debilidad paralizan y toda pequeña tarea supone mucho esfuerzo. Pero es lo habitual dentro del cuadro, así es que sólo hay que sobrellevarlo con paciencia, aceptando los límites impuestos y disfrutando de cada pequeño logro alcanzado.

El jueves pasado fuimos a hacernos unos análisis de sangre de control con Damita. Los resultados estarán para la semana entrante. La doctora que nos tendió no me veía desde hacía varios meses. Estaba muy contenta  por la mejoría, dijo:

- “En los años que te conozco nunca te había visto tan bien. Tenés otra cara, te miro y parecés otra persona”
(Es que siempre me vio muy hinchada por los corticoides).

Dijo muchas cosas muy afectuosas, estaba tan contenta que no quiso cobrarme unos estudios que teníamos que pagar de contado. Dijo que era “un regalo del Laboratorio”.
Cuando haya que retirar los resultados le enviaré un cactus a crochet en agradecimiento.

Tuve que hacer una vista de urgencia a la dentista por un dolor de muelas. Pero no pudo hacerme un arreglo completo más que sacar el nervio para aliviar el dolor porque nos encontramos con un problemita inesperado: no puedo abrir la boca lo suficiente como para que ella trabaje.
Así es que me mandó a hacer unas radiografías del maxilar superior e inferior para ver si hay algún problema oculto detrás de eso.
También me pidió el teléfono de mi neuróloga para ver si el problema muscular estará afectando también esto. Mañana me llevará Waldo a hacerme las radiografías seriadas.

Se avecina nuestra Asamblea de Circuito. Los pullovers que tejí el año pasado me quedaron muy grandes, así es que estoy tejiendo otro, espero llegar a tiempo. En la parte inferior lleva motivos hexagonales que luego van unidos uno a uno. Les dejo la fotito del comienzo, espero mostrarles luego cómo queda terminado.

A los alfajores tejidos los puse en canastitas, menos mal que encontramos las que quería, una en forma de corazón y otra ovalada, quedaron presentadas así:





Estaba releyendo algunos poemas que me encantan, de entre ellos les dejo estas:


Coplas Grises

 
Si una esperanza querida
a tu paso se derrumba,
no te pares a llorarla,
pon una flor en su tumba.

Lo que cae no fenece
aun si se integra al suelo.
Los ojos no lo perciben
pero existe para el cielo.

¿Acaso el grano de trigo
no se deshace en la tierra
para dar vida a la planta
que potencialmente encierra?

Aunque se haya hincado hondo
la espina, espera y canta.
Deja que la adversidad
se haga trino en tu garganta.

Y ya verás cómo un día,
sentado sobre su tumba,
sonríe resucitado
el sueño que hoy se derrumba.


Álef Guímel



Sí:
Aunque se haya hincado hondo
la espina, espera y canta.
Deja que la adversidad
se haga trino en tu garganta.


Por eso…seguimos cantando…


martes, 31 de mayo de 2011

Por los senderos del Milenio


El otoño que vistió de tonos amarillos, ocres y naranjas el paisaje sur del planeta, ya está alistando sus maletas, el invierno se avecina con su traje blanco, bordado con cristales de nieve, y una gruesa bufanda azul cielo que hace juego con su gorro tejido a tono.
El invierno es un señor de profundos ojos negros que ve la vida dormida en las semillas y las guarda bajo su manto de nieve para que despierten en primavera.
Su mirada profunda también ve los sentimientos guardados y la vida que llevamos dentro aunque por fuera no lo perciban humanos ojos. Pero él los ve y en sus grises tardes o solitarias noches hacen que surjan desde el silencio en forma de palabras para que se derramen sobre otros como gráciles pétalos de rosas o dulce fragancia.

Ah…me estoy adelantando, aún le quedan unos días más a este Otoño. Él tiene los ojos  color miel y me regala una lluvia de hojas doradas aún sin salir de mi cuarto…las escucho correr por la vereda mientras juegan con el viento…me gusta escucharlas…

He estado un poco ausente, quietita como árbol despojado de hojas, son escasas las fuerzas y no puedo hacer mucho, pero como el árbol, seguimos aferrados al lugar asignado mientras aguardamos el tiempo en que las fuerzas acompañarán a lo que ansiamos y podremos hacer tantas cosas, no sólo para nuestro deleite, sino para los demás y para dar gracias al Dador de Vida y Señor del Tiempo.

Gracias a Jehová sigo estable, pero estoy muy decaída y dolorida, no puedo más que estar quietita, no me gusta estar así, pero, ¿qué les parece si viajamos un poquito al futuro y nos animamos juntos visualizando lo que esperamos?
Para eso les dejo esta poesía que nos transporta por los senderos de:



El Milenio


Despertar cada día a los albores
y al entusiasmo de una nueva empresa
y dormir cada noche sin temores
de que la sombra incube una sorpresa.

Estrechar cada hijo entre los brazos,
sin presentir que un día deplorado
su carne ha de caer bajo el zarpazo
del sepulcro voraz, nunca saciado.

Oír voces amadas que conduzcan
miel y perfume a nuestra simple historia,
y no temer que un día se reduzcan
solo a un hilo de luz en la memoria.

Meditar en vértice del día,
cuando la azul penumbra se levanta,
sin que aparezca un rictus de ironía,
sin nudos de dolor en la garganta.

Sentir que no hay terrores en el cielo,
que en la tierra no existen más barreras;
que el mar no inspira espanto ni recelo,
porque no quedan barcos con banderas.

Comprobar que la tierra se recobra
de tanta vieja herida y tanto daño;
y que ya nadie gime su zozobra
en algún calabozo subterráneo.

Saber que la justicia no se alía
a una balanza desequilibrada,
y que el soborno vil ya no desvía
el galardón a quién no logra nada.

Ver que la realidad que nos rodea
superó los bosquejos de los sueños.
¡eso, sí, y mucho más es lo que ondea
en la excelsa promesa del milenio!

¡Qué gran paz, de sabor desconocido,
sin grietas, trabazón ni cicatrices,
que entrando por los ojos y el oído
al cauce de las venas se deslice!

La vida vibrará en tu cuerpo sano
cuando veas tus campos florecientes,
como una credencial escrita a mano
por tu sudor sellada diariamente.

Y la lluvia temprana y la tardía,
afinarán sus tonos musicales
ensayando su antigua melodía
en el arpa pueril de tus cristales.

Después que calle el yunque en la herrería
y el arado descanse contra el muro,
y el ave abrigue en el ramal su cría
y vista el bosque su ropaje oscuro;
explorarás la noche abiertamente,
sin miedo, ni acechando lo ignorado;
quizá solo pisando levemente,
porque el orbe reposa ensimismado.

La fuente del silencio en ella brota
y el tiempo reflexiona detenido
ante el espacio inmenso, donde anota
las verdades que nadie ha desmentido.

Allí, donde ningún reloj le presta
al tiempo su mecánico latido,
ni cuenta lo pasado o lo que resta,
todo porque se habrá desvanecido.

Habrá un cuadro cambiante en que se vierta
todo matiz de gozo y sentimiento.
También la gratitud del que despierta
sumará la belleza de su acento.

Subirán a un tiempo liberado
del vientre del Sheol, al ancho suelo
que antes viera salir desorbitado
en lágrimas amargas nuestro duelo.

El buril de la duda estará quieto,
menguado y nulo el filo del pecado,
roto el taladro del deseo incorrecto,
y el clamor de la carne amordazado.

El nombre de Jehová se habrá impreso
como una flor de luz en nuestros labios,
rescatado por siempre del olvido,
vindicado por siempre del agravio.

Mucho más, que no hay como expresarlo,
ni puede concebirlo humano genio,
tu ilimitado asombro ha de palparlo
al cruzar los umbrales del milenio.



Álef Guímel