Paseo entre Cenotes
Vengo deseando hacer este viaje hace muchos
días pero no conseguía el tiempo, la tranquilidad...y las fuerzas para hacerlo.
Es uno de esos viajes sin moverme de mi rincón…¿me acompañas?...¿Sí?...entonces
alista tus sentidos y ganas de vivir para que puedan transcender la pantalla o
el papel de donde me lees y disfrutemos de esta bendición llamada: Imaginación,
para poder ir en el momento que queramos, al lugar elegido.
Hoy haremos un paseo entre cenotes de la
Riviera Maya, en la Península de Yucatán, México.
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¿Querías
decirme algo?
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Sí,
yo te acompaño…pero primero…¿qué son los Cenotes?
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Un
Cenote, (del maya dzonoot: ‘hoyo con agua’), es un
pozo natural en terreno calizo, formado por el derrumbamiento del techo de una
o varias cavernas, cuyo fondo son cauces de ríos subterráneos.
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¿O sea que son de agua dulce?
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Sí,
para los antiguos Mayas fueron fuente primordial de agua y vida y motivo de sus
asentamientos. Aún hoy son una fuente de agua segura.
Pero el agua marina
puede penetrar en los cenotes por el fondo freático aunque se encuentren a
varios kilómetros de la costa, por lo
cual, a partir de determinada profundidad, el agua pasa de dulce a salada. Esta
superficie de contacto entre el agua dulce y marina recibe el nombre de haloclina,
y provoca interesantes efectos visuales.
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Y
por qué, habiendo tantos lugares en la superficie tan llenos de sol como te
gustan, con espacios inmensos…¿por qué quieres ir a un paisaje tan diferente?
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Por
muchas razones…primero…me parecen fascinantes, ver cómo la vida sigue aunque el
suelo se hunda, me transmite muchos mensajes de no rendirse, demostrados en
ellos por experiencia. Son lugares de
una belleza exquisita, tan única y particular…mira...por ejemplo, este
maravilloso cenote al que acabamos de llegar,
está rodeado de plantas exóticas y árboles llenos de aves silvestres,
tucanes, loros, cardenales y cenzontles, entre otros.
Ven, bajemos por la
larga escalera tallada en la piedra caliza para llegar al fondo. Este es un
cenote abierto, así es que la luz permite que las paredes rocosas estén
cubiertas de vegetación. Mira cómo las raíces de los árboles en superficie,
cuelgan hasta tocar el agua, tantos metros debajo suyo…es impresionante.
Me recuerda a la
necesidad que tenemos como siervos de Jehová de buscar el agua de verdad que
nos nutra excavando en lo profundo y no
conformarnos con un conocimiento superficial.
Cenote Ik - Kil
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Es
realmente hermoso. Qué cristalina se ve el agua, color turquesa…¿habrá formas
de vida en ellas?
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Sí,
hay mucha vida en ellos, tanto en la flora como en la fauna de agua dulce en
peligro de extinción, como el pez ciego de Yucatán, la damablanca ciega, la
anguila ciega, la anguila de lodo, esponjas, bivalvos, camarones y crustáceos
despigmentados y plancton. En zonas muy cercanas a la costa, también “se pueden
encontrar algunos peces de agua salada tales como pargos y mojarras, que llegan
por conductos subterráneos que comunican el fondo del cenote con el mar.”
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¿Estará muy fría el agua?
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La
temperatura de agua en los cenotes es de 24 grados constantes todo el año. Así
es que la disfrutaremos mucho…¡ahhhh!…¿ves?...¡¡qué bien se siente!!...no puedo
creer que al fin estoy nadando en un cenote…¿te gusta?
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¡Sí!
ya perdí el miedo que me generaba nadar a tantos metros bajo tierra…
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Este
tiene una profundidad de sólo 40 metros, los hay mucho más profundos, como la
Poza de Zacatón, de Aldamas, Tamaulipas, que está lleno de agua termal, a
diferencia de este. Es uno de los cenotes más profundos del mundo con 339
metros.
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¿Te
animas a que recorramos un poco las
cavernas interconectadas por el agua? Vamos con todo el equipo de seguridad y
buceo y el guía, que nos está enseñando todo lo que necesitamos saber para
adentrarnos en este camino de estalactitas y estalagmitas?
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No.
A mi déjame donde haya luz nomás y pueda nadar en esta laguna subterránea
escuchando cantar a las los pájaros en
la superficie, y ver a algunos curiosos que se posan en las paredes rocosas
cubiertas de vegetación. Vi muchos nidos allí, bien resguardados.
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Bien,
te dejo descansar un poco mientras veo si me permitirán bucear más allá de
caverna como quisiera.
Mientras me preparaba
para este viaje, aprendí que hay una diferencia entre buceo de caverna y buceo
entre cuevas. Aparentemente pareciera lo mismo, pero no. Los buzos de cavernas
en general no bajan a más de 40 metros de la superficie. Además, los buzos de
cavernas mantienen la entrada claramente a la vista en todo momento, y usan una
guía para que, en caso accidental de perder de vista la entrada, los buzos
puedan recuperarla inmediatamente.
En cambio, los buzos
de cuevas pueden adentrarse miles de metros, es un buceo técnico, por lo que se
requiere otro tipo de certificación para poder hacerlo. No es para turistas en
general, salvo que sean buzos aprobados para esto.
Menos mal que en mi
mundo de escritura, soy saludable, no tengo problemas respiratorios y tengo
toda la certificación necesaria para adentrarme por esos laberintos de agua.
Quisiera poder contarte lo que mis ojos ven mientras avanzo…
Antes de comenzar la
subacuática recorrida, el guía nos explica, a otros tres buzos y a mí, cómo
está planificada la inmersión, mapas, revisión mutua del equipo, etc. Nos
cuenta algo de la historia de las cuevas y los cenotes que se conectan, algunos
datos geológicos y recomendaciones para preservar el lugar y no dañar el medio
ambiente. Lo cual me parece fantástico.
Como dato muy interesante,
nos cuenta que Sac Actun, es un laberíntico sistema de cavernas inundadas de
México.
Según National
Geographic, el conjunto de cavidades interconectadas suma 347 kilómetros, pero
de comprobarse su conexión con otros sistemas aledaños podría ser un sistema
monstruoso de hasta 1.000 kilómetros. Impresionante.
Tantas cifras no dejan
de darme vueltas en la cabeza tratando de visualizar y comprender la magnitud
de lo que eso representa. A la vez que no deja de hablarme de su Magnífico
Creador, que diseñó y conoce cada recodo de ese camino de agua que corre bajo
los pies de millones de mexicanos que siguen sus rutina diaria, quizás ajenos a
tan maravilloso tesoro oculto.
No sé, por qué, de
pronto recordé a las geodas, esas piedras maravillosas que aparentemente no
ofrecen nada en particular, pero sin embargo, al abrirlas encuentras una bella
caverna de cristales púrpuras, brillantes…que te dejan extasiados por tanta
belleza…
Y traer a colación a
las geodas es también recordar a tantas personas con las que nos rodeamos,
calladas, sin llamar la atención a sus logros, libres de vanidades, y que sin
embargo, al conocerlas, descubres cualidades y talentos, por los que
simplemente no puedes dejar de admirarlas y dar gracias al Dios del Cielo por
los dones que les fueron otorgados.
Llegó la hora de
sumergirse…tengo que tratar de controlar la emoción que esto supone. El agua
tibia hace más placentera la experiencia. Comenzamos a descender, lento, la
visibilidad del agua es increíble, una transparencia que permite apreciar cada
detalle con los que vamos encontrándonos. Dentro del cenote, la visibilidad es
de 150 metros. Pareciera que tan solo vamos caminando a la luz del día por el
lecho acuífero.
A medida que nos
alejamos de la entrada nos sumergimos
por algunos espacios amplios, de paredes blancas, con columnas de estalactitas
y estalagmitas que en ocasiones estrechan el paso y tenemos que ir en fila
india. Observamos uno que otro pez sin
color, propio de estas profundidades donde no llega ya la luz del sol. Algunas
cuevas son de color ámbar, y el agua, sigue siendo tan cristalina que resulta
difícil explicar esta rara belleza. A su
vez, eso también nos tranquiliza porque podemos ver todo alrededor sin temor de
andar a tientas sin saber lo que hay alrededor.
Es sorprendente, que
a estas profundidades, encontremos muchos fósiles que nos hablan de lo que era
la vida y costumbres de los mayas, más allá de los sacrificios que solían
hacer, cómo era su vida….y cómo es posible encontrarlas aquí…sin duda, queda mucho por descubrir y seguir aprendiendo.
No sé en qué
momento vamos viendo ya la luz que se
filtra por otro cenote al que llegamos, por donde saldremos a la superficie…
Tengo mucho que
contar y me fallan las palabras. Las sensaciones experimentadas, sentir mi
propio pulso mientras no sabes si nadas
o vuelas por estas aguas diáfanas y tan extensas que parecieran no tener
límites…
Gracias por venir a
esperarme de este otro lado…de las cuevas…de la pantalla…del papel…
Hace mucho tiempo,
Dios tuvo una conversación con un fiel siervo suyo, Job. En un momento dado, el
Creador menciona que “las aguas mismas se mantienen escondidas como por piedra,
y la superficie de la profundidad acuosa se hace compacta.” (Job 38:30)
¿Habrá tenido Él en mente este espectacular sistema de aguas
subterráneas? ¿Estos cenotes?... Solo Él
sabe la cantidad de aguas escondidas que hay, y dónde, en toda su extensión, y
como siempre, el hombre sólo conoce los bordes de Sus caminos.
Pero qué agradecidos estamos que nos permita conocer aunque sea algo de
esos bordes, que nos hablan y enseñan tanto de Él, de su grandeza incomparable,
de su sabiduría sin par…de tanto amor y delicadeza al diseñar la tierra y
prepararla para nuestra felicidad eterna…
Esos cauces de agua subterránea cantan, nadie los escucha, pero cantan
una versión diferente al canto del río en superficie…
Mi corazón y mente también cantan, agradecidos, aunque por ahora mis días
transcurran como cauces escondidos…
imperceptible…
Nancy
28-6-19